"En cuanto ha habido formación, las mujeres llenan los atriles de las orquestas"
Pablo Heras-Casado, director del Festival de Música y Danza
El músico granadino afronta el segundo año al frente de la gran cita de Granada con la cultura en una 68 edición que alarga su duración y que recuerda a Berlioz y Manuel Falla
Granada/–El año pasado había vuelto al modelo tradicional de dos semanas y media y en esta 68 edición el Festival se prologan desde el viernes 21 hasta el viernes 12 de julio. ¿Por qué ha regresado a las tres semanas de duración que amplió su antecesor en la dirección, Diego Martínez?
–No es una cuestión de concepto ni de modelo, es una cuestión práctica. Uno de los elementos que consideraba más claros en esta ocasión era la clausura con el estreno del Alhambra Concierto para violín encargo del Festival con la orquesta que lo interpretará y la implicación de Frederic Amat. El viernes 21 era la fecha para que todo esto ocurriera y, clausurando ese día, se nos planteaba un festival de tres semanas. No habido nada más. Era el momento para llegar a este proyecto de gran fin de fiesta.
-Entonces, no significa que esta sea la duración habitual de nuevo.
–Exactamente, se volverá a las dos y media.
–El año pasado se encargó de la inauguración. ¿Por qué ha optado por dirigir un concierto con la Orquesta de París el día 5 de julio y la clausura?
-De nuevo es porque monto las piezas del Festival y pongo los elementos sobre la marcha. El año surgió así pasado por la invitación de una de las mejores orquestas de la actualidad, y con el tipo de programa que venía, me parecía una manera de alternarme con su director. Cuadraba bien. Y este año al dirigir la clausura con este proyecto que estoy diseñando desde hace ya más de dos años, me parecía mejor no hacer la inauguración.
–En esta ocasión ha elegido para abrir a la OCG.
–Era importante hacer una apuesta por la OCG y el concierto de inauguración es el más icónico del Festival. Como director de orquesta y del Festival es una declaración de intenciones porque creo que tiene que ser una pieza importante de la cultura granadina, al margen de otras cuestiones como manifestaciones o manifiestos. El Festival así demuestra que está del lado de la Orquesta. Además, contará en esta ocasión con uno de los grandes directores de todo el mundo y es importante que alguien así venga a dirigir a la OCG.
–El año pasado ya se habló en la entrevista previa al Festival de la situación de la OCG. En este último año la formación ha seguido siendo noticia. ¿Qué opina de las últimas noticias de la OCG: huelga, compromiso institucional...? ¿Está ya garantizada su supervivencia?
–Actualmente, por desgracia, ninguna institución cultural está fuera de peligro. Yo soy autocrítico como artista profesional y también como director de Festival: hay que estar atento para adaptarse a los tiempos, a reaccionar y estar siempre a la vanguardia para saber como jugar un papel importante como actores de una sociedad cambiante. Uno no puede permanecer en un modelo que funcionaba hace 20 años pero puede que ya no. La OCG también tiene que ser autocrítica y hacer el trabajo desde dentro.
–¿En qué sentido?
–No sólo en lo artístico y musical, también en lo administrativo y en lo logístico. Hay que adaptar el modelo continuamente. Evidentemente, yo he sido siempre crítico y lo sigo siendo: las instituciones tienen que apostar por la Cultura. Pero, por ejemplo, el Teatro Real de un año para otro perdió prácticamente el 50% de su subvención y se ha estado reinventando. Hoy en día tiene el 60% de su financiación privada. Y así otras instituciones, en España y fuera. Hay que hacer la revolución desde dentro y a partir de ahí, exigir.
–Hay varias orquestas andaluzas en esa situación
–Esto no es una crítica a la OCG ni a nadie, es simplemente una constatación, como artista, de cuál es la realidad. Hay que ser autocríticos en Granada, en Sevilla, en Córdoba y Málaga. A partir de la autocrítica y pensar que puede hacer cada persona, pero no solamente los músicos, exigir. El Festival, por nuestra parte, estamos haciendo todo con el gesto de tener siempre a la orquesta, y conmigo más que nunca, como protagonista del festival.
–Decía que Granada ha sido siempre una ciudad muy beethoveniana y wagneriana. Abrir con una obertura que se programa muy poco (Jeanne d´Arc, de Moscheles) en un concierto que incluye una obra de Beethoven, ¿es la línea del Festival: sorprender y complacer?
–Bueno, complacer no exactamente. Hay que tener en cuenta siempre el contexto en el que se hace un festival: no puedes hacerlo igual en una ciudad de sur de Italia que en el norte de Alemania, que en Estados Unidos. Hay que saber el auditorio y la tradición que tienes, pero también la obligación del artista es la de innovar y hacer una pedagogía, dar a conocer formatos, obras, compositores nuevos... Hay que contar una historia del Festival, porque la de Granada es única. Es importante abrir con un compositor prácticamente desconocido por el gran público pero contemporáneo de Beethoven para abrir repertorio y fronteras. Y luego, un concierto para violín de él que es una de las grandes obras de repertorio. El año que viene habrá un gran aniversario de Beethoven y el Festival también estará presente. Es una forma de caminar en esa dirección.
–Esta cita cerrará con un estreno muy especial: una versión de El sombrero de tres picos con escena y creación de banda visual de Frederic Amat. ¿Qué tendrá de sorprendente esta versión?
–El sombrero de tres picos con esta constelación es algo único. Mahler Chamber Orquesta –con la que acabo de grabar este ballet además del Amor brujo con Marina Heredia– no tiene competidora hoy en día que pueda rivalizar en nivel a la hora de tocar esta música, muy compleja y distinta. Hace ya siete u ocho años que tenía el deseo de llevar a cabo este proyecto con ellos. Además, poder incluir la banda visual a cargo de Frederic Amat y en el entorno del Carlos V es un sueño cumplido.
–En la clausura también habrá una consagrada como este ballet de Falla y un estreno absoluto: Alhambra concierto para violín y orquesta del húngaro Peter Eötvös.
–Esta pieza es un hito que enriquece el repertorio del Festival y de la Alhambra, que es uno de los objetivos que me propuso como director, una línea que ya empezamos el año pasado. Además, este concierto va a viajar a Berlín, Pekín, Londres y París.
–¿Cómo surgió este encargo?
–Eötvös es una de las personalidades más influyentes del mundo de la música y lo conozco desde hace muchos años. A través de mi relación con él aceptó este encargo y en seguida me puse a trabajar para que otras grandes instituciones se sumasen a este proyecto, como la Filarmónica de Berlín o la de París. Es una gran coproducción del Festival con otras instituciones importantísimas.
–En la anterior edición, la primera que dirigió, advertía que “el público tenía que estar preparado para enfrentarse a cosas nuevas”. En esta labor de pedagogía que señala, además de estas creaciones, ¿cuáles son las novedades, en lo artístico y la intendencia?
–La novedades vienen sobre todo de lo artístico. El primer concierto, como hemos dicho, tiene obras tan conocidas como la Escocesa de Mendelssohn y el concierto para violín de Beethoven, con otra que no se ha tocado nunca en el festival de un compositor como Moscheles. A partir de ahí se trata de ofrecer ángulos desconocidos del repertorio. Este año hay una presencia inaudita de mujeres compositoras en el Festival. Creo que nunca se ha hablado lo suficiente de esto.
Creo que el Festival nunca ha tenido un índice tan alto de nombres femeninos, empezando por el concierto de Roberta Invernizzi el día 2 de junio en el que la totalidad de la música es de compositoras del barroco. Antes hay un concierto en el Patio de los Arrayanes con el Cuarteto Meta4 con piezas de dos compositoras importantísimas en la historia de la música como Fanny Mendelssoh-Hensel y Kaija Saariaho. Hay un recital para piano con uno de los mejores pianistas de la actualidad con obras de Clara Schumann, la que fuera mujer de Robert Schumann, gran compositora y pianista. Es momento para ampliar el repertorio en ese sentido:mostrar grandes figuras de la historia de la música que han sido tratadas injustamente. Al margen de las compositoras, también la presencia de la mujer creadora como Maria Joao Pires, una de las grandes damas del piano. Todo el festival está repleto, pero no de una manera forzada.
–¿Es imprescindible incluir la perspectiva de género en el programa de cualquier festival?
–Yo quiero pensar que es algo natural, como el hecho de que ahora todas las orquestas del mundo estén llenas de mujeres. Es una cuestión que ha llegado para quedarse. En cuanto ha habido la formación, las mujeres llenan los atriles de las orquestas. Ya nadie se lo cuestiona.
–Amat también hace el diseño del cartel y la escenografía de Las bodas de Fígaro. ¿Se ha convertido en el protagonista de esta edición?
–Claro, por eso está anunciado como artista residente. Además Las bodas de Fígaro viene de la mano del mayor experto y la mejor orquesta para interpretar a Mozart de la actualidad. Amat participa como artista visual y le encargué también la imagen de este año porque pienso que es importante su presencia en el festival, que creo que no es sólo un Festival de música y danza sino una fiesta de las artes y de los sentidos.
–A propósito, vuelve la ópera con Las bodas de Fígaro por partida doble, el viernes 28 y el domingo 30 de junio. ¿Hay muchas ganas de ópera en Granada?
–Yo espero que sí. Creo que es una forma artística universal. El festival, aunque no está en su naturaleza la ópera porque no tenemos un espacio escénico que cubra sus necesidades, por elección propia creo que debía estar. Y particularmente estoy muy contento que sea esta ópera y con este formato. Creo que los números y las cifras de venta ya dicen que sí, que hay muchas ganas de ópera.
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