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“Lo que he hecho casi es inventar una ópera de una hora y media”

Entrevista del Festival de Música y Danza a Aaron Zapico, músico

El director e intérprete asturiano regresa a los escenarios del Festival de Música y Danza de Granada con el trío Forma Antiqva, una formación en la que está acompañado por sus hermanos

“Lo que he hecho casi es inventar una ópera de una hora y media” / Archivo

Granada/En sus tres facetas de intérprete, director y profesor, Aaron Zapico participa en la edición del Festival de Música y Danza de este año. Esta misma noche ofrecerá un concierto en el Patio de los Inocentes del Hospital Real con el trío en el que comparte protagonismo con sus dos hermanos, Pablo y Daniel.

–La soprano Anna Caterina Antonacci, que debía cantar hoy junto a Forma Antiqva, será sustituida por Nuria Rial tras verse obligada a guardar cuarentena por su contacto con un positivo COVID. ¿Es muy difícil trabajar en estos tiempos de pandemia?

–Como somos seres humanos los artistas, estas cosas pasan. Hay imprevistos anunciados con meses o días de antelación, pero también de última hora, incluso el día del concierto. Siempre supone un gasto de energía extra, pero nadie está libre de que le pase. Por suerte, en nuestro caso ya habíamos hecho algún otro proyecto y nos encanta que el destino nos haya juntado otra vez con ella. Miel sobre hojuelas, aunque haya que trabajar un poco más.

–¿Han tenido mucho tiempo para ensayar?

–Por fortuna llegó el martes y hemos estado ensayando sin parar porque es un programa muy exigente. Es una música muy compleja que necesita un mínimo de horas. Y porque, como digo, nos conocemos de hace muchos años o también sería imposible.

–Es un programa elegido por usted para el Festival de Música y Danza. ¿Ha sido difícil?

–Han sido meses de trabajo: de elegir esta obra, combinarla con la otra... Es una obra de orfebrería y claro, es muy exigente y especial.

"Poder tocar con mis hermanos es un privilegio porque son unos músicos mayúsculos”

–¿Por qué esa “labor de orfebrería”?

–Son obras del 1600 en Italia, del nacimiento de la ópera, y están todas muy cuidadosamente elegido. Combinamos muchos autores y pueden ser muy breves, pero con un carácter muy determinado. Lo que he hecho casi es inventar una ópera de una hora y media. Es un viaje emocional para el espectador.

–¿En esa labor de investigación le ayuda su faceta de docente?

–Ninguna de mis facetas las dejo de lado cuando estoy tocando o dirigiendo. La música o como me expreso ante el público soy yo mismo: puede ser mi experiencia docente, lo que he vivido con mi familia, mi labor como intérprete, Aaron Zapico anónimo... No me divido en compartimentos y todo se refleja en lo que estoy expresando a través de la música. Intento que todo caiga en el mismo saco y lo pueda manifestar cuando toco o dirijo.

–Además del concierto de mañana, en esta 70 edición del Festival de Música y Danza también ha participado como profesor de la Academia Barroca y director musical de la genial ópera de Henry Purcell The Fairy Queen, adaptación de la comedia Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, que es el eje de este año. Además ha participado en las cuatro últimas ediciones. Es casi un artista residente.

–Yo diría que soy un músico adoptado (risas). Para mi es un lujo y un regalo estar aquí. Tengo la suerte de conocer muy bien el Festival de Granada, a su personal, pero este año la relación ha sido aún más estrecha por toda esta incertidumbre e imprevistos. Sólo tengo palabras de agradecimiento por el trabajo que están haciendo mimando a los músicos y capeando el temporal. Es digno de admiración por el trabajo que están llevando a cabo.

–Usted ha sido director del Festival de Música Antigua de Gijón, ¿está más próximo a los avatares y vicisitudes que implica la dirección de un festival en estas circunstancias que otros intérpretes?

–Claro, eso me hace valorar mucho más la labor de Antonio Moral, que es la cabeza visible, y de todo su equipo. Por ejemplo, en la Academia Barroca tuvimos que parar dos veces para hacer una serie de PCR preventivas. Y siempre, con todo lo que pasa, con una sonrisa y la amabilidad por bandera. El que organiza cosas sabe lo costoso que es e igual la persona que no organiza eventos o proyectos no lo ve así. Me hace apreciar la metodología que hay en el Festival. En Granada se tienen que sentir muy orgullosos.

–En cuanto al panorama de la música antigua, ¿qué papel juega el Festival de Música y Danza?

–Por hacer una comparación gráfica, fuera de Granada se considera al mismo tamaño que vemos la Alhambra: algo único e inimitable, que forma parte de nosotros, de nuestra tradición e historia. Yo voy a la Alhambra todos los años que vengo. Esta edición también voy el día que me marcho acompañado por una de mis hijas. El Festival es la Alhambra en música antigua.

–Además de su hija, viaja con sus hermanos. ¿Es más fácil o más difícil trabajar en familia? ¿Hay más roces porque hay más confianza?

–Es difícil generalizar porque hay familias y familias, pero a nosotros nos educaron en unos valores que nos hacen tocar muy a gusto. Poder trabajar con ellos es un placer y un privilegio porque son músicos mayúsculos. Y se junta también que a los tres nos gusta viajar, nos gusta comer, beber, nos gusta ir a museos, disfrutar la vida y tocar. En el escenario somos compañeros y fuera también. Lo de ser hermanos ni nos suma ni nos resta. Como llevamos 20 años tocando juntos, ya sabes las líneas que no puedes transgredir. La educación y el respeto es el mismo que con los músicos que de fuera.

–¿De dónde viene en su familia la afición por la música?

–Mis padres, que no son músicos, fueron muy inquietos. Mi padre siempre se relacionó con el mundo del teatro pero nos apuntaron a un conservatorio para ampliar nuestros horizontes porque había uno cerca de casa, pero podía haber sido el teatro, el ballet... Si se lo hubiesen calculado, ni en tres vidas les habría salido así.

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