Amancio Ortega, feliz en la boda de su hija
Enlace de Marta Ortega
Marta Ortega lució un esmóquin en la fiesta nocturna celebrada este viernes en el Náutico coruñés
Marta Ortega, heredera del imperio empresarial de Inditex, ha vivido el fin de semana que soñaba con sus segundas nupcias con Carlos Torretta, hijo del diseñador Roberto Torretta.
Entre los más felices con la celebración, el padre, Amancio Ortega, que no suele prodigarse en posados ante los medios. Tras la ceremonia íntima, en la noche del viernes se celebraba la fiesta en el Club Náutico coruñés. La novia lucía un esmóquin y una camisa negra transparente y el marido, sin corbata, por un traje casual.
Entre los invitados: los modelos Eugenia Silva y Jon Kortajarena, la actriz Amaia Salamanca (que lucía una falda corta y ceñida negra y un top que simulaba un corazón) y su marido, el empresario Rosauro Varo, la chef Samantha Vallejo-Nágera, Athina Onassis o el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. La celebración se reanudaba ayer tarde en el centro hípico de Arteixo, Casas Novas.
Ha sido la culminación de un enlace que se inicio en la intimidad de la casa de cinco plantas que la familia de la novia posee en O Parrote, una zona céntrica de A Coruña, donde quedó patente la elegancia de la novia. Sobre el vestido nupcial Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino, confesó que "acompañar a la mujer en uno de los momentos más importantes de su vida siempre es un regalo". Piccioli ha contado en un comunicado que a través del diseño perfilado quiso transmitir un imaginario con un inusual y marcado sentido del romanticismo, lleno de ligereza, frescura e intención, con el objeto de ilustrar la fuerte personalidad de esta mujer de 34 años.
Por ello eligió un sofisticado rosa claro casi blanco que "quería que fuese ligero como un aura que irradia las emociones de la novia", no solo un vestido, "sino algo vinculado a la magia del momento, al igual que el velo y las pequeñas flores en el peinado". La camisa de gasa plisada y la falda, a su vez, "hablan un lenguaje más contemporáneo y, al mismo tiempo, romántico", según el diseñador.
"Este lenguaje me dio la oportunidad de vestir a Marta en un momento tan especial", por lo tanto, "espero que disfrute de esta creación tanto como yo disfruté al concebirla para ella", ha destacado Piccioli.
El novio, Carlos Torretta, con el pelo recogido en una cola baja, optó por un elegante traje clásico en color azul medianoche, confeccionado a medida por una sastrería de Savile Row.
En cuanto al calzado, el de Marta era un salón escotado de piel en el mismo tono que el vestido. Lució como únicas joyas su anillo de pedida y unos sencillos brillantes rosas como pendientes.
En su muñeca, un hilo azul con el que cumplía con la tradición de llevar algún detalle en ese color y el pelo, con sencillas ondas, obra de su peluquera de confianza.
El ramo que portó Marta, obra del florista francés Thierry Boutemy, estaba inspirado en los colores de la naturaleza gallega.
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