1985: El año en el que los boticarios inventan el rebujito y El Marce mata a dos guardias civiles
Granada año a año
La explosión de un mesón en la Calle Elvira provoca 60 heridos y cuantiosos daños materiales
Alfredo Kraus amenaza con suspender su actuación en el Festival si no le pagan antes los cuatro millones de pesetas que pide
1984: El año en el que declaran a la Alhambra Patrimonio de la Humanidad y desmantelan el 'bingo del amor'
1983: El año en el que cierra 'Patria', nos quitan Capitanía y aparece el hombre de Orce
En 1985 los hoteleros y empresarios turísticos piensan, tienen sus motivos, que Granada está sucia y llena de claveleras agresivas, pedigüeños cansinos y pillines limpiabotas dispuestos a sablear a las personas que nos visitan. Así se lo hacen saber al Ayuntamiento de Granada y al Gobierno Civil de para que ponga remedio porque todo esto espanta a los turistas. Las claveleras (llamadas así porque ofrecían claveles, muchos chuchurríos) iban en ocasiones acompañadas de niños pequeños y acosaban a los turistas de tal manera que llegaban a provocar graves trifulcas callejeras. El 13 de septiembre de 1985 se reúne la Junta Provincial de Seguridad Ciudadana, presidida por el gobernador civil Pedro Temboury, y decide erradicar cualquier actividad callejera que perjudicara el turismo la ciudad. Difícil tarea porque el gremio que pretendía vivir de los sablazos a los turistas se las saben todas y aburre a los policías y guardias municipales que intentan cumplir con la orden de la Junta Provincial de Seguridad Ciudadana. El problema de las claveleras estará presente en la ciudad muchos años más. Aun hoy se las ve por los alrededores de la catedral ofreciendo a los turistas ramitas de arrayán, aunque ya mucho más comedidas.
El malagueño Pedro Temboury es nombrado gobernador civil en marzo de ese año y viene con el propósito de erradicar los núcleos de ultraderecha que hasta ese momento campaban a su anchas en la ciudad. Esta tarea si la haría bien y pronto se gana el respeto de los granadinos por su talante liberal y abierto a la hora de solucionar los conflictos ciudadanos de todo tipo. Pedro Temboury moriría en 1989, a los 43 años, de un cáncer de pulmón. Hasta los últimos días de su vida ejercería de gobernador civil de Granada.
Al entrar de lleno la Junta de Andalucía en el Festival Internacional de Música y Danza cambia el patronato en el que, a partir de 1985, figurarán representantes de las tres administraciones: central, autonómica y local. El llamado 'comisario del festival' será sustituido por la figura del 'director del festival'. El primero, nombrado ese año, sería el granadino Antonio Martín Moreno, que para empezar tuvo que lidiar con el incidente provocado por Alfredo Kraus. Según cuenta José Luis Entrala en su libro sobre anécdotas de Granada, el Ministerio de Cultura se empeñó en que el cantante canario actuase en el Festival de Granada. Antonio Martín Moreno no quería, más que nada porque lo que pedía Kraus eran casi cuatro millones de pesetas, cantidad que sin duda le iba desestabilizar el presupuesto del certamen. Caballé y José Carreras habían cobrado 800.000 pesetas, cachés que se veían normales, pero lo del tenor canario era demasiado. Después de un tira y afloja Martín Moreno accedió a las pretensiones del Ministerio de Cultura, que querían tener a Kraus en el festival para demostrar que no había ningún veto oficial contra él. Martín Moreno accedió a regañadientes. Pero es que, en el descanso de la actuación, el tenor, que tenía cobrada la mitad del dinero, se empeñó en que le dieran el resto, amenazando con no salir al escenario hasta que no le pagaran. Y ahí me tienen al bueno de Martín Moreno intentando buscar dinero debajo de las piedras para pagarle todo lo que pedía el tenor, que además de su caché quiso un mercedes con aire acondicionado a su disposición, los gastos de viaje y tres pasajes de avión Milán-Granada-Milán, Barcelona-Granada-Barcelona y Madrid-Granada-Madrid. El caso es que el espectáculo, que se celebró en el Palacio de Carlos V, estuvo más de veinte minutos suspendido y solo se reanudó cuando las exigencias económicas del canario fueron atendidas. Y encima el tenor en una entrevista puso a parir al director granadino por no haberle querido pagar a tiempo. Al final el artista percibió 3.798.000 pesetas. Nunca unas notas musicales y unas canciones fueron tan caras en Granada.
La huelga en la Alhambra
Ese año también hay cambios en la Alhambra. Con las competencias ya casi completadas, la Junta de Andalucía aprueba la creación de la Comisaría para la Alhambra y el Generalife. Es nombrado primero comisario y después director del Patronato Mateo Revilla, que había sido viceconsejero de Cultura. También ese año se convierten en funcionarios de la Junta los 146 trabajadores que formaban la plantilla. La Junta está decidida a poner orden en el conjunto monumental y será Mateo Revilla en encargado de hacerlo. El primer problema que tiene que solventar el nuevo director es aclarar por qué hay una cuenta corriente no controlada a nombre de la Alhambra y de donde proceden dos millones de pesetas que se encuentra en un armario. Revilla descubre que tanto el dinero de la caja como el de la cuenta corriente procedía de la venta de las postales y publicaciones efectuadas en la misma Alhambra. Ese dinero se repartía entre el personal jubilado y el activo para redondear sus sueldos. Al eliminar Revilla esa prebenda, se lía el pifostio porque los trabajadores de la Alhambra piensan que el cobro esas cantidades recibidas por la venta de las postales es un derecho adquirido: las venían recibiendo desde hacía 30 años. El 11 de noviembre se inicia una huelga de los trabajadores porque quieren seguir con la prebenda. O eso o que les suban los sueldos. La huelga del personal obliga a cerrar la Alhambra, hasta ese momento circunstancia inédita. Todo se zanja cuando la Junta decide pagar todos los años un suplemento de 200.000 pesetas a los trabajadores durante veinte años.
Por cierto, en febrero de ese año se estrella un avión en Bilbao en el que mueren 148 personas. El avión, un Boeing 727, se llamaba Alhambra de Granada. Entre los fallecidos había una granadina y el propietario de los Multicines Centro.
Y ya metidos en el terreno de los sucesos, en la hora del aperitivo del día 22 de mayo de 1985 sucedió una explosión en la calle Elvira que, además de asustar a toda Granada, causó heridas a más de 60 personas. La explosión se produjo a consecuencia de un escape de gas propano del llamado Mesón Andaluz. Momentos antes, los vecinos habían advertido un fuerte olor a gas, por lo que decidieron llamar a la Policía Municipal, que llegó cuando la explosión ya se había producido. La explosión destruyó totalmente el edificio y afectó a otros restaurantes, como el Riviera y La Nueva Bodega. Una buena parte de los heridos eran funcionarios municipales –muchos de ellos, policías–, que se encontraban en un bar cercano tomando un aperitivo después de haber asistido a una misa en la iglesia de los dominicos, situada a unos 15 metros del restaurante, para conmemorar la festividad de su patrona, santa Rita de Casia. El restaurante daba todos los días alrededor de 200 menú. A la hora de la explosión todavía no se había comenzado a servir comidas. Menos mal. La confusión hizo pensar a mucha gente que se trataba de un atentado terrorista.
El once de febrero un temporal de lluvia origina una alarmante crecida del río Genil, que a su vez provoca inundaciones tanto en la capital como en los pueblos de la Vega. Tras esas inundaciones, el Ayuntamiento decide clausurar muchas de las cuevas del Sacromonte y de la carretera de El Fargue en donde muchos grupos musicales que estaban naciendo se metían a ensayar. Una caroca de ese año expuesta en Bibrrambla da fe de la medida: Fácil es el apreciar/que los grupos de Granada/se han quedado en la estacada/al tenerse que marchar/de sus cuevas tan amadas.
El Ayuntamiento de Granada concede ese año la Medalla de Oro de la Ciudad al pintor José Guerrero y la Medalla de Oro se la entrega a la reina Sofía, aprovechando que el 27 de marzo visita la ciudad con la reina Sofía como acompañante de la reina Noor de Jordania, la esposa de Hussein, el cual se había quedado en Madrid solucionando asuntos de Estado. Por aquellos años la reina Noor, una bella rubia americana que se había casado con el monarca jordano, era una de las principales protagonistas de la prensa del corazón. A ambas reinas les explicó la Alhambra el inolvidable Emilio de Santiago, del que se decía que conocía mejor el monumento nazarí que la cocina de su casa.
El Centro Artístico de Granada cumple en 1985 cien años y para ello rememora la intensa relación que tuvieron con la institución personajes como García Lorca, Falla, Fernando de los Ríos o Andrés Sevogia. Y la gran cantidad de pintores importantes que expusieron allí por primera vez. Conferencias, exposiciones diversas mesas redondas fueron organizadas para celebrar el aniversario.
El nueve de junio, durante las fiestas del Corpus, el torero Ortega Cano sufre una cogida grave en el coso granadino. La cogida fue de las de voltereta incluida. Ese mismo mes se inaugura el nuevo puente sobre el Genil (el puente de Sánchez lo llamaría la población por la cercanía a la tienda de electrodomésticos que había en la zona). Y también en el Corpus sucede ese año algo que revolucionará la manera de participar en la feria: la invención del 'rebujito'. Fue en la caseta de la Rebotica cuando a unos caseteros les dio por mezclar la manzanilla o el vino amontillado con seven-up o casera blanca. Fresquito entraba muy bien y se aguantaba mejor los muchos tragos que la feria requería. Un año más tarde los sevillanos se apropiaron el invento.
Robo en la Abadía
Durante la década de los ochenta fueron varias las veces que robaron la Abadía del Sacromonte, pero importante fue el robo perpetrado en mayo de 1985, donde los ladrones se llevaron un cuadro atribuido a Goya (un retrato de Francisco de Saavedra) y otras valiosas obras de arte. Los ladrones aprovechaban la nula vigilancia del edificio, en el que solo residía el abad Jesús Roldán, el cual no cesaba de pedir cualquier tipo de protección que hiciera persuadir a los ladrones de sus continuos saqueos al monumento. Todo lo más que consiguió fue un perro que actuaba de vigilante y que desapareció también el día del robo. Los ladrones, en su huida, olvidaron unas cartas del conquistador Pizarro a Carlos I. Curiosamente, el cuadro atribuido a Goya fue dejado unos años después en el Museo del Prado de Madrid por unos desconocidos que pusieron el óleo en el mostrador de entrada y se fueron. También la policía recuperó una arqueta de madera y varias maderas policromadas datadas en el siglo XVI. Si de algo sirvió aquel robo fue para que los técnicos de la Junta tomaran conciencia de que la abadía sacromontana era un bien que había que preservar.
En Huétor Santillán el cadáver de una niña de cuatro años llamada Ana Isabel, aparece ese año en el fondo de un pozo. Tras su desaparición, se había organizado una batida para búsqueda en la que había participado la misma persona que la había asesinado: un joven de 21 años que resultó ser primo del padre de la niña. Tras intentar violar a la pequeña, la echó al pozo para que no contara en el pueblo lo que había sucedido. Ana Isabel murió ahogada, según aclaró la autopsia.
Aunque el suceso más resaltable ese año en Granada fue el asesinato de dos guardias civiles por parte de un preso que se daba a la fuga. El preso, Antonio Maya alias 'El Marce', estaba considerado uno de los delincuentes más peligrosos en la prisión de Granada. Cumplía condena por haberle volado la cabeza al dueño de un bar que no quiso venderle tabaco y por haber matado a otro hombre en una riña. También había protagonizado un motín en el penal del Puerto de Santa María. Todo un historial delictivo que le había avalado como un delincuente con una de las fichas policiales más extensa de todas las cárceles españolas. El día 30 de noviembre, Antonio Maya, aprovechando la visita de los familiares de los reclusos, se fugó de la cárcel utilizando una pistola que había sido introducida subrepticiamente en la prisión. En su huida, El Marce hirió de muerte a los guardias civiles Antonio Bailón y Ramón López, y de gravedad a un tercero, Francisco Ávila. El Marce consiguió escapar burlando todo el despliegue policial. Unos días más tarde fue detenido cuando fue a visitar a su madre, que vivía en el barrio de Cartuja. En el juicio, celebrado cinco años después, fue condenado por la Audiencia Provincial de Granada a 88 años de cárcel por el asesinato de los guardias civiles y por homicidio frustrado de un tercero. El Marce moriría en 2009 en la prisión de Alhaurín, con cincuenta años de edad, de los cuales más de la mitad se los había pasado en la cárcel. Estaba claro que había nacido para ser carne de presidio.
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