Unas 7.000 personas hacen repicar la campana de la Torre de la Vela, tradición centenaria

Granada/Alrededor de 7.000 personas han visitado este jueves la Torre de la Vela, en la Alhambra, según han indicado a Efe fuentes del complejo monumental, que incluyen en este dígito a las personas con pase general al monumento y las que en horas agotaron los pases especiales para subir a este emblemático espacio, que cada 2 de enero tiene acceso gratuito para cumplir con la centenaria tradición de hacer sonar su campana, un gesto que se "compensa" encontrando el amor y el matrimonio este mismo año.

Como el año pasado, el Patronato de la Alhambra ha ordenado el acceso a la Alcazaba y su Torre de la Vela que cada 2 de enero es gratuito y permite cumplir con la tradición de hacer tañer sus campanas.

Las singularidades de este espacio, con un acceso estrecho, y las medidas de conservación, han provocado que por segundo año el acceso sea gratuito pero por invitación dividida en tramos horarios.

Según ha explicado a Efe el responsable de Visita Pública del monumento, Gonzalo Mochón, el flujo de visitantes se ha incrementado en los últimos años y ha hecho necesario fijar nuevas pautas que garanticen la conservación del espacio y el disfrute de quienes lo visitan.

El Patronato de la Alhambra ha ofertado para este año 500 pases más que podían solicitarse online y que se acabaron en horas.

Según la tradición, cada 2 de enero cualquier persona puede tañer la afamada campana de la Torre de la Vela tres veces, un gesto que garantiza encontrar el amor, que será verdadero e incluirá boda.

Con sus distintos toques castrenses de día y de noche, la campana de la Torre de la Vela ha determinado la vida de Granada y su entorno y sirvió durante décadas para repartir los turnos de agua para los agricultores o avisar de eventos especiales como incendios o duelos.

Como también es tradición el 2 de enero, el Patronato ha abierto a los visitantes el altar de la Puerta de la Justicia, presidido por un retablo firmado por Diego Navas que data de 1588 y fue el lugar escogido por los Reyes Católicos para celebrar la primera misa tras la conquista el 2 de enero de 1492.