Agustina 'La Zapatera'
Fue tachada de loca, puta y tortillera, quiso ser diputada a Cortes por las 49 provincias de España Autora del Ideario del Entero Humanista, proponía un 'Palacio de Todos' para los sin techo
Nació en abril de 1891 en la Placeta de Cauchiles. Hija de un zapatero de la calle Mesones, fue fusilada en Víznar en 1936. Tal vez fue la que inspiró la obra La zapatera prodigiosa a García Lorca, pero yo no estoy seguro porque de esto tampoco sé mucho. Aunque probablemente los actuales amenazados de desahucio, los afectados por las hipotecas y los sin techo en general le levantarían un monumento en Puerta Real.
Por las calles de Granada la ofendían al paso; unos la llamaron loca, otros puta, otros más soeces, tortillera; de todo le decían cuando aparecía vestida de hombre con su gran sombrero, su capa celeste y traje de húsar paseando por la ciudad y entrando sola a bares y cafetines. Así lo manifestó Francisco Ayala que dice que la conocía, y así lo recogen Manuel Orozco y Antonina Rodrigo que la han estudiado bien.
Sin embargo, tuvo una cuidada educación. Estudió interna en el Colegio de Santo Domingo, leía bastante y era muy aficionada a la Astronomía. Dicen que cuando fue a morir en vez de encomendarse a Dios lo hizo a las estrellas.
Agustina González era una suma de utopía e ilusión. Escribía una especie de opúsculos filosóficos aparentemente absurdos, que exponía luego a la venta en el escaparate de la zapatería de su padre. Pero lo que la hizo más popular fueron sus mítines callejeros; en uno de los cuales encabezó una suscripción para pagar una multa que el Consejo de Ministros le impuso al Duque de San Pedro de Galatino.
Fue la publicación de su Reglamento Ideario del Entero Humanista Internacional lo que más fama le dio. Curioso y utópico documento en el que proponía algo parecido a una globalización, a una mundialización. En el Entero Humanista se pide crear un mundo sin fronteras, una moneda universal para impedir que bajara la peseta y subiera la libra; una lengua común a todo el planeta elegida por sorteo entre las que más se hablan; un 'Palacio de Todos' para que no hubiera ningún desprotegido sin techo; y una única bandera de color blanco con la leyenda 'Alimento y Paz'. Así lo escribió Ruiz Carnero en El Defensor en 1931.
Pero lo que llama la atención hoy es que en ese programa iba un apartado en el que se pedía implantar "el casamiento precioso internacional" dando la impresión de que se proponía la posibilidad de la unión homosexual, lo cual era realmente chocante para aquella Granada de 1930. Con este alucinante programa pedía Agustina la Zapatera el voto a humanistas, socialistas, sindicalistas y comunistas libertarios para presentarse a diputada a Cortes Constituyentes por las 49 provincias españolas y sus pueblos. A esas mismas elecciones se presentaría el ingeniero Santa Cruz. Éste consiguió 12.719 votos y Agustina sólo 15. En el ambiente estaba el ejemplo de Clara Campoamor.
Esta "chiflada", como la calificaban algunos, perseguía sobre todo la igualdad hombre-mujer, la lucha por las libertades, por la justicia y contra el caciquismo. No está mal. Pero… ¿a quién se le ocurre semejante desafío en aquella sociedad machista y reaccionaria? Pues eso, a Agustina la Zapatera.
El final es que esta intrépida 'Zapatera' era considerada por los granadinos como una extravagante y despistada feminista en la tierra del chavico y la beatería, según palabras del inolvidable Fernández Castro. Fue encarcelada en la entonces prisión militar de Torres Bermejas, de donde pasó luego al Convento de San Gregorio en la Calderería, hasta que fue fusilada, como tantas otras mujeres liberales y activistas republicanas, en aquella desgraciada movida del barranco de Víznar en 1936.
¡Qué difícil ha resultado siempre ser mujer y libre! Yo no sé qué va a ser de mis nietas.
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