Albanta, treinta años triunfando

Ahora que el verano aprieta, Albanta es de los lugares más agradables de Granada. En plena carretera de la Sierra, recibe la brisa que llega desde las cumbres y desde el río Genil, que pasa muy cerca refrescando esta zona rica en huertas. Todo un clásico, lleva abierto 27 años con un estilo y una clase inconfundibles que transmiten serenidad y paz.

Su nombre se debe a la famosa canción de Aute que habla de un jardín desde donde pueden verse la luna y las estrellas, justo lo que encontramos en esta amplia casona con diferentes espacios, donde los árboles, las flores y la vegetación tienen una presencia protagonista. "Yo sé que allí, allí donde tú dices, las ciencias no son exactas porque es eterna la infancia y el fin no es el fin porque no acaba lo que no empezó en Albanta", escribió Luis Eduardo Aute.

Por su atmósfera y amplitud es ideal para celebrar eventos bajo los granados, álamos y rosales. Las bodas aquí tienen un encanto muy especial. Confortables y enormes sombrillas blancas protegen la terraza. Un coqueto porche da paso al interior, presidido por una gran chimenea de madera. La decoración tiene ese estilo Shabby chic que resulta tan confortable: tonos blancos decapados, nostálgicos candelabros, luces tenues... quien prefiera mayor intimidad puede pasar al elegante salón de la segunda planta para una tranquila y relajante comida o cena.

La gerente, Lourdes Sasián, concibe su negocio como un proyecto familiar que ya está pasando a su hija Patricia, casada con el chef del restaurante, Alberto de la Morena. La carta es amplia y atractiva, se trabaja con productos de gran calidad y las raciones son generosas. Para este tiempo de verano es recomendable empezar con un gazpacho de remolacha o una ensalada granadina hecha con aguacates y mangos de la Costa Tropical, tomates y queso de cabra de Granada. Uno de mis platos favoritos es la crema de champiñón, deliciosa para cenar por su temperatura templada. Además, es saciante y muy ligera.

Una corvina con sofrito de pimientos y patata asada es buena opción para un segundo plato, aunque una de las especialidades es la hamburguesa casera gourmet, con ternera picada, brandy, cebolla roja y mostaza, además del toque maestro del chef. Un postre apetecible es el mojito a las tres texturas y la copa cremosa de queso con frutos rojos, perfecta para compartir entre varios.

El equipo es muy atento y entre ellos está Anasse, uno de los más veteranos. El autobús para justo al lado, para quien no le apetezca coger el coche y el taxi al centro ronda los cinco euros. Otra de las ventajas de Albanta es que abre diariamente y es una delicia para tomar copas en verano y en invierno junto a la chimenea encendida. Lo mejor son los mojitos caseros, aunque los barman preparan cualquier bebida con un toque maestro.