Algas 'invasoras'
La mar de biodiversidad
Una especie de origen asiático está poniendo en riesgo la biodiversidad, el equilibrio natural de los hábitats marinos y puede ocasionar perjuicios económicos tanto a la pesca como al turismo
Día Mundial de los Océanos
La mar de biodiversidad
Las invasiones biológicas son consideradas como la segunda causa en importancia en relación a la pérdida de biodiversidad de los océanos y mares. Catorce especies de algas exóticas con carácter invasor (una de ellas de agua dulce) se han catalogado en los últimos años en nuestro país con diferentes grados de expansión y consecuencias ambientales. Entre ellas destaca la llegada del 'alga asiática', cuyo nombre científico es Rugulopteryx okamurae, una especie de alga parda, con talos de entre 11 y 33 centímetros, originaria del océano Pacífico noroccidental, (Corea, Japón, China, Taiwan, Filipinas…), donde se desarrolla sobre fondos rocosos entre la superficie y los 7 metros de profundidad, aunque puede llegar hasta los 15. Rugulopteryx okamurae presenta talos planos, acintados y ramificados dicotómicamente, con tonalidades variables entre el verde oliváceo, el marrón y el ocre, morfología y color típicos de la familia en la que se incluye.
Este alga es muy similar a otras especies de la familia Dictyotaceae nativas del mar de Alborán, por lo que diferenciarla de otras especies autóctonas como, por ejemplo, Dyctiota dichotoma, es difícil y para hacerlo de forma positiva debe hacerse mediante el uso de un microscopio, lo que a veces imposibilita su detección rápida en el terreno incluso a ojos de un experto. No obstante, ninguna de las especies autóctonas de esta familia protagonizan fenómenos de acumulación masiva, o lo hacen rara vez, por lo que la detección de estos acúmulos puede ser ya un indicativo bastante fiable de la presencia de esta especie invasora.
Rugulopteryx okamurae exhibe una capacidad competitiva y de colonización extraordinaria con un incremento de biomasa anual desmesurado, y nada comparable respecto a otras especies de algas invasoras que han llegado al litoral español. La reproducción de este alga es tremendamente eficaz y tiene lugar por mecanismos sexuales (gametos), asexuales (esporas) y vegetativos (formación de propágulos), si bien fuera de su área nativa solo se ha podido constatar la presencia de los dos primeros. Esta elevada capacidad reproductora explica que, en los fondos invadidos, compita de manera muy efectiva con las especies autóctonas de las comunidades de algas fotófilas, fondos de coralígenos o praderas de fanerógamas marinas, mostrando una amplitud batimétrica que puede superar los 50 metros de profundidad, muy superior a la observada en su área nativa.
Además de este desarrollo masivo sobre los sustratos marinos R. okamurae puede encontrarse y proliferar en suspensión en la columna de agua. Esta espectacular proliferación produce importantes acúmulos de biomasa que pueden quedar depositados sobre el lecho marino o sobre la línea de costa y playas.
El impacto ambiental que está produciendo en los fondos marinos españoles no tiene precedente y, en contra de su procedencia de origen, su expansión no es nada 'pacífica'.
Una vertiginosa expansión
El 'alga asiática' se identificó por primera vez en España en los arribazones que llegaron al litoral de Ceuta a finales de 2015, aunque desde el 2002 ya se había constatado su presencia en el sur de Francia, en la laguna de Thau, si bien aquí nunca ha mostrado un comportamiento invasor. En 2016 se observa por primera vez en aguas del Estrecho de Gibraltar, expandiéndose de manera rápida a ambos lados del mar Mediterráneo, desde las costas de Cádiz y Málaga, a la costa levantina, sur de Francia y costas italianas y hasta las islas Chafarinas en la parte africana. Por el oeste, ya se ha expandido por las costas portuguesas tanto continentales como insulares y en las Islas Canarias, y las últimas observaciones sitúan su presencia en el mar Cantábrico.
Los primeros indicios sobre la presencia del alga en aguas de la costa de Granada provienen de la obtención en octubre de 2019 de restos provenientes de arrastres pesqueros faenando a unos 250 metros de profundidad en el entorno de Guardias Viejas-La Rábita.
A finales de 2019 investigadores del Aula del Mar de la UGR dirigidos por Julio De la Rosa detectaron por primera vez en nuestra costa granadina esta especie exótica invasora de forma asentada en la localidad de Cambriles, asociada una pradera de Posidonia oceanica, alertando de los problemas ligados a la propagación de esta especie. A partir de ese momento se empezaron a descubrir nuevas localidades a lo largo de todo el litoral de la provincia de Granada, donde actualmente se encuentra bastante extendida.
Un ambiente propicio
El Estudio del seguimiento del alga Rugulopteryx okamurae y sus implicaciones en la actividad pesquera y economía azul, desarrollado por la consultora ambiental Gestemasur, (especializada en estudios marinos), y financiado por la Junta de Andalucía a través de fondos europeos, ha avanzado que la 'tropicalización' de nuestros hábitats marinos, propiciada por el fenómeno del cambio global en general, y el cambio climático en particular, puede ser uno de los factores que esté ayudando al asentamiento de esta especie invasora que se ve favorecida por su amplitud térmica. Su rápida diseminación se ha visto facilitada además por las corrientes marinas que fluyen por el mar de Alborán.
Diferentes estudios científicos han certificado también que el deterioro de las playas andaluzas ha favorecido esta expansión ya que las aguas están muy cargadas de nutrientes a causa de una deficiente depuración de las aguas residuales y el deficiente estado de conservación de las comunidades nativas, cuando no la pérdida de la biodiversidad local por diferentes motivos, también ha facilitado la colonización de este alga invasora que ocupa los 'espacios vacíos' dejados por la vegetación autóctona.
La fuerte presión que ejercen los propágulos y la carencia de una política de detección precoz y de prevención contra las especies invasoras cierran las causas de este rápido, críptico y 'silencioso' avance.
¿Cómo llegó a España el alga asiática?
Se considera que la llegada de R. okamurae a Europa fue no intencionada y muy probablemente esté asociada a las aguas de lastre –la que se toma o suelta para estabilizar el buque durante su navegación– de buques y navíos mercantes, y/o a los cultivos marinos, (fundamentalmente de ostras o almejas). Según los expertos, el alga asiática llegó a las costas españolas por el tráfico marítimo y los análisis genéticos realizados apuntan a que todos los ejemplares colectados hasta ahora provienen de una única oleada llegada a un puerto del Estrecho. Experiencias realizadas con este alga, simulando las condiciones presentes en el agua de lastre en los mercantes, han confirmado que son capaces de 'resistir' el largo viaje 'a oscuras' de varias semanas desde los remotos hábitats originarios.
Una vez llegadas a nuestras costas, aunque puedan moverse debido a las corrientes marinas, se considera que las artes de pesca, los sistemas de fondeo de embarcaciones recreativas, los equipos de buceo sin limpiar o la propia basura marina son los elementos de dispersión secundaria que multiplican la propagación y la rápida expansión a nuevas áreas.
Impactos ecológicos y económicos
Además de la rápida expansión de esta alga invasora, que se presenta en forma de 'arribazones' como grandes montones tanto en el fondo del mar como en las playas, (especialmente en la época veraniega), lo que caracteriza a esta especie es que, además de los impactos que produce sobre los hábitats marinos y la biodiversidad, afecta directamente a sectores productivos como la pesca o el turismo.
A nivel ecológico. La rápida colonización del alga asiática está modificando los hábitats y su rápido crecimiento y la demanda de nutrientes afecta a la biodiversidad, generando una homogeneización y empobrecimiento de los ecosistemas marinos. Esta situación afecta a prácticamente todos los espacios y hábitats marinos en los que está presente, incluyendo espacios protegidos de gran valor ecológico como los Parques Naturales andaluces del Estrecho y del Cabo de Gata o el Paraje Natural Maro-Cerro Gordo, entre las provincias de Granada y Málaga.
A nivel económico, el alga asiática está produciendo importantes impactos en el sector pesquero produciendo disminuciones de capturas, (se ha calculado que para el sector pesquero granadino hay ya una merma del 30% de las descargas en la lonja de Motril), aparte del deterioro de las artes de pesca (arrastre y trasmallo) e inversión de tiempo y recursos en la limpieza de los equipos infectados por el alga.
Igualmente, la llegada masiva de algas a las playas también está incrementando los costes de mantenimiento, retirada y gestión de los arribazones que llegan por las corrientes y el oleaje y se acumulan en las orillas. Estos arribazones llegan a tener grandes dimensiones, impidiendo el tránsito de personas en las playas y produciendo malos olores que se ven incrementados con las altas temperaturas veraniegas. Un gran número de playas andaluzas padecen esta presencia masiva cuya retirada incrementa notablemente los gastos de limpieza y mantenimiento que soportan los ayuntamientos. Los riesgos de pérdida de potenciales turistas que buscan sol y playas 'limpias' es también una cuestión cultural ya que el rechazo afecta a las especies autóctonas cuya retirada no es una exigencia 'sanitaria'.
¿Cómo combatir esta expansión?
Las invasiones de especies de flora y fauna en el medio marino son muy difíciles de abordar por diversas razones y deben de acometerse en los estadios iniciales por lo que la mejor manera de combatirlas es la prevención y, en su caso, la detección precoz en aquellos lugares en los que aún no ha llegado, con especial atención a los 'puntos calientes' de entrada como son los puertos deportivos y comerciales, cumpliendo entre otras medidas las derivadas del Convenio internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los sedimentos de los buques, 2004) o Convenio BWM, un tratado adoptado por la Organización Marítima Internacional que España ratificó en 2015.
Para controlar la expansión de las algas invasoras se han propuesto diversas estrategias: monitoreo y detección temprana, retirada manual, barreras físicas, control biológico, educación y sensibilización, restricciones en el transporte marítimo… En el caso del alga asiática, y dada la envergadura y extensión de la invasión ya producida, lo más adecuado debe ser seguir monitoreando, de la manera más amplia posible, y observar la respuesta que los propios ecosistemas están haciendo, adaptando las diferentes acciones que puedan adoptarse para un control eficaz de la expansión del alga asiática y la protección de los ecosistemas locales, poniendo especial énfasis en los espacios y especies más valiosos y sensibles. Mientras tanto, se puede, y se debe, mitigar los impactos sobre los sectores afectados con ayudas que podrían provenir en parte de la valorización de la retirada de la biomasa de las playas.
Catalogación, ¿solución o problema?
Rugulopteryx okamurae se incluyó en 2020 en el Catálogo español de especies exóticas invasoras y más tarde, en 2022, en la Lista de Especies Exóticas Invasoras preocupantes para la Unión Europea. Por dicha razón, en cumplimiento de la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, el Ministerio de Transición Ecológica aprobó en el año 2022 una Estrategia Nacional para luchar contra esta especie invasora, teniendo en cuenta la naturaleza e intensidad de los impactos ecológicos y económicos que produce sobre los bienes y servicios ecosistémicos del litoral español. Las acciones incluidas en esta Estrategia van desde la erradicación, contención o control poblacional hasta el manejo de hábitats, prevención de su dispersión y monitoreo y seguimiento de los focos detectados.
En la actualidad hay diferentes proyectos en desarrollo así como varías líneas de investigación abiertas al respecto entre las que se incluyen iniciativas que analizan la valorización de la extracción de estas algas invasoras en base a usos posibles derivados de sus eventuales propiedades médicas, o bien para su utilización en agricultura, en la construcción o para producción de metano. Todos estos usos aún están en fase piloto. La posibilidad de una eventual explotación a nivel comercial choca con la normativa actual ya que la inclusión en el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras que prohíbe la comercialización de estas especies.
El citado estudio de Seguimiento del alga Rugulopteryx okamurae y sus implicaciones en la actividad pesquera y economía azul, a partir de los trabajos de campo y las encuestas realizadas, propone una serie de recomendaciones para el sector pesquero granadino en las que incluye una zonificación con áreas de riesgo en las que deben seguirse unas medidas preventivas así como una exclusión de la actividad pesquera en las zonas detectadas de acumulación masiva de algas.
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