De la montaña roja al hospital: la Alhambra también es medicina para los niños

Salud

El Patronato del monumento nazarí lleva a los niños ingresados de los hospitales granadinos una experiencia para que puedan vivir de cerca cómo sería visitar la zona

Los educadores de la Alhambra se trasladan al centro y se realizan actividades en espacios que ayuden a crear un ambiente distendido en coordinación con el aula educativa

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El monitor de la actividad enseña a los niños una réplica de un león de la Alhambra
El monitor de la actividad enseña a los niños una réplica de un león de la Alhambra / S. Rodríguez
Salva Rodríguez

24 de diciembre 2023 - 03:00

Granada/Visitar la Alhambra no siempre es posible para todos. En esta época, de vacaciones navideñas y colegios sin clases, el monumento se llena de turistas que disfrutan los palacios y sus secretos con todos sus sentidos. Sin embargo, otras personas no pueden hacer lo mismo, y no por falta de ganas. Un ejemplo de ello son los menores hospitalizados en Granada, que por distintas causas no pueden salir un rato para ver y sentir los Palacios, la Alcazaba o los Jardines.

Por ello, los educadores de la Alhambra han hecho suyo el refrán Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma, y se han puesto manos a la obra para tratar de acercar lo mejor posible la experiencia de visitar el monumento a estos niños.

El Patronato del monumento, a través de su programa educativo, promueve el proyecto Alhambra se mueve, que pretende acercar la Alhambra a todos estos pequeños de una forma muy peculiar, atractiva e interactiva. Impulsado en el último año, profesionales del monumento nazarí visitan el hospital cada tres meses aproximadamente para llevar a los pequeños la magia de este lugar.

Los niños aprovecharon un mapa gigante de la Alhambra para jugar con piezas de construcción
Los niños aprovecharon un mapa gigante de la Alhambra para jugar con piezas de construcción / S. Rodríguez

"Para llevar a cabo la ejecución de este proyecto se tienen en cuenta las características del grupo al que nos dirigimos y, siempre en consenso con los responsables del aula educativa del hospital al que vayamos, nos planteamos el desarrollo de la jornada", ha destacado el jefe de Visita Pública del Patronato de la Alhambra y Generalife, Gonzalo Mochón, a este periódico.

En este caso en particular, el Hospital Materno Infantil de Granada ha sido el escenario escogido para hacer un acercamiento a los más pequeños y sus familias en momentos delicados. Y así, por unos instantes, hacer de la Alhambra su mejor medicina.

El diálogo con los asistentes es el fundamento principal para el desarrollo de la actividad. "Siguiendo sus inquietudes y demandas, comenzamos un recorrido por el monumento apoyándonos en medios audiovisuales, que nos acerca a su historia, significado y conocimiento de la Alhambra".

No siempre es fácil, pues en cada momento la audiencia cambia. Los niños pueden ser más mayores o menos, y debido a sus dolencias pueden tener más o menos ganas de asistir a la actividad. Pero nunca falta la curiosidad y las ganas de aprender.

"La dificultad es adaptar los talleres a lo que nos podamos encontrar en cada visita. Puede haber más o menos niños, en función de sus enfermedades pueden estar más o menos animados. El taller se puede hacer bien, y siempre en función de su curiosidad. Más que un discurso, lo hacemos en función de sus inquietudes. Nunca lleva una estructura fija", ha valorado Guillermo Muñoz, uno de los monitores de la actividad.

María, una de las niñas ingresadas, ve la Alhambra a través de gafas de realidad virtual
María, una de las niñas ingresadas, ve la Alhambra a través de gafas de realidad virtual / S. Rodríguez

La actividad comenzó con un pequeño repaso a la historia de la Alhambra y a su construcción y a los hechos históricos más relevantes ocurridos dentro de las murallas del conjunto nazarí. Rápidamente, cambió para que los niños pudieran ver en fotografías, dibujos y grabados de época como fue el pasado de los palacios y como se encuentran en la actualidad. Siempre tratando de hacer partícipes a los pequeños con preguntas e interactuando en todo momento con ellos.

Esta parte se complementa con una experiencia más sensorial. Cerrando los ojos y dejándose llevar por la música, sonidos y olores del pasado y del presente en el monumento, los asistentes a esta actividad comprenden su evolución y perdurabilidad en el tiempo. "Nos detendremos en detalles como deleitarnos con el tacto, descubriendo así su decoración, arquitectura, simbología, formas, dimensiones y así acercarnos a su cultura y estilo de vida", destaca Mochón.

Como muestra de la arquitectura de la Alhambra, los monitores les enseñaron a los pequeños una réplica de los leones de la Alhambra fabricada en cartón piedra por los presos de la cárcel de Albolote, otro de los lugares a los que el proyecto Alhambra se mueve se desarrolla. También les dieron pequeñas piezas hechas de madera, cerámica y yeso para que tocaran, rascaran y sintieran cómo se levantó el monumento estrella de Granada.

La pequeña Olivia asistía a la charla con inquietud pese a tener una muy corta edad. Bajo una mascarilla y con la atenta mirada de su madre, Esmeralda, tocaba los materiales y no dudó en bajar al suelo y construir un puzle con los motivos de la Alhambra junto a otro compañero. "Experiencias como esta les ofrecen a los niños algo nuevo que hacer y tenerlos entretenidos. La verdad es que es una suerte", aseguraba a este periódico mientras no dejaba de hacerle fotos a su pequeña.

El jefe de Visita Pública del Patronato de la Alhambra y Generalife, Gonzalo Mochón, entrega un regalo a una de las asistentes
El jefe de Visita Pública del Patronato de la Alhambra y Generalife, Gonzalo Mochón, entrega un regalo a una de las asistentes / S. Rodríguez

Para terminar la experiencia, los educadores proponen un viaje virtual gracias a la tecnología. Ayudados por gafas de realidad 3D, los participantes se adentran en uno de los espacios actualmente cerrados a la visita pública: la Torre de la Cautiva, para que la descubran en el pasado y en la actualidad, siendo esta una experiencia totalmente inmersiva y lúdica que ayuda a afianzar el aprendizaje y disfrute de participar en el programa.

"¡Estoy volando! ¡Qué guay!", gritaba con la boca abierta María, otra de las niñas ingresada en el hospital, mientras tenía las gafas puestas. Ella era una de las más mayores en asistir al taller, y se mostró muy activa durante las dos horas que duró la actividad. Su madre, Marga, sonreía y les daba las gracias a los monitores. "Los días en el hospital se hacen muy largos y duros, ella se aburre mucho, pero por suerte el aula educativa les da entretenimiento y les sirve para aprender. Ella además es muy participativa y le encanta aprender. Seguro que después de esto va a tener muchas ganas de ir a la Alhambra", valoraba.

Antes de despedirse, los monitores regalaron a los niños un cuaderno para dibujar de la Alhambra y un rotulador con cuatro colores. Para así seguir despertando en ellos su curiosidad por el histórico monumento, seguir aprendiendo, y sobre todo hacer de la Alhambra la mejor medicina, y que el tiempo pase más rápido.

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