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La Alhambra recupera el Paseo de Romayla que enlaza el Rey Chico con las Chirimías

Un equipo coral de técnicos del Ayuntamiento de Granada y el Patronato de la Alhambra trabajará en el proyecto de intervención, que cuenta con un presupuesto de dos millones de euros

Carlos Sánchez explica la intervención en el acueducto y el barranco.
B. Rico

07 de abril 2018 - 02:31

Granada/La Alhambra recuperará el trazado original de acceso por la Cuesta de los Chinos gracias a la intervención arqueológica en el Paseo de Romayla, en la ladera norte del monumento, entre el Puente del Rey Chico y el de las Chirimías. El resultado final será la recuperación de un corredor verde paralelo al Paseo de los Tristes.

La primera fase, que culminará en las Chirimías aunque se plantea llegar hasta Santa Ana más adelante, desarrolla en la actualidad la recuperación del Acueducto y el Molino del Rey Chico y la liberación del cauce del arroyo que desciende desde la fortaleza nazarí, junto a la cuesta, y desemboca en el río Darro.

La delegada del Gobierno de la Junta en Granada, Sandra García, junto al alcalde de Granada, Francisco Cuenca; el director del Patronato de la Alhambra y Generalife, Reynaldo Fernández, y el delegado de Cultura de la Junta en Granada, Guillermo Quero, realizaron ayer una visita a la excavación arqueológica con los técnicos que están trabajando en este espacio, a la zona del barranco por donde discurre la conocida Cuesta del Rey Chico. Antes de iniciar el recorrido, la delegada destacó que esta intervención es fruto del protocolo de actuación suscrito entre la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Granada para restaurar y conservar el histórico barrio del Albaicín. García anunció que la intervención dotará de un nuevo espacio a la ciudad, "recuperando la historia y el patrimonio para todos los ciudadanos".

Por su parte, el alcalde informó que este proyecto, que tiene un área de intervención de 14.000 metros cuadrados, es una de las actuaciones "más emblemáticas" del acuerdo suscrito entre la ciudad y la Alhambra: "La actuación va a recuperar esta zona como un paseo lineal, una zona verde para el disfrute de todos los ciudadanos a través de itinerarios y recorridos peatonales y accesibles".

Por su parte, el director del Patronato de la Alhambra y Generalife, hizo especial hincapié en el valor del entorno como paisaje cultural y adelantó que se va a trabajar con una metodología nueva que se inicia en este espacio. "Contaremos con un equipo coral formado por técnicos del Ayuntamiento de Granada y del conjunto monumental", señaló sobre esta obra, que cuenta con un presupuesto global que superará los dos millones de euros.

En esta primera fase se ha llevado a cabo la excavación arqueológica, que ha permitido recuperar los diferentes trazados de la Acequia de Romayla gracias a los sondeos estratigráficos, en los que se han utilizado métodos manuales en terrenos donde se han hallado restos arqueológicos de gran "valor patrimonial", como los pilares del acueducto del siglo XVIII, por cuya base discurría el arroyo del Rey Chico (todavía entubado, aunque se recuperará para que tras la intervención discurra en superficie), y pasaba bajo los arcos centrales del mismo, prosiguiendo su curso hasta desembocar en el río Darro, 100 metros más abajo.

Según el arqueólogo responsable de la excavación, Alberto García, este espacio ha sido "bastante transformado en el tiempo. Hay estructuras que hemos podido datar de época zirí (siglo X) y otras muchas de etapas moderna, como algunos molinos del siglo XIX, que habían quedado fosilizados y que gracias a esta intervención se han recuperado".

El objetivo del proyecto es recuperar el Paseo del Aljibillo y el antiguo trazado de la Cuesta de los Chinos, lo que conllevará la rehabilitación del puente sobre el arroyo que conecta con la actual Cuesta del Rey Chico y de los restos del Acueducto y Molino de Santa Ana. Así, se unirá con el Carmen del Granadillo y de Santa Engracia, constituyendo una serie de paseos peatonales que darán continuidad al recorrido comprendido entre los puentes del Aljibillo y de las Chirimías.

Para el arquitecto Carlos Sánchez, responsable del proyecto en la zona del acueducto, es "un sueño" participar en la rehabilitación de este espacio, que supone posiblemente el broche de su carrera y que implica la recuperación del enclave histórico más dibujado por los mejores pintores que llegaron a Granada en el siglo XIX y después fotografiado por artistas como David Roberts. "Los ciudadanos van a poder disfrutar de un paisaje mágico, que permitirá escuchar el sonido del agua", afirmó Sánchez, quien no quiso precisar el tiempo de ejecución porque los "arquitectos tenemos muy mala fama con los plazos".

Y será el arquitecto municipal, Rogelio Martín, quien dirigirá los trabajos del paseo que continuará desde ese enclave hasta Plaza de las Chirimías y se prolongará hasta el acueducto de San Pedro. Martín anunció que próximamente comenzarán las obras de infraestructura, para dotar la zona de la red de saneamiento, electricidad y abastecimiento de agua.

Además de hacer accesible toda esa margen del río, en la Plaza de las Chirimías se ha planteado un área infantil con columpios inspirados en motivos alhambreños cuyo diseño correrá a cargo del arquitecto Juan Antonio Sánchez. Un mobiliario infantil que, según adelantó Reynaldo Fernández, se situarán también en otros puntos de enlace del conjunto monumental con la ciudad.

Romayla es el nombre de la Acequia también conocida como de Santa Ana, derivada de la Acequia mayor de Axares, que ascendía hacia la zona alta del Albaicín desde la margen derecha del río Darro. La zona estaría delimitada por los puentes del Aljibillo y de las Chirímías, en la margen izquierda del Río.

Desde sus orígenes fue considerado un lugar beneficioso y saludable por su ubicación privilegiada, en la vertiente sur del Albaicín. Fue el espacio predilecto de la nobleza musulmana de la Granada nazarí, que en buena parte se exilió tras la conquista y vendió sus palacios y residencias. Ese valor aristocrático de carácter historicista y su buena situación a la sombra de la Alhambra hizo que algunos de los nuevos nobles cristianos de la ciudad, tras la toma de la ciudad en 1492, fueron un imán para otros proporcionando un nuevo carácter palaciego al barrio.

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