"No es un milagro, es fruto del trabajo": El testimonio de Álvaro Trigo, trasplantado con piel artificial creada en Granada
UGR
El joven sufrió quemaduras en el 63% de su piel en un accidente doméstico en Andújar
Un año después del suceso corrió la maratón de Sevilla: "Nadie me dijo que no podía hacerlo"
El tejido diseñado por la UGR es similar a la epidermis humana y ha demostrado su viabilidad en una quincena de pacientes, cuatro de ellos niños
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"No es un milagro. Es fruto del trabajo". Álvaro Trigo se deshizo en elogios y agradecimientos. Gracias fue posiblemente la palabra que más se escuchó este viernes en la presentación de la demostración de la eficacia de la piel diseñada por la Universidad de Granada, SkinUGR, que ha sido probada en una quincena de pacientes, todos ellos grandes quemados, cuatro de ellos menores.
Uno de los pacientes que lleva en su piel este "medicamento" hecho en Granada es Álvaro. Madrileño de nacimiento, sufrió severas quemaduras en un incendio en Andújar. La causa, una chimenea. Cayó de espaldas al intentar sofocar las llamas y el joven, que tenía 23 años en el momento del siniestro -en el año 2018-, sufrió heridas en el 63% de su cuerpo. Brazos, espalda y piernas.
Fue trasladado al Virgen del Rocío, hospital referencia para grandes quemados en Andalucía. En este hospital sevillano comenzó una dura recuperación con momentos críticos en los que su vida pendió de un hilo. Estuvo en coma diez días y cuatro meses ingresado, pero doce meses después del siniestro Álvaro se ponía las zapatillas y el dorsal para correr la maratón de Sevilla. "Nadie me dijo que no podía hacerlo".
Esa carrera es sólo una prueba de la voluntad de este joven y de su extraordinaria recuperación. Fue tratado con la piel artificial creada en los laboratorios de la Facultad de Medicina de la UGR, donde durante años se ha validado este producto, que puede ser una "esperanza", según expresó el doctor Miguel Alaminos, para grandes quemados, pacientes con una tasa de supervivencia limitada por la gravedad de las heridas.
El catedrático Antonio Campos se remontó treinta años atrás para explicar cómo ha sido la gestación de este medicamento. En 1993 se publicó en Nature el primer artículo que permitía vislumbrar la posibilidad de crear tejidos artificiales. La UGR se colocó a la vanguardia de esta prometedora opción médica con la creación en 1999 del grupo de Ingeniería Tisular. Ahí se han desarrollado proyectos como córneas artificiales, paladares artificiales y piel artificial.
"No hay ninguna realidad que antes no haya sido un sueño", evocó el catedrático sobre lo que supone en medicina el campo de los tejidos artificiales. Miguel Alaminos, catedrático también del departamento de Histología, subrayó el trabajo detrás de la creación de piel artificial. Basándose en trabajos previos y en el camino ya andado por investigadores como Álvaro Meana, explicó el proceso para crear este tejido.
La piel artificial es un biomaterial que emplea fibras que se extraen del plasma, de la sangre. Ese primer material se enriquece con distintos tipos de células y tras un proceso de nanoestructuración da como resultado una piel con características similares a la piel humana. Cuenta con una capa de epidermis y una malla inferir de células.
Primero se probó en ratones. Los resultados fueron prometedores. Se pidió autorización a la Red Andaluza de Diseño y Traslación de Terapias Avanzadas (Radytta) de la Junta poder emplear este medicamento en hospitales. Se obtuvo la autorización de la Agencia Española del Medicamento y en 2016, por primera vez, se utilizó en una mujer. La paciente tenía el 70% de su piel quemada. Fue intervenida en el Virgen del Rocío de Sevilla y los resultados fueron "buenos", destaca la UGR en su comunicado. Después, una quincena de personas han recibido esta piel. Los adultos tenían entre un 60 y un 80% de su piel quemada. Los cuatro menores intervenidos con este medicamento tenían quemaduras en un 30% de su cuerpo. La supervivencia global ha sido del 80%.
Uno de los que salió para adelante fue Álvaro Trigo. Ahora, con 28 años, recuerda el dolor que sufrió los primeros meses tras el trasplante. "La piel se abre muchísimo". Pese a todo, se preparó y corrió una maratón al año de su accidente. El objetivo era llevar la medalla al Virgen del Rocío de Sevilla. Demostrar que se puede. "Era obsesivo", señala sobre aquel momento.
La piel de su espalda y de las piernas fue hecha en el laboratorio del Virgen de las Nieves. Se partió de un trozo del tamaño de la yema de un dedo hasta hacer 60 láminas de 12 por 12 centímetros. Además, había premura. En casos tan graves como el de Álvaro el tiempo es oro.
A este joven le ayudó pensar "a pequeña escala", en objetivos pequeños. Así, ha subido en estos años al Kilimanjaro o cruzado a nado el estrecho de Gibraltar. Todo con su nueva piel de laboratorio.
Los resultados de los doce primeros pacientes han dado lugar a un artículo, Histological assessment of nanostructured fibrin-agarose skin substitutes grafted in burnt patients. A time-course study, publicado en la revista Bioengineering and Translational medicine.
En ese artículo se explica cómo la piel se integra en el tejido del paciente. "Se ha demostrado útil", señala Alaminos. Esa capa permite a los pacientes sobrevivir y mejorar la calidad de vida. En el caso de Álvaro no había suficiente piel sana como para regenerar lo dañado. "No es que me haya ido bien. Me ha devuelto la vida". El madrileño señala incluso que el tejido de laboratorio funciona incluso mejor que su propia piel injertada.
En el acto de presentación de estos esperanzadores resultados se anunció además que Granada acogerá en junio la reunión de la Red Europea de Ingeniería Tisular de la Piel para Grandes Quemados "como consecuencia de este logro".
Ahora se tramita la autorización para el uso hospitalario de esta piel de laboratorio para que "cualquier gran quemado pueda acceder a este servicio", expuso la coordinadora de la Radytta, Gloria Carmona. Por su parte el secretario general de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Junta, Isaac Túnez, expresó la satisfacción por cómo la ciencia revierte el esfuerzo que hace la sociedad para sostener la investigación. El acto estuvo presidido por el rector de la UGR, Pedro Mercado, que subrayó los quince años de "investigación básica" para obtener "resultados de éxito". Abogó el rector por hacer de las avenidas del Campus de la Salud de Granda "pasillos" entre las facultades y el sistema sanitario. "Esa será nuestra gran fortaleza".
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