Amor y tragedia en la Casa de Ágreda
La conflictiva casa de Ágreda evoca recuerdos de amores y tragedias relacionados con la familia. La muerte de don Jerónimo y los amores contados por Don Diego. Hoy sigue siendo "la casa de los líos"
SIGUE dando que hablar en Granada la casa de los Ágreda (o Agreda), oriundos de Soria y emparentados con los Corella y Vargas que vinieron a la conquista del reino Nazarí. Ilustre familia en la que casi todos sus miembros fueron Caballeros XXIV y vistieron el hábito de la Orden de Santiago; alguno como Gómez de Ágreda alguacil de la Inquisición, otros como Juan capitán de caballería de Motril. En las guías de Granada se describe con detalle la popular casa palacio de los Agreda en la Cuesta de Santa Inés. Ríos de tinta sobre sus numerosos usos desde que se levantó en el siglo XVI: las características columnas dóricas de su portada, los motivos heráldicos, el asiento que sirvió de duro catre para los esporádicos sueños de san Juan de Dios, el pilar cercano, etcétera. Y sobre todo el que pasara por ser colegio de niñas, luego propiedad del Ayuntamiento y después motivo conflictivo de compraventa que pone en peligro nuestro patrimonio y el grito en el cielo al que los granadinos estamos ya acostumbrados.
Pero también esta casa encierra curiosas historias en las que se mezclan relatos de tragedia y leyendas amorosas. Corría el mes de enero de 1590, y así lo cuenta el coetáneo cronista granadino Henríquez de Jorquera, cuando sucedió en Granada la trágica muerte de don Jerónimo de Agreda y Vargas, hijo de don Pedro Corella y Vargas. Tres personas lo mataron de noche en Granada; uno era el escribano mayor Diego de Castellón, otro un maestro de armas, y el tercero un tocinero especialmente diestro en su oficio de "beneficiar" el cerdo. Dicen que don Jerónimo de Agreda enamoraba a la hija del escribano sin intención de casarse con ella; mientras el padre ya había concertado la boda de su hija con un caballero de Alcalá la Real. Esto resultaba imperdonable. El cadáver fue sepultado en la fosa común que la familia tiene en el convento de las monjas de Santa Inés.
Otro de los hermanos de los Agreda de nombre Diego es al que se le atribuye la construcción de la casa en el solar que la familia tenía en la Cuesta de Santa Inés. Don Diego de Agreda, además de caballero XXIV y miembro de la Orden de Santiago, fue nombrado por el rey Felipe III corregidor de Málaga y Vélez en 1608, si seguimos a Jorquera. Fue don Diego hombre de letras y de armas, típico del Renacimiento. Participante muy activo en los juegos de toros y cañas en la Plaza de Bib-rambla; en 1616 intervino en las fiestas del recibimiento que se le hizo en Granada al nuevo presidente de la Chancillería. Pero como hombre de letras dejó una interesante herencia. Estudioso de las Novelas ejemplares de Cervantes fue autor de la obra titulada Novelas morales útiles por sus enseñanzas. Doce relatos en cuyo prólogo advierte que "es la narración de agradables sucesos… para advertir al lector lo que pareciese digno de remedio…". Uno de los relatos titulado El daño de los celos está ambientado en Motril. Pero lo que más valoran los especialistas es la adaptación que hizo de la obra del escritor griego del siglo II Aquiles Tacio bajo el título Los más fieles amantes Leucipe y Clitofonte, novela de aventuras con tintes eróticos, pero en la que al final se enaltece la castidad y el amor; fue escrita en 1617.
Don Diego falleció en Granada el 20 de octubre de 1634 (no de 1639 como dicen). Murió soltero y fue enterrado en el convento de Santa Inés. Era hombre caritativo, dejó su casa y mayorazgo a un sobrino que estaba en las Indias y el título de caballero XXIV a un tal Rodrigo Monte Pan y Agua. Tuvo la familia muchos pleitos en Granada, según los archivos de la Chancillería; lo que no podían suponer los Agreda era la complicada vida que le esperaba a su noble palacete de la Cuesta de Santa Inés, y menos que estuvieran hoy en la portada del papel.
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