'Antón del Sauce' y el catalanismo en Granada
Ayer y hoy
Hace 100 años ya se hablaba del catalanismo en Granada
Así lo veía Nicolás María López, el apodado 'Antón del Sauce' de la Cofradía de Ganivet
Ya ha llovido, pero el agua caída suena igual
Granada/Como recuerdo a la recientemente fallecida profesora Mariluz Escribano, que nos dejó la mejor biografía sobre el prosista y notario costumbrista Nicolás María López (1863-1936), el amigo de Ganivet, el apodado Antón del Sauce de la Cofradía del Avellano, recogemos la opinión que sobre el catalanismo tenía allá por 1900, cuando el cofrade ganivetiano, miembro del modernismo catalán, la publicó en la revista Idearium.
Desde entonces hasta hoy ya ha llovido, pero el agua caída suena igual. ¡Ah, lo que enseña la Historia! ¡Ah, lo poco que aprendemos!
Las tendencias exaltadas del catalanismo son ya viejas, y lo raro es que haya alguien que las tenga por novedad. Esto escribía en 1900 el paisano Nicolás María, nacido en Santa Fe; y así continúa: "Al andaluz que entra en Cataluña le parece que pasa una frontera. Cambia todo. El idioma, el carácter, las costumbres… y hasta el uniforme de los empleados del ferrocarril… Por eso entiendo que hablar de regionalismo catalán, para combatirlo o defenderlo, es perder el tiempo… Podrá discutirse si a Cataluña le conviene este o aquel régimen administrativo, esta o aquella autonomía… lo que no se puede discutir es que Cataluña forma una masa social homogénea, con tradiciones, lenguaje y cultura peculiares… Amar a la tierra en la que se ha nacido y a la lengua en la que se han balbuceado las primeras palabras es lo más natural del mundo. Contrariar o combatir ese sentimiento es dar patadas contra el aguijón… El catalán querrá ser antes catalán que español, lo mismo que el andaluz o el gallego si se le discutiera su tierra, sus costumbres o su modo de ser".
La opinión de Nicolás María López sobre el catalanismo es larga y aquí no cabe, pero en otra parte del escrito sigue diciendo esto: "Al lado del partido tradicionalista, que es rabiosamente catalanista… existe otro joven, literario, de ideas radicalísimas, que está enamorado de 'Catalonia', con ardores de adolescente y fiebres de romántico… La revista Catalonia, ahora suspendida su publicación, era el foco siempre caldeado de entusiasmo catalanista que se relacionaba con todas las revistas europeas modernas y contribuía a llamar la atención del extranjero sobre el movimiento intelectual de Cataluña".
Termina diciendo: "La impresión que obtuve en Barcelona es que atraviesa una crisis de inquietud y desequilibrio; que los catalanistas están separados por tendencias e ideales que radicalmente se oponen; y que es lástima que la juventud catalana esterilice sus esfuerzos en convulsiones de odio, en vez de encauzarlos por las rutas de vida moderna, humanitaria, risueña, indiferente para todo lo que es violento y perturbador".
De poco o de nada sirvieron las palabras de este granadino iluso. España salía de la crisis del 98 con la pérdida de Cuba y lo demás; en Cataluña se gestaba el ambiente que explotó en la Semana Trágica de 1909 bajo el gobierno de Maura y por la cuestión de la Guerra de Melilla; se crea la Mancomunidad de Cataluña en 1914 con sus reiteradas reivindicaciones y con Prat de la Riba de presidente; en 1922 Francesc Macià crea el Estat Català con la estelada independentista por bandera; y la dictadura de Primo de Rivera desde 1923 empeoró las relaciones, suprimiendo la lengua y la bandera catalanas.
Mientras tanto, el rey de España Alfonso XIII se paseaba por Granada para ver en la fábrica de pólvora de El Fargue cuáles eran los mejores cartuchos para cazar conejos en los campos de Trasmulas y descansar luego con el Duque de San Pedro de Galatino en Láchar, porque aquello de Cataluña pillaba muy lejos. Y ahí seguimos. Larga es la historia pero hay movimientos que dicen moverse para no mover nada; y resulta que hoy estamos como ayer.
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