Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Antonio Maíllo, coordinador de IU Andalucía | Entrevista
Granada/–¿Cuál es su opinión sobre Antonio Cambril, el candidato a la alcaldía de Granada por Unidas Podemos?
–Me encanta. Me parece que el perfil es inmejorable. Una persona normal que siempre ha trabajado en su ámbito, que da un salto valiente de compromiso político y que denota una sinceridad, honradez y una fortaleza interior que es muy buena para la necesidad de un alcalde. Me encanta por el perfil porque yo también soy de la gente que está con su trabajo y da un salto temporal a la política, sin hacer de esto una vida eterna.
Hay que recuperar la esperanza y orgullo de la ciudad, para que no se asocie al Ayuntamiento con noticias vinculadas a la corrupción del PP, o al bluf que ha supuesto el Gobierno de Paco Cuenca. También me gusta la gente que lleva después, que son perfiles profesionales como médicos, forenses, del mundo sindical, feministas, ecologistas..., que configuran un gran proyecto de ciudad.
–Ahora hay muchos periodistas que están dando el salto a la política. ¿Qué le parece esa 'moda' de que el periodista se convierta en político?
–Creía que iba a decir los toreros. Hay un principio que siempre he defendido con mi trayectoria: la gente que estamos en política tenemos que tener un compromiso temporal, y no una vinculación profesional con la política. Venir de la vida normal. Incorporar ese aprendizaje, esa experiencia, ese estar pegado a los problemas de la cotidianidad de la gente y proyectarlo en el ámbito de la responsabilidad pública. Eso lo veo positivo.
Otra cosa son los fichajes estrella. Pero que gente que está en su trabajo dé el salto a la política para contribuir a la mejora me parece muy positivo, sean periodistas, guardia civiles, médicos o kellys. Por ejemplo, la candidatura de Cambril lleva perfiles formidables y tienen solvencia porque sus trayectorias profesionales se la dan.
–Se ha repetido en varios lugares y en Granada con el caso de Vamos Granada. ¿Es normal que en el momento en que se encuentra la izquierda, se lleguen a presentar tres o cuatro marcas distintas?
–En Granada creo que se ha producido un proceso de unidad en el que no está quien no ha querido. Hay un espacio en el que acuden gente de Podemos, de Izquierda Unida, ciudadanos independientes que se han incorporado... Creo que se nos puede criticar de varias cosas pero en nuestro caso no por una apuesta a la unidad que es fundamental en estos momentos.
–Pero es cierto que existe esa fragmentación de la izquierda...
–En algunos casos. No es una ley, no estoy de acuerdo con que de ahí se extraiga una conclusión total. En Andalucía, en el 80% de las ciudades de más de 100.000 habitantes se producen candidaturas unidas y creo que en ese escenario evidentemente después hay una casuística determinada. Nosotros apostamos por la unidad real y por todos los esfuerzos de unidad que se han producido.
–Pese a ello, ¿no se ha hecho autocrítica para analizar por qué ocurren estas cosas?
–Claro, pero autocrítica tenemos siempre. Cuando el 2 de diciembre no obtenemos los resultados que esperábamos, había gente que nos decía que por qué íbamos unidos y consideramos que la unidad es el único camino. Toda gente que contribuya a la desunión, no contribuye a la causa que es para la que estamos aquí: defender a la gente que lo ha pasado mal en la crisis y necesita instrumentos políticos poderosos. Prefiero gente que me critique porque apuesto por la unidad que por lo contrario.
–Hablando de las críticas, se juzgó mucho a Pablo Iglesias cuando se ausentó varios meses por su baja paternal. ¿Cree que eso afectó a nivel político?
–Somos muy hipócritas porque ¿hemos decidido que en la política se sea coherente con lo que defendemos en la vida o no? Hay una gran hipocresía en los diferentes parámetros con los que se miden determinados comportamientos. A mí me ha parecido que ha sido una decisión que se toma para conciliar la vida familiar, que es algo que defendemos en nuestro modelo político. También una segunda cuestión, nos llenamos la boca de decir que nadie es imprescindible y yo así lo pienso. Nadie, ni yo, ni nadie somos imprescindibles en política.
–Pero luego se anunció su regreso con el cartel de 'Vuelve' y eso si lo hacen otros partidos se hubiese tildado de machismo...
–Lo retiraron. Ese fue un cartel que retiraron. Lo que sí veo es que se eleva a categorías políticas todo lo que se hace desde determinados espacios. Este es el juego de la correlación de fuerzas y también del espacio mediático.
–¿Izquierda Unida ha sido engullida por Podemos?
–¿Lo ve? Antes me planteaba lo de la fragmentación y que si vamos juntos es que vamos engullidos y no. Hay mucha impostura en el debate político de “hagamos lo que hagamos” se va a criticar. Creo que como IU somos un espacio de unidad por nuestra propia naturaleza. Quienes estaban interesados en que fuéramos fragmentados son otros agentes políticos que competían electoralmente contra nosotros.
No estamos aquí para mirarnos el ombligo de Izquierda Unida, estamos aquí para servir los intereses de la gente que está muy fastidiada, por decirlo diplomáticamente, con una reforma laboral que devora las condiciones laborales de la gente, los servicios de sanidad y educación. Tenemos que servir a eso y no a debates narcisistas de organizaciones.
–El 28-A está a la vuelta de la esquina, ¿puede pasar como en Andalucía? Porque no se esperaba un gobierno de la derecha.
–Hay mucha volatilidad. Las encuestas creo que son performativas, es decir, que a lo que están destinadas es a generar una reordenación y reubicación del electorado en función de unos resultados u otros, que no son todo lo rigurosos que se quieren. De la misma forma que hubo una sorpresa el 2 de diciembre de un lado, puede haberla del otro. Y nosotros no estamos tan mal como dicen, ni mucho menos.
–Hablando de las encuestas, hay unas que consideran que Vox podría superar a Unidas Podemos...
–En Andalucía se demostró que se equivocaron, por tanto a mí no me van a suponer ningún valor de actuación de aquí al 28 de abril. Si se abre el discurso de lo social y de las preocupaciones de la gente, somos el proyecto que más claramente tiene un proceso de ruptura con las políticas que nos han llevado a la ruina. Somos la fuerza que tiene credibilidad para hacer una limpia general y fuerte. Frente a los que nos intentan instalar el miedo hay que construir esperanza de un nuevo país.
–Esa idea fue también con la que se concurrió a las elecciones andaluzas y no se consiguió movilizar a los votantes...
–Llevamos cinco meses ya hablando de eso. Creo que generamos ilusión en torno a un proceso que no estaba lo suficiente maduro, pero no logramos activar a mucha gente que había abandonado la confianza en Susana Díaz y en el PSOE, no conseguimos que dieran el paso al voto a Adelante a Andalucía. Si se llega a saber el resultado final, habría gente que se habría movilizado, pero la mayor responsabilidad de no haber atraído a gente al voto la tenemos los que nos presentamos.
–¿No se planteó una depuración de responsabilidades a nivel interno?
–Sí. Lo que pasa es que en aquel momento había unas elecciones municipales el 26 de mayo, ahora también nacionales el 26 de abril, que confirman el acierto que tuve al decir que había que aplazar cualquier decisión de asunción o depuración de responsabilidades a la finalización del ciclo electoral.
–"Aplazar", lo que significa que la puerta no está cerrada...
–Es que se tiene que hacer. Todas las decisiones tienen sus consecuencias, pero creo que es una irresponsabilidad que en medio de un proceso, de un ciclo electoral que no ha acabado, se tome ninguna decisión.
–¿Qué opina sobre el nuevo Gobierno de la Junta? Ese bipartito...
–Es un tripartito. Ni una mala palabra, ni una buena acción. Creo que anda muy despistado. Me ha sorprendido que con tanto afán de acceder al Gobierno haya tenido esta ralentización en toma de iniciativas. Puede ser por un lado por despiste y por otro, por voluntad política, el no tomar las medidas más polémicas hasta que no pasen las elecciones.
Por ejemplo, el hecho de que no se presenten presupuestos es una medida clara a ocultar cuáles son sus verdaderas intenciones de gran privatización que van a tener como eje estratégico de su actuación. Y hay un Vox que intenta atemperar el PP llevándolo de la mano pero que está determinando las políticas del tripartito
–¿Cómo está viendo esta llamada irrupción de Vox en el Parlamento?
–Con su táctica de intentar ser el eje del discurso político, su intento de escandalizar. Creo que se va desinflando y demuestra muchas carencias y desconocimiento de las instituciones, pero sobre todo lo que tiene es una brutalidad de los mensajes que da mucha aprehensión. No me da miedo, hay que combatir ese tipo de mensajes y hacerlo de manera pedagógica.
–¿Cómo se traduciría ese desplome que dice en las próximas citas electorales? Porque se vaticinan gobiernos de coalición incluso con Vox...
–Eso lo tengo que ver. No hablo de conjetura, hablo de política y observo que el aparato mediático conservador que ha promovido a Vox está más tenue y está proyectando su apoyo al PP. Casado es perfectamente identificable con Vox con las barbaridades que ha dicho sobre política migratoria, es las medidas sociales más regresivas que he escuchado al PP, y ya es decir, en la última década.
–Uno de los argumentos que ellos emplean para defender su postura es que el feminismo está politizado, ¿cree que eso es cierto?
–La derecha en España tiene una posición autoritaria. Tiene una caspa autoritaria que no se ha conseguido quitar. Cuando hablan de que el feminismo está politizado, es que la política es todo. Lo que ellos temen es que ahora pase un movimiento, que tiene una fuerza fundamental que es capaz de movilizar como no puede movilizar nadie en las calles. Tiene miedo porque no se creen el feminismo en clave de igualdad como el que se propone.
–Precisamente lo que es la lucha feminista es algo en lo que está unida de forma visible toda la izquierda, incluso el PSOE se considera abanderado de la lucha feminista...
–A mí no se me ocurriría decir que somos abanderados de un movimiento. Es significativo de lo que cada uno interpreta que tiene que ser un movimiento, y los movimientos no tienen que ser instrumentalizados por los partidos, tienen que tener su visión autónoma, sacudidora de la sociedad civil, y evidentemente IU o Adelante Andalucía tienen coincidencias con el movimiento feminista es algo que está claro.
De hecho, una de las reflexiones conjuntas que tuvimos para que liderara Teresa Rodríguez la candidatura a las elecciones andaluzas era que era tiempo de feminismo y eso se tenía que incardinar con una mujer tan feminista como ella, entre otras cosas. Lo que une o separa las cosas son las políticas.
–Hablando de Teresa Rodríguez, ¿qué le parece que haya renunciado a cobrar las dietas durante su baja maternal y que se le haya denegado la petición?
–Hemos planteado una reforma del reglamento y del régimen económico en el ámbito parlamentario. No somos partidarios de que haya subida de salarios en el Parlamento, como no somos partidarios del método actual de asignación de dietas y desplazamientos.
Creemos que hay un método mucho más razonable, que es el mismo que tienen los empleados en los servicios públicos: recibimiento de dietas por justificación. Tan sencillo como el que usted tiene con su empresa, en el que lo que gasta en tiempo de trabajo mediante justificante lo exprese. Apostamos por una reforma que el resto de grupos parece que no tienen voluntad de hacer y lo sentimos mucho.
–Volviendo al Parlamento de Andalucía, ¿a quién prefiere en la oposición a Susana Díaz o a Juanma Moreno?
–No me lo he planteado nunca. Preferimos ser gobierno. El proyecto de Adelante Andalucía tiene un valor estratégico para conseguir el Gobierno de Andalucía. Lo que sí le digo es que creo que tenemos una oportunidad para construir una alternativa fresca, ilusionante y coherente ante un hecho constatable que es el fracaso o agotamiento del proyecto del PSOE después de 40 años de gobierno.
Sus pufos le van a lastrar a la hora de hacer oposición. En Granada, con el caso Nevada es evidente. Nos va a costar a los contribuyentes 200 millones de euros la indemnización. Es una absoluta aberración e incompetencia del Gobierno y habrá muchos pufos. Y luego hay una derecha que va a recortar derechos.
–Entre los recortes que se dice que va a hacer la derecha en Andalucía se habla de derechos, pero también de Canal Sur. ¿Qué va a pasar con la RTVA?
–El problema es que la voluntad del Gobierno es no presentar los presupuestos. ¿Qué Gobierno que se precie, que dice cambiar las cosas resulta que lo que hace es no presentar los presupuestos hasta después de las elecciones? Ahí hay gato encerrado, algo huele mal. Es de locos que después de gobernar casi 40 años el PSOE y con el hambre que decían de llegar al Gobierno, tarden medio año en presentar los presupuestos.
Puede haber discursos, intenciones, proposiciones de ley, pero si no tienen fuente de financiación son papel mojado. Esa es la única voluntad política que ha presentado el Gobierno, el no hacer presupuestos. Lo que sí puedo decir es que Adelante Andalucía va a defender el modelo público de Canal Sur y que suponga un blindaje en cuanto a su necesaria transformación en un servicio público y no de estar al servicio de quien gobierne.
–Entonces Canal Sur necesita una regeneración.
–Totalmente. Tenemos que garantizar que el modelo público se mantiene y que no puede estar al servicio del gobierno de turno. Si conseguimos esos dos ejes, podremos avanzar mucho en el modelo de RTVA.
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