Antonio de Nebrija en Granada

El autor sevillano de la primera Gramática Castellana de 1492 dejó en Granada larga descendencia Sus hijos pusieron una imprenta en Cartuja Hoy el castellano lo hablan hasta en Cataluña, creo

1. Escudo del taller granadino de los Nebrija. 2. Retrato de Antonio de Nebrija. 3. Nebrija. 'Gramática de la Lengua Castellana'. FOTOS: José Luis Delgado
1. Escudo del taller granadino de los Nebrija. 2. Retrato de Antonio de Nebrija. 3. Nebrija. 'Gramática de la Lengua Castellana'. FOTOS: José Luis Delgado
José Luis Delgado Granada

22 de abril 2013 - 01:00

No está mal recordar en el Día del Libro a Nebrija. Hay en Granada un callejón llamado de Lebrija, junto a los Jardines de Rolando. El ilustre gramático sevillano, Antonio Martínez cambió su apellido por el de Nebrija porque Nebrissa era el nombre de su pueblo natal. Conocida es su Gramática Castellana de 1492 al ser la primera presentada a la reina Isabel con la intención de "desbaratar la barbarie por todas las partes de España tan ancha y luengamente derramada". Pero fijó la Lengua común que luego se llevaría a América y hablarían más de 300 millones de ciudadanos. Y algunos son catalanes.

Aunque la imprenta la trajo a Granada Fray Hernando de Talavera en 1496, sabemos que los hijos de Nebrija, Sancho y Sebastián, se instalaron aquí en 1533 y abrieron una imprenta en un precioso carmen de la calle Real de Cartuja, cerca del Mirador de Rolando. Ya su padre había sido impresor en Salamanca y ahora sus hijos quieren seguir la noble tradición.

Jorquera en sus Anales sitúa el carmen de los Lebrija por la calle Real de Cartuja. Literalmente dice así: "Sobre la calle real el (carmen) de Sancho de Lebrija es de gran fama, obra de Antonio de Nebrija, a quien le debe la Gramática sus mayores lauros". Según parece el carmen se beneficiaba de la acequia de Aynadamar.

El Padre La Chica Benavides en el papel XL de su periódico Gazetilla curiosa, de 1765, también se refiere al carmen diciendo que aún se conserva el lugar en el que el insigne maestro de la latinidad, Antonio de Nebrija, tenía su estudio. Era aquí donde vivían los dos hijos de Nebrija, Sancho y Sebastián. Éste fallece en Granada hacia 1560 y su hermano Sancho, que fue Alcalde del Crimen de la Chancillería, unos años antes, en 1556, siendo enterrado en el Convento de Mínimos de la Victoria situado al final de la Cuesta de la Victoria, hasta que fue derribado a finales del siglo XIX. Tuvo Sancho seis hijos; uno de los cuales, Antonio, el mayor, y tenido al parecer fuera de su matrimonio con María de Carranza, fue el que siguió la tradición de su padre en la imprenta.

Este Antonio se casa con María de Robles y tiene varios hijos, razón por la que empieza a aparecer el apellido Lebrija en Granada en torno a la colación de San Ildefonso. El archivo parroquial de la Iglesia de San José conserva las partidas de bautismo de sus hijos Sabina, Juana, Sancho y Francisca; y hasta de los nietos bautizados ya en la Iglesia de San Ildefonso.

Está claro pues que los Lebrija (o Nebrija) montaron su imprenta en uno de los lugares más privilegiados de Granada, cerca del mirador de Rolando. Fue precisamente la necesidad de publicar decentemente las obras del insigne padre lo que movió a Sancho a abrir el negocio en Granada.

Una de las más interesantes impresiones sería la del retrato del mismo Antonio de Nebrija abriendo la edición del Diccionario de 1536. A falta de fotografías o retratos de pintores, esta imagen nos acerca al ilustre gramático lebrijano. Además de las obras de Antonio de Nebrija se publicaban sobre todo misales, breviarios, manuales, crónicas, himnos, homilías, etcétera, prácticamente todas de carácter religioso.

Con el colofón de Apud inclytam Garnatam solían terminar los impresos, por lo que este fue el sello distintivo del taller de los Lebrija al pie de un escudo en el que no faltaban los adornos de granadas y la letra griega ypsilon en el centro. La imprenta instalada en el Carmen de los Lebrija en Granada acabó siendo una de las más importantes de España en el siglo XVI.

Con tanta prole como dejaron, milagro sea que no quede por Granada algún Lebrija o Nebrija. Por lo menos el callejón, enorme cuestarrón, junto a la Carretera de Murcia, mantiene el nombre.

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