Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Granada
Granada/Granada ha vuelto a vivir en este 2023 un verano de calor asfixiante, con hasta cuatro episodios de temperaturas extremas y semanas completas llegando a 40 grados. En este microclima se hace necesario buscar alternativas para refrescarse más allá de acudir a la tan socorrida Costa Tropical, ya que en la capital son pocas las opciones de piscinas abiertas más allá de la conocida Playa de Almanjáyar.
En este cúmulo de situaciones, los granadinos siguen echando de menos el parque acuático Aquaola, situado en Cenes de la Vega, cuando se cumplen quince meses de su cierre definitivo, en mayo de 2022. La clausura vino derivada de la crisis económica que esta área de ocio arrastraba desde hacía 10 años, y dejó en fuera de juego a quienes esperaban poder volver a deslizarse por sus toboganes en el primer verano "normal" tras los problemas de la pandemia.
2023 tampoco ha sido el año de regreso de las piscinas y los toboganes a las colinas de Cenes. Esto sumado a la carencia de servicios de piscinas públicas que abren en verano en la capitalpiscinas públicas que abren en verano en la capital para responder a las necesidades de la población que desde junio a septiembre está en la ciudad hace que la gente se imagine cuál puede ser el futuro de las instalaciones situadas en las montañas de Cenes de la Vega.
Por el momento, la zona permanece cerrada al público, con carteles que alertan de que es una zona privada, que se prohíbe el paso a toda persona ajena a la instalación, y se avisa también de la presencia de cámaras de videovigilancia para evitar que nadie se cuele en la zona. En la parte de la entrada, la basura se acumula, y se mezcla con restos de botellas de vidrio, cajas de tabaco y colillas. Lo que hace años era lugar de recreo sano para niños y familias se ha convertido ahora en una zona abandonada a la que solo llegan quienes quieren evadirse.
Varios vecinos de Cenes de la Vega reconocen que todavía hay familias y personas que llegan con sus vehículos hasta los accesos del Aquaola creyendo que el parque acuático aún está abierto. Pese a que una rápida búsqueda en Internet es suficiente para saber que la zona está cerrada al público, en algunas páginas webs aún se puede ver que este permanece abierto, y vídeos en Youtube enseñan como era la zona y qué toboganes se podían encontrar a modo de tutorialYoutube.
Es más, en la propia página web de turismo de la Junta de Andalucía, www.andalucia.org, la sección de información sobre Aquaola sigue abierta, dándole a quien entra sensación de que la infraestructura es visitable. Se informa de las características, horarios y precios en los diferentes idiomas en los que el sitio web está disponible. También sigue disponible la opción de ver las reseñas en la web TripAdvisor, pero este sí avisa que el parque está ya "cerrado permanentemente".
Pese a las prohibiciones de acceso, son varias las personas que se han saltado las medidas disuasorias y han accedido desde el exterior. Solo con dar una vuelta por los alrededores se puede ver cómo las vallas perimetrales han sido vandalizadas y rotas, y como estas han necesitado ser reforzadas para evitar más allanamientos, siendo ahora imposible acceder.
Las estructuras que aún permanecen montadas han sido pintadas de grafittis y es evidente que el ser humano ha accedido a la zona. De hecho, el pasado verano varios grupos de jóvenes se colaron en las instalaciones y subieron su logro a redes sociales, razón por la que fueron denunciados. Desde la propiedad se pide que se eviten este tipo de acciones y aseguran que se denunciará a quienes rompan la Ley de Propiedad Privada, para disuadir a quienes quieran entrar en el lugar, intentando así evitar accidentes o lesiones.
Rodeando la Urbanización Cerro del Oro, que queda situada por encima del parque acuático, la vista de la zona que un día fue la piscina de olas, la zona de tumbonas y la zona infantil es visible a los ojos de quienes viven en el lugar, deportistas que suben los empinados desniveles en bicicleta o corriendo, o de curiosos que simplemente pasan por allí. La naturaleza ha recuperado lo que una vez fue usado por el hombre, y la vegetación, en forma de arbustos y hierba, se ha adueñado de la zona.
El sonido del agua y del bullicio de niños y mayores ahora se ha sustituido por el de los insectos. "Es una verdadera lástima, se ha perdido la vida que la zona tenía. Cierto es que ahora estamos mucho más tranquilos y se agradece, pero también se echa de menos el tenerlo aquí", comenta a este periódico Encarna Jiménez, una de las vecinas de la urbanización que pasea habitualmente a su perro por el lugar.
"Yo tengo muy buenos recuerdos de mi infancia aquí, aunque es cierto que los últimos años lo recuerdo mal, con los toboganes muy gastados, descuidado y casi sufriendo más que pasándotelo bien. Ojalá alguien lo compre y le vuelva a dar vida. Era un escape perfecto para días de calor", recuerda Pedro Rodríguez, granadino que subía con su bicicleta por la zona el día que se realizó este reportaje.
El cartero del servicio postal de Correos que da cobertura a la zona reconoce a este periódico que todavía, de vez en cuando, deja cartas en la parte de la entrada de Aquaola. Cartas que son recogidas por la propiedad asiduamente, pues el buzón, aunque algo oxidado, no está lleno.
Juan Pérez, también vecino de la Urbanización Cerro del Oro, recuerda el denso tráfico que había en verano, con autobuses y particulares subiendo cada día. "Si lo vuelven a abrir, espero que arreglen la carretera y que lo hagan mejor. No podía ser que la gente aparcara donde quería y nos obligaba a quienes estábamos aquí a estar llamando diariamente a la grúa", denuncia.
Actualmente, los terrenos del Aquaola están oficialmente a la venta, gestionados por el consejo de administración, a la espera de que un comprador quiera hacerse con la totalidad del espacio. La empresa propietaria, Parque Acuático Aquaola SL, ha cesado su actividad, pero no ha llegado a entrar en concurso de acreedores, y cuenta con el importante activo de las instalaciones. Esos terrenos ahora pueden ser comprados por cualquier inversor que decida hacerse con ellos y darles o el mismo uso que tenían, o invertir para cambiar el destino de Aquaola.
"Con el parque pueden hacer dos cosas, o bien reactivar la actividad del parque acuático, o destinarlo a cualquier otra actividad que esté permitida urbanísticamente y que sea más rentable que el parque. Eso ya quien se quede con ese espacio será quien decida qué hace con él", aseguraba hace un año a este periódico la última gerente de la instalación, Raquel Rodríguez.
La opción de volver a habilitar toboganes y dar acceso al público sería la más sencilla, ya que los terrenos están adecuados para ello. Se podría mantener las mismas atracciones y la misma morfología existente, abriéndose así un Aquaola 2.0. También se podría crear un nuevo parque de atracciones acuáticas, cambiando la distribución del actual. Esta opción es más arriesgada, y también más cara, pues supone una inversión aún mayor en las montañas.
La otra opción sobre la mesa es borrar la historia del parque acuático y que cambie su uso. Reconvertir la zona de la montaña para otras actividades. La superficie total de 40.500 metros cuadrados tiene calificación urbanística de "suelo residencial terciario", por lo que se podrían instalar en la zona servicios comerciales o turísticos. La reconversión de la montaña de Cenes de la Vega en espacio para viviendas particulares o chalets privados está descartada, salvo cambio urbanístico.
Hoteles, campings o residencias turísticas podrían ser construidos en la zona sin problema. En la mano de las empresas que quieran construir este tipo de alojamientos turísticos en el terreno estaría el conservar o no las instalaciones acuáticas. Son muchos los hoteles y campings por toda España que disponen de toboganes y atracciones acuáticas en sus recintos, por lo que no sería de extrañar la conservación de parte de las infraestructuras.
El parque acuático fue inaugurado el 10 de julio de 1986, y los actos de inauguración fueron presididos por autoridades provinciales de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Cenes de la Vega. El acto tuvo relevancia social y mediática, ya que se trataba de una actividad de ocio de reciente implantación en España e inexistente a esa fecha en Europa, puesto que en 1986 solo se habían construido en nuestro país tres parques acuáticos.
"Su cierre ha sido una pérdida importante para el tejido empresarial de la localidad y nos da mucha pena", valoraba en el día de su cierre el alcalde de Cenes de la Vega, Juan Ramón Castellón, quien comentaba en mayo de 2022 que perder el parque acuático "ha sido como perder un pedazo de la localidad". Un pedazo que, por el momento, no tiene vistos de ser recuperado.
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