Aurelia Navarro, la atrevida pintora de la Casa Ajsaris
Ayer y hoy
La exposición de la Casa Museo Ajsaris, con motivo del Bicentenario de los Bomberos en Granada, incluye una obra de la pintora granadina que acabó de monja en un convento cordobés
Cualquier tarde es buena para visitar la exposición que hasta el 23 de mayo se guarda en el Centro Cultural Gran Capitán (antiguo Hermanitas de los Pobres). Sirve de pretexto la conmemoración del Bicentenario de los Bomberos en Granada. Fue en 1821 cuando el afrancesado militar Ruiz Pérez importó de Francia la idea de crear en Granada un Cuerpo de Zapadores Bomberos, cuerpo al que Granada estará siempre muy agradecida. Si hay un servicio público que cae simpático es el de Bomberos. Dos millones de gracias por estar 2 siglos velando por Granada.
Se aprovecha el acto para exponer una magnífica selección de obras conservadas, con tanto esmero como coste económico, en la albaicinera Casa Museo Ajsaris que durante décadas han mimado los señores Juanma Segura y Francisco Jiménez. Dos granadinos sensibles, uno en la tierra y otro ya en la gloria, a los que la ciudad debe reconocimiento millonario.
Entre las obras desfilan nombres de ilustres pintores casi todos granadinos, varones y de los siglos pasados que yo aquí me resisto a citar para no hacer empachosa la lectura. Sin embargo, entre tanto pintor masculino, hay en la sala una obra de una mujer que para su tiempo fue considerada como muy atrevida y por ello relegada hasta por su propia familia, al tratar en sus cuadros el desnudo femenino. ¿Cómo se le ocurre a una mujer pintar desnudos femeninos? Cosa distinta es posar desnuda para pintores masculinos como hizo aquella Simonetta Vespucci para Botticelli, aquella Venus para Velázquez o la Maja para Goya. Así eran desgraciadamente las cosas…y no sé si lo son aún.
Aurelia Navarro Moreno, una granadina de buena familia nacida en 1882, acude a la cita del Centro Gran Capitán con su recatada obra Pensativa; dama perfectamente tapada hasta la garganta y tocado el pelo con su pañuelo de flores, lejos de aquel Desnudo femenino por el que fue tan criticada, a pesar de haber demostrado con creces su aptitudes para el noble arte de la pintura, siendo que fue alumna de José Larrocha y de Muñoz Lucena, participando en Exposiciones Nacionales en Madrid a la altura de López Mezquita y Rodríguez Acosta, según leemos en sus numerosos estudios y biografías. “Mujer de claro talento…dibujante de mano firme” en palabras de Francisco de P. Valladar en El Defensor (1908).
Ser hija de médico y de noble dama de alta cuna en la Granada de 1900 y dedicarse a la pintura no estaba bien visto. Fue mujer sujeto del arte (y no objeto) pintando aquella obra titulada Desnudo (1908), un bellísimo autorretrato adquirido por la Diputación de Granada por 2.000 pesetas (12 euros actuales). Dicen los estudiosos de su obra que, habiendo merecido primeras medallas, lo más que le ofrecían era un tercer premio. En 1908 leemos en El Defensor de Granada “Una artista de mérito. Aurelia Navarro ha sido premiada con la tercera medalla en la Exposición Nacional… se propone la compra del cuadro…aunque quiere comprarlo su majestad la reina Victoria”.
Esta pintora atrevida y valiente para su época abrió camino aunque perdiera ilusión, lo que le obligó a ingresar en 1923 en la Congregación de las Adoratrices de Madrid. Era difícil luchar contra los jurados de las exposiciones que nunca premiaban con justicia a las mujeres.
Al final de su carrera, aunque había tratado todos los géneros, lo único que le dio por pintar fueron cuadros de tema religioso como el dedicado a la Madre Sacramento (1933), fundadora del convento. Aurelia murió en Córdoba en 1968 pero sigue viva y hermosa en el palacio de Bibataubín y en la preciosa Casa Museo Ajsaris, entrañable pinacoteca que ojalá nunca desaparezca de Granada; aunque, si aquí por ignorancia o desidia perdiera su silla, ahí están al acecho Málaga o Sevilla. Y luego iremos a llorar a la Virgen de las Angustias.
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