Barcelona y Granada en la coronación de Zorrilla
Granada gritó ¡Viva Cataluña! El alcalde de Barcelona se fue encantado. Aunque la ciudad no estaba para derroches, algunos hicieron negocio. Ya en Granada funcionaba el 'merchandising'.
NOVIEMBRE es el mes de Don Juan Tenorio, la conocida obra de José Zorrilla, coronado en Granada como Poeta Nacional en el Corpus de 1889. Fue el propio Duque de Rivas, enviado por la Reina Regente María Cristina, madre de Alfonso XIII, el que vino a coronarlo con aquellas frases: "En nombre de S.M. la Reina, tengo el honor de colocar esta corona sobre las egregias sienes del inmortal autor del poema Granada". Antes, el 5 de abril de 1845, en plena primavera, nos visitó Zorrilla por vez primera; entonces dejó esto escrito: "Dejadme que embebido y estático respire/las auras de este ameno y espléndido pensil./Dejadme que perdido bajo su sombra gire;/dejadme entrar en brazos del Darro y el Genil...".
Los actos de la Coronación, promovidos por el Liceo de Granada y la colaboración del periodista Luis Seco de Lucena, director de El Defensor, duraron desde el 16 al 29 de junio de 1889 coincidiendo con el Corpus y a ellos asistieron miles de personas y numerosas representaciones de toda España y del extranjero. No estaba Granada para muchos derroches; acabábamos de salir de epidemias y terremotos, pero hubo certámenes literarios, conciertos dirigido por el maestro Bretón, corridas de toros, banquetes, bailes de gala, sarao en Los Mártires, iluminaciones callejeras con luces de bengala, bandas de música, balcones engalanados,... Y como escenario principal, el Palacio de Carlos V.
Una de las embajadas invitadas por el Liceo de Granada fue la de Barcelona. El Ayuntamiento catalán vino representado por su alcalde don Francecs Rius i Taulet, Marqués de Olérdola, acompañado del secretario, un cronista, un arquitecto municipal, guardias de gran gala, el estandarte de la ciudad, maceros y porteros en traje de ceremonia. Donó una corona de hierro y oro con la leyenda "Barcelona a Zorrilla" y 1.000 pesetas. La corona se guarda hoy en el Museo Zorrilla de Valladolid.
Cundía por entonces en España una cierta tendencia al divorcio de Cataluña del resto de país; sin embargo, en Granada la representación catalana se granjeó la simpatía general hasta el punto de que al paso de la espectacular comitiva por las Plazas Nueva y Bibarrambla se oyeron gritos de ¡Viva Barcelona!, ¡Viva Cataluña!, mientras el alcalde Rius se quitaba el sombrero e inclinaba la cabeza en señal de agradecimiento. Finalizada la ceremonia de la coronación, la colonia de catalanes residentes en la ciudad invitó a un almuerzo en el Hotel Washington a los representantes de la Ciudad Condal. En el discurso a los postres, Barcelona agradeció a Granada su cálida acogida y recordó que fuera el granadino Álvarez de Castro el defensor de Gerona contra Napoleón. Todo terminó con gritos de Viva Granada y Viva Cataluña.
Granada regaló a Zorrilla una corona de oro sacado del río Darro que pesaba 450 gramos. Le fue entregada sobre un cojín de terciopelo bordado por la directora de la Escuela Normal doña Encarnación del Águila. Alguien dijo que cuando se fue a vender la corona los tasadores descubrieron que no era oro todo lo que relucía. Sí sabemos que quien pagó la hechura fue el joyero Manuel Tejeiro, que luego sería alcalde de Granada.
Muy listo este Tejeiro, regente de la joyería Tejeiro y Compañía, que aprovechando la ocasión fabricó brazaletes de oro y plata con unas medallitas con la efigie de Zorrilla. También el fotógrafo García Ayola vendía fotos del acto de la coronación a 5 pesetas. Y el Bazar Granadino puso igualmente a la venta miles de abanicos con el retrato del poeta. Ya en Granada funcionó el merchandising a costa de Zorrilla. Él mismo se quejaba de tener que firmar tantos abanicos en vez de sus propios libros. Se aprovecharon los políticos, se beneficiaron los comerciantes y se fue coronado el anciano poeta castellano.
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