Boabdil y la lepra en Granada

Granada/Cuentan que el doctor Hernando fue uno de los más prestigiosos profesores que hemos tenido en nuestra Universidad y una figura mundial en su especialidad. El propio Santiago Ramón y Cajal le tributó un enorme cariño hasta el punto de tenerlo como amigo y confidente profesional al considerarlo como uno de los profesores más sabios de la medicina española. Ya hace años, el 11 de enero de 2010, publiqué en Granada Hoy el artículo Boabdil, catedrático de Medicina. Pero no resulta ocioso en estas fechas volver a recordar a este insigne catedrático que lo fue de la Universidad de Granada y al que su provincia natal rinde merecido homenaje, dedicándole además una calle. Benito Hernando nació en Cañizar (Guadalajara) en 1846.

Ciertamente, este alcarreño de piel morena, barba cerrada y ojos morunos, fue el que encarnó la figura de Boabdil en el cuadro de la Rendición de Granada que pintara su amigo Francisco Pradilla en 1882, representando la entrega de las llaves a los Reyes Católicos. El cuadro se conserva hoy en el Palacio del Senado en Madrid.

Ocurrió hace un siglo. Don Benito murió en 1916 y dos años después, en 1918, la Real Academia de Medicina de Madrid le tributó un homenaje al que se invitó expresamente al Padre Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María, dada la amistad que se sabe tuvo con el doctor Hernando, el cual, junto a los doctores Federico Olóriz y Víctor Escribano, fueron grandes benefactores y propagandistas de la obra avemariana. Anunciaba el homenaje El Heraldo de Madrid a principios de marzo. El acto se celebró en abril y en el anfiteatro del Real Colegio de Medicina de San Carlos; estuvo presidido por el que fuera ilustre catedrático de Fisiología doctor Carlos Cortezo (catedrático de la Universidad de Granada, cargo que nunca ocupó). Y aunque el Padre Manjón no pudo asistir, se leyeron unas cuartillas por él enviadas.

Fue don Benito un ilustre médico poco conocido en Granada cuando precisamente es el autor de La lepra en Granada, una de las obras que más contribuyó al conocimiento de esa terrible enfermedad. "Solo por esta obra creemos que debe ser considerado uno de los principales leprólogos, así como uno de los iniciadores de la Dermatología en España", según los doctores Salvio Serrano y Fernando Girón (2016). Se trata de una obra de más de 500 páginas, recopilación de las investigaciones hechas en la cátedra de Dermatología desde el curso 1871, en colaboración con varios estudiosos extranjeros y con los doctores Juan Creus y Eduardo García Solá. Su fama en Granada le hizo pronunciar el discurso inaugural del Curso 1877-8 de nuestra Universidad.

La lepra era conocida como la elefantiasis por los griegos o el mal de San Lázaro, y los leprosos considerados como apestados y miserables. Hernando, como director del Hospital de San Juan de Dios, atendió a los enfermos del cólera que asoló Granada en 1885, y como director del Hospital de San Lázaro, a los leprosos allí hospitalizados, siguiendo de cerca la evolución de estas terribles enfermedades. Recibió por ello el reconocimiento oficial al serle concedidas medallas de mérito. Granada debía agradecerlo honrando su memoria, como hoy hacemos, aunque con modestia, un siglo después.

Médico culto, dicen que fue visitado por los eminentes doctores alemanes Virchow y Hansen, interesados en sus trabajos sobre la lepra, manteniendo las conversaciones en latín. Un caso más de médico humanista que representó al rey Muhammad XII (Boabdil) entregando las llaves a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492 en el cuadro de Pradilla. Tenemos calle Reyes Católicos, calle Boabdil y calle Pintor Francisco Pradilla; falta la de doctor Benito Hernando. Y es que en Granada unos faltan, otros sobran y otros no sé qué pintan.