Calor y café para encauzar la vida
Un centenar de personas sin hogar pasan cada día por la asociación para participar en talleres, recoger comida, lavar la ropa o llamar por teléfono 70 voluntarios trabajan para mejorar su vida

En Calor y Café no importa el lugar de procedencia. Da igual si la vida golpeó dos veces, tres o cinco mil. Tampoco si las personas que se acercan hasta esta asociación conocen hacia donde van. Lo único que importa es que ese camino, el de la vida, se recorra lo más dignamente posible, y aquí, a veces, se consigue.
La asociación surgió cuando la presidenta, Ana Sánchez Montoro, empezó a salir con unos amigos para repartir una bebida caliente y dar conversación a las personas sin hogar que sobrevivían por aquel entonces en Granada. "Empezamos a trabajar con ellos en la calle. A llevarles un poco de sopa, un bocadillo...", relata Sánchez, que recuerda que al principio solo iban dos personas. Sin embargo, poco a poco, se fue sumando gente hasta que decidieron montar una primera sede en la calle Horno de Oro, que después se trasladó a la calle Colegios.
Sin embargo, el verdadero sueño de Calor y Café se cumplió el pasado mes de julio cuando la asociación consiguió mudarse al barrio de la Cruz después de muchos problemas con los locales. "El Ayuntamiento de Granada nos cedió un espacio porque el nuestro se había quedado pequeño pero después de muchas desavenencias con los vecinos decidimos dejarlo y alquilar nosotros uno", relató Sánchez Montoro.
Este nuevo local está ubicado en la calle El Guerra, hasta donde los usuarios de este centro se desplazan cada día para tomar café, lavar la ropa o resguardarse del frío. Así, la primera estancia de Calor y Café es un amplio salón donde los usuarios juegan a las cartas, toman bebidas, y pasan la tarde. Pero además existe servicio de lavandería, de correspondencia, lavadora, secadora o banco de alimentos y ropa que los usuarios pueden llevarse.
En este sentido, Sánchez Montoro remarca que la asociación está abierta a todo tipo de donaciones que puedan servir para ayudar a las familias que se acercan hasta la organización. "Ahora para Navidad nos viene bien cualquier alimento que pueda servir para una cena. El aceite, por ejemplo, es muy preciado. Nadie dona aceite y los alimentos se cocinan con él", detalla.
Precisamente el pasado fin de semana el colectivo de Peluqueros Solidarios realizó cortes de pelo gratis a cambio de alimentos. Una iniciativa que tuvo mucho éxito y cuyas donaciones fueron íntegramente destinadas a Calor y Café. Pero además, la asociación organiza multitud de actividades para recoger fondos que le permitan financiar la actividad. Este fin de semana, por ejemplo, tendrá lugar una comida solidaria en el Mesón JR donde parte de los fondos serán destinados a la asociación. También venden lotería, o algunos artículos que los usuarios realizan en los talleres que se organizan.
"Tenemos alrededor de 200 socios y 70 voluntarios pero no es suficiente. Sería estupendo que vinieran más personas a la asociación a ayudar, sobre todo económicamente. Nos da igual si es con cinco euros al mes o al año. Cualquier cantidad nos sirve para continuar", dice.
Los que corroboran la importancia de esta ayuda son los usuarios que cada día se acercan hasta este espacio para pasar la tarde, conseguir algunos alimentos o una manta con la que resguardarse del frío. Personas como Antonio o Carmen, que después de una vida complicada han encontrado en Calor y Café su punto de apoyo. "Vengo aquí cada tarde. Juego a las cartas con otros compañeros y si hace falta me echo un baile para animar a la gente" detalla Antonio, uno de los usuarios que lleva algo más de un mes visitando la asociación. Cerca de Antonio, Carmen también remarca este agradecimiento hacia la asociación. "Ahora soy muy feliz", relata esta mujer que vive en uno de los pisos de acogida que tiene Calor y Café". Su testimonio es desgarrador. "Yo he vivido en muchos sitios, he tenido que pedir para comer", relata esta mujer. Hechos, todos ellos, motivados por las amistades con las que pasó sus primeros años de juventud que le llevaron por el peor de los destinos posibles.
Sin embargo, Carmen ahora insiste en la espléndida convivencia que tiene con sus compañeras de piso. "Todo lo compartimos, las tareas, la comida... yo espero quedarme aquí para siempre", relata. Ella, tuvo suerte, pues la asociación solo dispone de dos pisos de acogida y no tiene plazas para la larga lista de espera que existe.
Sobre esto, la presidenta de la asociación, Ana Sánchez Montoro hizo una petición pública: "Si alguien tiene algún piso libre, que no le sirva para nada sería estupendo que nos lo cediese por un año. Nosotros se lo devolveríamos en perfectas condiciones", remarca esta mujer a quién le encantaría prestar una vivienda a todos aquellos que están pasando por una situación difícil.
Aunque lo ideal, mejor todavía que las donaciones, según explicó, sería que "alguna administración quisiese firmar un concierto con la asociación". Mientras llega ese momento o no, la asociación sigue su curso. Es más, en un momento de crisis, ha logrado seguir creciendo hasta el punto de que cada tarde un centenar de personas pueden tomar café y endulzar un poco su vida.
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