1979: El año en el que se agotó el papel higiénico ‘El Elefante’ por culpa de los terremotos

Granada año a año

Los granadinos se acuerdan de aquel verano en el que muchos durmieron al raso por miedo a los temblores de tierra

Se celebran las primeras elecciones constitucionales y en los ayuntamientos se eligen a los primeros alcaldes democrático

1978: El año en el que inaugura el Auditorio Manuel de Falla y se anuncia el cierre del Suizo Auditorio Manuel de Falla

Adolfo Suárez responde a los que le abuchearon en Atarfe
Adolfo Suárez responde a los que le abuchearon en Atarfe / G. A. A.

Granada olía a miedo en 1979. Fue un año caras lívidas, de pálpitos en el corazón y de intensos sobresaltos en el que se puso a prueba la fe y la tendencia de los granadinos a acumular papel higiénico (marca El Elefante) tras las muchas visitas a los retretes y cuartos de aseos. Me estoy refiriendo al que todos los granadinos que estaban en este mundo por esas fechas conocen como el 'año de los terremotos'. Es en marzo cuando comienza un rosario de temblores de tierra que producen cierta inquietud entre la población. Pero es a raíz de junio cuando esa inquietud se transforma en miedo. Una noche de ese mes la tierra se movió bruscamente en la capital hasta siete veces, desde las dos de la madrugada hasta las ocho de la mañana. Al día siguiente la tierra siguió en sus trece en su intento de asustar a sus pobladores de esta zona. Aquel año el Corpus triunfó porque fue muy concurrido: las casetas del Salón se llenaron de personas que esperaban al amanecer para volver más tranquilas a sus casas. Una de las zonas donde más se notaron las sacudidas, según las publicaciones de aquel año y el testimonio de los propios afectados, fue el barrio del Zaidín, aunque se hacían sentir en toda la capital y en los pueblos del cinturón. En agosto los sobresaltos fueron a más. Ese mes se dieron seis temblores de cierta envergadura, de los que acojonan. Aprovechando el calor fueron muchísimas las personas que durmieron ese verano al raso. Familias enteras se trasladaron a las plazas y a los descampados, con sus hamacas y colchones. Los más miedosos hicieron colas en las gasolineras para llenar los depósitos de los coches por si había que salir pitando. En cuanto comenzaban las sacudidas, la gente salía de sus viviendas como le pillara en ese momento: en bragas o calzoncillos, en pijama, descalzos, no importaba, no eran momentos para remilgos.

Familias durmiendo al raso por miedo a los terremotos
Familias durmiendo al raso por miedo a los terremotos / G. A. A.

Ante tantos temblores de tierra, los más creyentes elevaban sus vistas al cielo en busca de soluciones divinas. El día 2 de agosto, el recién nombrado arzobispo José Méndez Asensio (llevaba solo unos meses en el cargo) celebró una eucarística para "pedir al Señor que libre a su pueblo de los terremotos".

El arzobipo anuncia una misa para que cesen los terremotos
El arzobipo anuncia una misa para que cesen los terremotos / G. A. A.

Las portadas de los periódicos locales llevaban todos los días noticias relacionadas con los sismos: Preocupación por Granada tras los siete terremotos del domingo, Anoche Granada tembló otra vez, Prosiguen las sacudidas sísmicas, Granada: ayer cuatro nuevos temblores de tierra, Reunión del Gobierno civil para tratar el tema de los terremotos… En la calle llegó a cobrar fuerza el rumor de que al final del verano se iba a dar un gran terremoto que iba a asolar la capital, como el trueno gordo de unas fiestas. Por eso los técnicos del Observatorio de la Cartuja tuvieron que lanzar un comunicado oficial en el que aseguraban que las predicciones de sismos para una fecha determinada carecían de base científica. A pesar de la inquietud ciudadana, aparecieron algunas noticias con cierto humor para contrarrestar tanta psicosis, como la que protagonizaba ese dueño de un bar que todas las tardes salía con una bandeja y ofrecía a los viandantes 'tila anti-terremotos'. También se puede llevar al terreno del humor la campaña soterrada de los que creían que se trataba de un castigo divino y culpaban al Ayuntamiento de que, al ser de izquierdas, no había cumplido ese año con la tradición de ofrecer una misa a la Virgen de las Angustias por los terremotos.

Un alcalde socialista y el Híper

Y es que, efectivamente, Granada tenía por primera vez un alcalde socialista desde que fuera asesinado en 1936 el médico Manuel Fernández Montesinos Lustau. Las elecciones se celebraron a primeros de abril. Al salir tan igualados los resultados, la alcaldía se la llevó el PSOE gracias a la estrategia de pactos: el PSA votaría a favor de los socialistas en Granada y el PSOE votaría a favor de los andalucistas en Sevilla. Todo para que no gobernara en ambas ciudades la UCD (Unión de Centro Democrático). Un cambio de cromos en toda regla. En Granada fue elegido Antonio Camacho, un hombre bueno por naturaleza y tal vez inseguro para la política que no supo o no quiso gestionar la crisis urbanística que había generado la construcción ese mismo año de Hipergranada, en el que muchos granadinos aprendieron a conducir por primera vez un carrito de la compra. Resulta que 150 cooperativistas habían aportado capital para la construcción de este centro comercial. Estaba situado junto a la confluencia de las carreteras de Badajoz y Málaga, en unos terrenos no urbanizables calificados como suelo agrícola de protección, en donde sólo se permitía levantar edificios directamente relacionados con las actividades agrícolas. Antonio Camacho, el nuevo alcalde, no estaba afiliado al PSOE, pero había pertenecido a la UGT y ocupaba un alto cargo en la Caja de Ahorros de Granada. El importante puesto en la entidad de ahorros y la relevancia social que este cargo le había proporcionado fueron las motivaciones principales del PSOE al recurrir a él para encabezar su lista en aquel importante proceso democrático. Pero se vio pronto que este hombre no estaba por la política. El tema del Híper lo dejó sin sueño y recibía constantes amenazas anónimas. Él había dado préstamos a los cooperativistas para su proyecto y ahora tenía que decirles que dicho proyecto era ilegal. Sus principios no le dejaron otra salida que la dimisión. Duró solo seis meses en el cargo.

Candidatos a la alcaldía de Granada en 1979. De izda. a dcha., Damián Pretel (PCE), Arturo González Arcas (PSA), Antonio Camacho (PSOE) y Sánchez Faba (UCD)
Candidatos a la alcaldía de Granada en 1979. De izda. a dcha., Damián Pretel (PCE), Arturo González Arcas (PSA), Antonio Camacho (PSOE) y Sánchez Faba (UCD) / G. A. A.

Le sucedió Antonio Jara, que era partidario de la demolición del edificio por considerar que se había construido sin licencia en una zona muy visible de la Vega. Todos los partidos de izquierda llevaban en su programa que si gobernaban derribarían el Híper. Como anécdota en la sucesión de la Alcaldía, tras la dimisión en octubre de Camacho le tocaba ser alcalde por imperativo legal al siguiente de la lista, Juan Tapia Sánchez, pero este también renunció durante la sesión de investidura. Tapia llevaría a gala durante su mandato como concejal haber sido alcalde de Granada… ¡durante media hora! El nuevo alcalde sería el socialista Antonio Jara Andreu, que estuvo más de media hora: nada menos que 12 años. Como presidente de la Diputación se nombró al magistrado José Sánchez Faba, que había sido cabeza de lista a las elecciones municipales por UCD. Sanchez Faba iniciaría una notable labor de acercamientos y ayuda a los pueblos recorriendo todos los municipios de la provincia en su totalidad. Ese año fue nombrado presidente provincial de la UCD granadina, tras la renuncia de Antonio Jiménez Blanco.

El Hiper acabará tapiándose para que nadie entre
El Hiper acabará tapiándose para que nadie entre / G. A. A.

En cuanto a Hipergranada, fue la gran polémica de la Transición granadina, la madre de todas las polémicas. Duró hasta 1985 en que fue derribado, pero entre medias hubo manifestaciones de cooperativistas, encierros, amenazas, huelgas de hambre… Como alguna vez he dicho, algunos periodistas nos licenciamos en aquella época en 'Ciencias Polémicas' con este tema.

Lo mismo que muchos trabajadores se licenciaron en Huelgas. En 1979 los currantes se dieron cuenta que podían salir a la calle a manifestarse o participar en un paro para reivindicar sus derechos sin que nadie le enviara a la Policía. Así que ese año fue uno de los que se registraron más paros laborales. El de Renfe en enero paralizó a casi todo el país. Luego fueron los agricultores, los repartidores de butano, los enfermeros, los futbolistas… El 22 de noviembre se declara una huelga general, que paralizó a toda España. Después de 40 años sin poder hacer una huelga, se convierte en una medida que llega a ponerse de moda. El paro comenzaba a preocupar a los granadinos casi tanto como el terrorismo.

Huelga en Renfe en 1979
Huelga en Renfe en 1979 / G. A. A.

El feminismo sale del armario

Pero antes, el 1 de marzo, se celebraron las primeras elecciones generales constitucionales en España. Había que formar un nuevo gobierno conforme a la Constitución y gana la UCD de Adolfo Suárez, pero empieza a notarse el fuerte incremento de los socialistas en el mapa político. En Andalucía existía una esperanza llamada Partido Socialista Andaluz, que incluso lograría entrar en el Congreso con cinco diputados y formar parte del Grupo Mixto. Los siete diputados elegidos serán tres de UCD (Antonio Jiménez Blanco, Arturo Moya Moreno y Joaquín García Romanillos), tres del PSOE (José Vida Soria, María Izquierdo Rojo y Jaime Ballesteros Pulido) y uno de PCE (Jaime Ballesteros Pulido). Para el Senado fueron elegidos José Antonio Iglesias y Pedro Montañés por UCD y Rafael Estrella y José García Ladrón de Guevara por el PSOE. Durante la campaña Adolfo Suárez visitó tierras granadinas por primera y única vez como presidente de Gobierno. La UCD comenzaba a dar muestras de debilidad y no parecía atajar los graves problemas de España (sobre todo el paro y el terrorismo) ni adaptarse a la velocidad con la que se sucedían los cambios. Adolfo Suárez, considerado después el mejor presidente de Gobierno de toda la democracia, fue abucheado en Atarfe por los sectores de izquierda y en Granada por Fuerza Nueva. En ningún momento perdió la compostura y tras los abucheos dijo: "Estamos decididos a defender la democracia, el derecho a la libertad de expresión y a la libre circulación de ideas y personas. La calle es de todos". Sus palabras aplacaron los ánimos.

También el feminismo sale del armario. Ese año se organizan en Granada las II Jornadas Estatales sobre la Mujer. La lucha feminista estaba en marcha. Hasta viene a Granada para participar en las jornadas Simone de Beauvoir, considerada la más representativa activista en cuando a la liberación de la mujer. Había escrito El segundo sexo, considerado la biblia del feminismo. Una de las ponentes, María Jesús Izquierdo, en su exposición dijo: "Reivindicamos el clítoris como receptor de placer de la mujer y cuestionamos desde aquí el mito de la penetración porque la introducción del pene en la vagina se presenta tan inútil para nuestro placer como utilizar una sartén para hacer punto de ganchillo". Joer con la María Jesús.

Ese año el Banco de Granada cae en barrena y tiene que ser 'hospitalizado' para su posible salvación. Un nuevo consejo de administración nombrado in extremis trató de reflotar la entidad financiera, que ocupaba uno de los primeros mamotretos vidriosos de la Gran Vía. Y es que cuando se rumoreó que el banco no iba bien por la concentración de créditos en las propias empresas industriales filiales, la gente hizo colas parar sacar su dinero de la entidad. Los periódicos recogen esos días la noticia sobre varias personas que habían sido robadas por el método del tirón: los ladrones esperaban a que los clientes retiraran el dinero en metálico del banco para robarles. Una señora denunció que le habían robado de esa manera 1,7 millones de pesetas. Los ahorros de su vida. El Banco de Granada sería ofrecido a varios grupos, pero nadie quería hacerse con la patata caliente. Al final fue el Banco Central el que se hizo cargo de sus negocios. Años después este banco, también en crisis, pasaría el edificio y parte de los clientes a la Caixa. Los granadinos por entonces teníamos varios bancos y ya sólo nos queda uno. La Caja Rural es la única entidad financiera en la que podemos depositar nuestro orgullo.

Miguel Ríos se hace roquero

En el capítulo de desgracias, el 23 de octubre seis emigrantes granadinos mueren en un accidente de autobús cuando regresaban a su tierra a pasar unos días y unos ladrones roban trece cuadros del Museo de Bellas Artes de Granada horas antes de instalar un nuevo sistema de seguridad. El 14 de diciembre cae una tromba de agua en la Vega de Granada tan fuerte que casi en una docena de pueblos pierden sus cosechas. La capital se queda incomunicada por carretera y tren durante varias horas y en algunos lugares el barro llega alcanzar un metro de altura, por lo que muchos caminos se hacen intransitables.

En noviembre de ese año muere Eduardo Molina Fajardo, director del diario Patria y autor de Los últimos días de García Lorca, que se publicaría después de su fallecimiento. El libro daría muchas claves sobre la muerte del poeta, aunque minimiza la participación de la Falange en su asesinato. Lógico, Molina Fajardo era falangista y no iba a tirar piedras sobre su propio tejado.

José Val del Omar
José Val del Omar / Archivo G. H.

En 1979 Miguel Ríos canta de manera premonitoria eso de que Los viejos rockeros nunca mueren, su primer álbum con vocación roquera. Y el fotógrafo José Val del Omar crea su película Las variaciones sobre una granada, una especie de bodegón cinematográfico a partir de una composición hecha a base de granadas. Y hablando de cine, ese año cierra el entrañable cine Capitol, que estaba en la calle Recogidas, esquina con Pedro Antonio de Alarcón. Con 800 butacas que tenía se consideraba un cine modesto. Proyectaba más que nada reestrenos y su última función fue el 20 de junio, un día en que, cómo no, hubo terremoto.

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