"Carlos Cano fue mi amigo y lo seguirá siendo en lo que me quede de vida"

José maría rosales de angulo. abogado de carlos cano

El jurista pasa página después de un litigio de siete años con las herederas del cantautor granadino

El abogado granadino José María Rosales de Angulo.
El abogado granadino José María Rosales de Angulo. / María De La Cruz

Granada/La blanca y verde unió al abogado José María Rosales de Angulo con el cantautor Carlos Cano a mediados de los setenta. Decano emérito del Colegio de Abogados de Granada y uno de los juristas más prestigiosos de la ciudad, ha convivido los últimos siete años con un borrón tras ser denunciado por la familia de Carlos Cano por el destino de 480.000 euros de la herencia del cantante. El miércoles la Fiscalía y las acusaciones particulares retiraron los cargos y Rosales de Angulo pasa página a uno de los episodios más desagradables de su trayectoria.

-Las primeras desavenencias con la viuda y las hijas de Carlos Cano comienzan en 2005. ¿Cómo se llegó hasta ese punto?

Siempre mantuve que Carlos tenía un hijo, Pablo, que era tan heredero como sus hijas"

-Yo siempre he tenido unas relaciones amistosas con la familia y con el propio Carlos Cano, que era y sigue siendo mi amigo, mi gran amigo. Las querellantes comenzaron a tener discordancias y creo que puede obedecer al hecho de que yo siempre mantuve que Carlos Cano tenía un hijo, Pablo, que era tan heredero como sus dos hijas fruto de su matrimonio con Alicia Sánchez. Era tan heredero y tenía los mismos derechos que sus dos hijas, lo que parece que no fue muy bien acogido porque ellas se buscaron otro abogado inmediatamente. Seguí como abogado de la empresa que gestionaba toda la actividad y los ingresos artísticos de la obra de Carlos Cano. Ahí se inicia la relación de desconfianza.

-Es lógico que Carlos Cano le dejase el mandato de velar por los intereses de su hijo Pablo...

-Ni que decir tiene. Carlos muere joven y de manera inesperada, pese a haber tenido el embate de la rotura de aorta que provocó el viaje a Nueva York. Fallece y nadie se esperaba ese desenlace, aunque es cierto que tenía un riesgo. Pablo era su ojito derecho, a Carlos se le caía la baba con su hijo, le pagaba el colegio y le entregaba a la madre unas cantidades para su sustento, como era lógico. Así siguió siendo después de su muerte porque así lo había ordenado él, algo que era notorio, conocido y correcto.

-¿Parte de los 480.000 euros que había que justificar se emplearon en la educación del hijo de Carlos Cano?

-Claro. Hay un perito que inicialmente dice que hay que justificar 480.000 euros, en ningún momento afirma que falten. Además apunta la posibilidad de que dentro de ese dinero haya destinos como impuestos o gastos de la empresa o de la familia. A esa frase se aferran las querellantes para afirmar que faltan 480.000 euros. Eso provoca que busquemos otro perito para que compruebe el destino y la justificación de ese dinero, perito que hace un extraordinario informe por los exhaustivo y justifica no sólo 480.000 euros, llega hasta los 900.000 euros. Este informe no es acogido por la fiscalía en su momento, aunque ahí está hasta que la fiscal de la sala lo encuentra y lo toma en consideración. Nosotros también ponemos encima de la mesa otro informe más reciente en el que se justifican todos los ingresos y los gastos de la empresa. Todo está justificado.

-¿Hay gastos personales de la familia incluidos en este informe?

-Por supuesto, está el colegio de Pablo y gastos personales de las querellantes.

-Una herencia de 480.000 euros no parece una cantidad exagerada para un cantante de la repercusión de Carlos Cano. ¿Su obra no generó los beneficios que se podrían presuponer?

-Parece que los famosos tienen unos ingresos millonarios, pero Carlos murió en la cresta de la ola, profesionalmente hablando. A partir de ahí podría haber avanzado a niveles aún más importantes en la música, pero el pobre se muere. Además, Carlos era un perfeccionista en su trabajo y se gastaba un auténtico dineral en la grabación de sus trabajos. Es probable que el disco El diván de Tamarit, que hizo en homenaje a Federico García Lorca, sea el disco más caro realizado en España. Perfeccionó y afinó tanto en los detalles que hizo que el disco costase un riñón que se ha ido pagando con el paso de los años. El diván de Tamarit tenía además el agravante de que la música era de Carlos, pero la letra era de Federico, con lo que la mitad de los derechos de autor del disco fueron a parar a los herederos del poeta. Desde un punto de vista empresarial ese disco es ruinoso, pero era la obra de Carlos y seguramente uno de los discos más extraordinarios de los que se han editado en el país. Es un ejemplo de que aquí no había grandes sumas de dinero ni grandes ahorros.

-¿Los derechos de autor que genera su obra son modestos?

-Están los derechos de autor y los llamados derechos de reproducción mecánica que incide en las veces que sale en las radios o televisiones. Esto genera unas cantidades, en algunos casos importantes y en otros no, pero estas cantidades estaban en Autores y las querellantes han cobrado esta cantidad. Eso sí, lo han hecho de manera muy posterior porque no habían llegado a un acuerdo con Pablo, que es también legítimo heredero. No he intervenido en este proceso, pero sé que después de diez años se llegó a un trato con Pablo y su madre.

-Hubo medios nacionales que llegaron a publicar en su edición digital que usted había pagado de su bolsillo los 480.000 euros que reclamaba la familia para terminar el juicio...

-Ha salido del bolsillo izquierdo. Ha sido todo durísimo, soy un abogado honrado que hace su trabajo y que te acusen de apropiación indebida es un palo extraordinario.

-El abogado de la familia deslizó en sus declaraciones que sale usted del juicio "sin pena y sin gloria".

-No entro a valorar estas declaraciones.

-¿Cómo valora el acuerdo de la familia con una de las aseguradoras del Colegio de Abogados cifrado en torno a los 300.000 euros?

-No he hecho ningún trato y ningún acuerdo con las querellantes. Eso es rotundo, lo mismo que no he puesto un euro para ningún tipo de acuerdo. Ignoro cualquier tipo de actuación en otro sentido. La fiscalía, ya con el juicio señalado, pudo comprobar que todo el dinero estaba justificado. Eso mismo tuvo que verlo la acusación particular porque con este acuerdo evitan riesgos de otras condenas y otras historias.

-¿El juicio podría haber tomado derroteros inesperados?

-No soy adivino, pero como siempre he defendido jamás en mi vida me he llevado un duro y no he cometido ningún delito, tal y como ha quedado demostrado. Más no puedo hacer.

-¿Por qué se ha demorado tanto?

-La documentación de la empresa se entregó a las querellantes desde el primer momento. Recopilar toda la información y los datos ha sido difícil y trabajoso, aunque ellas ya contaban con esta información. El daño hecho durante siete años está ahí.

-Después de tanto tiempo no pudo ni calentar el banquillo, apenas estuvo sentado unos segundos...

-No me gusta la palabra víctima, me he visto inmerso en esta historia tan desagradable que me ha causado un gran prejuicio en todos los aspectos, en el personal y el profesional, aunque he tenido un gran número de apoyos. Si Carlos hubiese estado vivo jamás hubiese pasado esto. Pero desgraciadamente murió. Carlos Cano fue mi amigo y lo seguirá siendo en lo que me quede de vida.

-¿Cómo se fragua la amistad entre un cantautor y un abogado?

-En primer lugar éramos muy jóvenes, estamos hablando del año 1975 y coincidimos por nuestras mutuas veleidades andalucistas. Carlos y yo nos conocemos en esos momentos del tardofranquismo y la Transición donde teníamos inquietudes parecidas. Nos caímos muy bien y comenzamos a ser amigos. Desde entonces y hasta su muerte tuvimos una entrañable relación.

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