Los Centros de Salud de la zona Norte se unen a la lucha contra los cortes de luz
Sanidad
Los profesionales de los ambulatorios alertan de la emergencia sanitaria en la
que viven los vecinos del barrio
Se cumplen 72 horas desde que comenzara el encierro reivindicativo del párroco Mario Picazo y del Defensor del ciudadano, Manuel Martín y desde entonces no paran de reunir apoyos para que cesen los cortes de luz de la zona Norte, situación que cuenta ya con cuatro años de historia y ninguna solución. Esta tarde a las 20 horas, tendrá lugar una concentración a la que asistirán los vecinos, portando una vela en señal de indignación por la falta de electricidad.
Tras los alumnos de la UGR, el último de los estamentos en solidarizarse con los vecinos han sido los profesionales de los centros de salud Almanjáyar y Cartuja. Estos dos ambulatorios atienden a la población que sufre la pobreza energética por lo que conocen de primera mano lo que supone esta situación para la salud de estos granadinos.
Esta mañana han acudido a solidarizarse con la causa las directoras de los centros, Teresa Jerez, del Cartuja e Isabel Rodríguez, del Almanjáyar. Ambas médicos de familia, llegaron con el lema “Sin luz no hay salud” y con un manifiesto con el que pusieron de relieve los efectos sanitarios de los cortes para los vecinos, en este caso, “los más afectados siempre son los más frágiles: niños, enfermos y ancianos”.
En el caso de las personas mayores, señalaron que estas condiciones de vida les provoca “desamparo y abandono”, sobre todo si viven solas ya que “sin iluminación, calor y ascensor”, permanecen aislados con “graves riesgos” de sufrir accidentes o caídas.
En cuanto a los enfermos, las directoras de los centros se muestran preocupadas por la llegada del invierno que como cada año, deja indefensos a los vecinos ante las bajadas de temperatura y afecta especialmente a los enfermos crónicos que ven acentuadas sus patologías. Jerez sostuvo que “la situación es tremenda” dado que se agravan las “situaciones dramáticas” de quienes no pueden conectarse a la luz. Cuestiones sanitarias básicas, señalan ambas como mantener en el frigorífico la insulina para su conservación, que funcionen los aparatos respiratorios o que se carguen las sillas de ruedas eléctricas, son algunas “de las situaciones infinitas” que se viven en el barrio.
Los sanitarios del barrio, que suman su voz ante una situación que viven a diario y desde hace años, sostienen que “sin condiciones de vida básicas, como el suministro eléctrico, no es posible una correcta atención sanitaria. Sin luz, no hay salud”.
Isabel Rodríguez aseguró que los profesionales están preocupados y que la salud de sus pacientes se ve agravada cada vez más por los cortes de luz que se producen “muchas veces al día, durante muchos días a la semana”. Hay personas que sufren reagudizaciones en patologías respiraciones y otras crónicas o descompensaciones en el caso de los diabéticos.
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