Cerco a la legionela, la bacteria acuática

En la provincia se han comunicado en lo que va de año nueve casos, de los que uno fue de origen hospitalario en el Virgen de las Nieves · Salud y los propios hospitales trabajan a diario para evitar su multiplicación

El Virgen de las Nieves toma muestras cada mes de sus torres de refrigeración y depósitos de agua.
S. Vallejo / Granada

15 de agosto 2011 - 01:00

La legionela es una bacteria que vive en aguas estancadas y que puede entrar en el organismo a través de la inhalación de pequeñas partículas de agua contaminadas por la bacteria. Al ser una enfermedad grave, que tiene incluso un alto índice de mortalidad, y tener la capacidad de generar brotes, su aparición es de declaración europea y activa protocolos sanitarios recogidos en un real decreto en 2003.

La mayor fuente de contacto son los sistemas de aguas de hospitales, hoteles o centros como baños y SPA, además de centros comerciales y grandes establecimientos a través del aire acondicionado, por lo que la labor de prevención es continua y casi diaria para evitar su multiplicación. Porque en los grandes edificios y sobre todo los antiguos la legionela existe y es inevitable, por lo que el trabajo principal es evitar que llegue a un número de bacterias suficiente como para llegar al ser humano.

En lo que va de año, en la provincia de Granada se han comunicado a Salud nueve casos de legionela, uno nosocomial en el Virgen de las Nieves (originado en el propio hospital) y ocho comunitarios (con origen fuera del ámbito hospitalario). De esos nueve, dos han sido comunicados por el Hospital Santa Ana de Motril y siete por el Virgen de las Nieves.

Por el alto riesgo, los hospitales realizan una tarea diaria de prevención y control de la bacteria. Es el caso del Hospital Virgen de las Nieves, que además del mantenimiento de las instalaciones y la inspección anual que realiza el Distrito Sanitario Granada cumpliendo la normativa, tiene incluso contratado un laboratorio externo certificado a nivel nacional que cada mes realiza mediciones de la presencia de la bacteria en las instalaciones de riesgo: torres de refrigeración y depósitos de agua. De forma aleatoria se realiza también con mayor periodicidad que la incluida en la normativa el control de los grifos.

"Hace unos años, cuando la legislación se hizo más restrictiva, decidimos llevar nosotros el control de la legionela que antes nos hacía una empresa pero que no nos parecía suficiente. Ahora nuestro personal de mantenimiento está acreditado y formado para actuar en la prevención y control de la bacteria", explica el subdirector de servicios generales del hospital, José Ramón Ledesma.

La bacteria la transmiten las gotas de agua inhaladas, por lo que hay que evitar que los elementos que dispersen el agua tengan la bacteria, para lo que se realizan tareas de desinfección y limpieza. Por ley, los grifos y duchas, las torres de refrigeración y los depósitos de agua hay que limpiarlos una vez al año. Los grifos con hipoclorito sódicos (lejía) o tratamiento de choque con agua caliente baño por baño haciendo especial hincapié en las duchas, el principal foco. De hecho, la alcachofa tiene que dar gotas más grandes para evitar el efecto vaporizador. Las torres se limpian bien antes del cambio de temporada y también se interviene en los aljibes de agua potable. Una actividad que tiene que realizarse de manera coordinada y rápida ya que supone cortar el agua del hospital tanto potable como de baños o cortar la climatización, lo que debido al número de pacientes y trabajadores, es una tarea difícil.

Las analíticas muestran los niveles de bacterias por milímetro de agua. Se acepta un margen pero cuando se pasa del límite hay que actuar con la limpieza y tratamiento de choque de la zona infectada.

Además de los exámenes externos, el personal del hospital tiene que hacer comprobaciones continuas del nivel de cloro del agua, del ph y de la temperatura de forma que el agua fría esté a menos de 20 grados y la caliente, a más de 50. La legionela sobrevive entre estos dos extremos.

Cuando se confirma un caso nosocomial, es decir, originado en el hospital (como el ocurrido en abril de este año), el protocolo pasa por avisar a Salud y a Mantenimiento. Inmediatamente se toman muestras para conocer el foco y actuar. En el último caso, fue una ducha, por lo que se hizo tratamiento de choque en el sistema de agua.

Una vez conocido el origen y tras los tratamientos urgentes, se siguen realizando pruebas y muestras a los 15 días para ver si han surtido efecto. "Se hacen muchos esfuerzos y se dedican muchos recursos contra la legionela", asegura Ledesma. Pero aún así, el cerco a la legionela, la bacteria acuática, obliga a un trabajo diario y a no bajar la guardia.

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