Chamizo avisa del aumento de niños desprotegidos en barrios "no conflictivos"

El Defensor advierte de que es más difícil detectar el riesgo social en ambientes aparentemente no problemáticos

José Chamizo, ayer en la Facultad de Ciencias del Trabajo.
Ester Araúzo / Granada

08 de junio 2008 - 01:00

No basta con ropa limpia y un plato lleno de comida. La atención y el cariño son igualmente necesidades esenciales en el desarrollo del menor. Un niño que se pasa las horas delante de la tele o la videoconsola y no ve en todo el día a sus padres también puede encontrarse en una situación de riesgo social. "Cuando se habla de menores en desprotección, no pensemos sólo en el niño que está sucio porque los padres no lo cuidan". Son las palabras del Defensor del Menor y del Pueblo Andaluz, José Chamizo, pronunciadas ayer en la Facultad de Ciencias del Trabajo, durante la clausura del Experto Universitario en Menores en Riesgo Social.

"Hasta ahora estábamos acostumbrados a ver las situaciones de riesgo social en las barriadas más vulnerables, pero esto ha cambiado", avisó Chamizo. "Ahora nos encontramos casos donde la familia no tiene problemas económicos y el entorno es un barrio normalizado", contó el Defensor del Menor, que llamó la atención sobre estas nuevas circunstancias a las que "habrá que ver" cómo se les hace frente.

"Nuestro trabajo más urgente es el de atender a la gente a la que le falta de todo", apuntó a un público de estudiantes y trabajadores del ámbito de la atención social. "Pero no olvidemos que también hay otros niños en desprotección", advirtió Chamizo, que lamentó que a veces en el caso de los entornos menos vulnerables en apariencia, los casos de riesgo social pueden ser más difíciles de detectar y "sólo se ven las consecuencias". "Es un fenómeno que va en aumento", apuntó el Defensor del Menor, que reclamó ante todo una mayor "coordinación y trabajo en red", entre los distintos agentes que intervienen en un mismo medio: colegios, centros de salud, servicios sociales...

En base a las denuncias recibidas en el teléfono del menor, también apuntó que se observa una tendencia al aumento de casos de abuso o maltrato sexual. Asimismo, Chamizo, que mostró su satisfacción por el hecho de que se esté perdiendo el miedo a denunciar, señaló que el maltrato físico continúa siendo uno de los principales motivos de las llamadas, aunque lamentó que "aún se tarda mucho en denunciar". "A veces llama alguien y le preguntas que cuánto tiempo lleva oyendo los gritos y te dice que un mes", relató.

"Los menores están adoptando un papel de denuncia ante una sociedad construida sobre la base del mercado", afirmó Chamizo, convencido de la necesidad de que cobren otro tipo de protagonismo. "Hay que protegerlos más, pero también hay que escucharlos más", aseveró.

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