“Ahora hay una sociedad europea que demanda mucho y no paga al agricultor lo que debe”

Clara Aguilera, Eurodiputada del PSOE | Entrevista

La granadina, miembro de las comisiones de Agricultura y Desarrollo Rural y de Pesca, habla de la crisis del campo que afecta a los agricultores de la provincia

“Ahora hay una sociedad europea que demanda mucho y no paga al agricultor lo que debe” / Alex Cámara

Granada/–La problemática en el sector agrario viene de lejos, ¿desde donde debería abordarse en primer lugar?

–Bueno, viene de lejos pero este último año para algunos sectores ha sido especialmente grave. Viene de lejos en cuanto a que los precios que perciben los agricultores son muy volátiles y por lo tanto aunque hay años buenos también hay otros pésimos por lo cual es muy difícil mantener una renta si cada dos años tienes un problema y además no tienes ninguna garantía. Además este año ha sido especialmente malo sobre todo para el aceite de oliva. Hay que empezar por cambiar algunas reglas de mercado ya que en la cadena alimentaria el agricultor tiene muy poco peso. También hay mucha presión por parte de los grandes supermercados y canales de distribución que son las que mandan en el mercado, aunque dan un servicio. Así no puede subsistir la agricultura.

–Por lógica donde habría que comenzar es protegiendo el índice de precios en origen y destino.

–Claro, lo que pasa es que es muy difícil porque el agricultor pide un precio garantizado. Es complicado porque en una economía social de mercado los precios te los pone el mercado, pero sí se puede regular la cadena para que en las relaciones entre el que compra y el que vende haya más transparencia y esté obligado a un contrato y a un servicio y con un precio tasado. Todo eso se puede mejorar.

–La agricultura española ha estallado con la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), ¿le parece un error esa subida sin garantizar antes un respaldo a los agricultores?

–Para mí no es un error, es una consecución histórica. Mi opinión es que es una buena medida la subida del SMI y también soy consciente, porque conozco a este sector, de que efectivamente hace que les suba el coste de producción y cuando tienes muy poco margen es muy difícil. Pero tengo que decir que con los agricultores con los que he hablado no se quejan de la subida, es gente muy solidaria, el problema es como aquilatas eso. A ellos les preocupa no tener margen para poder asumir esos costes y poder contratar a menos personas.

–¿Ahora mismo ser agricultor en la provincia de Granada es un ejercicio de riesgo?

–Ahora mismo es muy arriesgado, sí. Esto también es por sectores y circunstancias territoriales. En la agricultura están muy acostumbrados a tener ciclos. Lo que pasa es que hoy día se está haciendo una agricultura con mucha calidad y hay mucha maquinaria, lo que lleva a unos costes altos de producción y unas exigencias y requisitos medioambientales que no había hace años. Hay ahora una sociedad europea que demanda mucho pero no paga al agricultor lo que debe. Por otro lado, en algunos productos hay los mismos precios que hace 10 años pero claro la vida sube, y eso es insostenible. Hay que cambiar las normativas en las cadenas alimentarias.

–Se habla del olivar, pero la agricultura en la Costa Tropical tiene una idiosincrasia muy concreta.

–Sí, al igual que Almería. El problema es que el invernadero tiene unos costes altos y unas inversiones grandes. Hay una competencia internacional brutal y prácticamente está desapareciendo el tomate en la Costa y de Almería porque no sale a cuenta. Al final el agricultor está yendo hacia productos con menos coste como el pepino o el pimiento.

–Esto no es solamente un problema español, ¿qué se percibe desde Bruselas?

–Esto pasa también en el resto de Europa. Los costes de producción en Europa son muy altos. Nada que ver tiene con el Norte de África o con países latinoamericanos o con Egipto o con Turquía porque mientras aquí el salario de un trabajador es de unos 70 euros al día, en Marruecos son 8 euros y sin seguridad social. Competir con eso, se trabaje en Granada o en Baviera, es muy difícil.

–¿A nivel estatal cómo se afronta esto?

–En primer lugar hay que regularlo mejor por parte de la Unión Europea y de los Estados y en segundo lugar, la PAC (Política Agrícola Común) tiene que proteger aquellos sectores y cultivos que el mercado no paga suficientemente, por ejemplo el aceite de oliva. Hay un tipo de olivar que tiene un coste de producción de 2,40 euros de media y hay olivar intensivo que tiene unos costes de 1,20 euros. Si me pagan el litro de aceite a 2 euros y tengo costes de 2,40 pierdo dinero estrepitosamente. Esa es la realidad: tenemos en Granada un 30% de olivar tradicional que tiene unas dificultades naturales a las que no hay forma de quitarles costes así que o protegemos ese olivar o en Domingo Pérez, Montefrío, Íllora o Ventorros de la Laguna no vivirá gente.

–La crisis de la agricultura y la ganadería van de la mano de la despoblación.

–Claro y por eso habrá que hacer una reforma para los próximos años en los que se proteja a determinado olivar o a determinado sector ganadero como el de las cabras o las ovejas. O esto lo cambiamos o estoy convencida de que en dos décadas la agricultura será prácticamente testimonial en Granada y en el resto de Europa. Y eso es un problema muy gordo porque si lo que queremos los europeos es comprar productos de Perú o de Egipto, bueno los pagaremos más caros, serán más malos y contaminaremos más.

–Regular eso es muy complicado, no todo el mundo se atrevería.

–En la economía de mercado no se puede pemitir hacerlo. Yo no soy responsable de un gobierno y si lo fuera a las grandes superficies y supermercados les diría que cuidasen la producción europea. Que la cuiden, que la mimen y que busquen su futuro. Yo lo pediría y entiendo que si un gobierno lo pide, aunque sea una gran multinacional, algo tendrían que hacer y ser más sensibles.

–¿Cuál es el papel del ciudadano en este punto?

–Les diría a todos los ciudadanos que compremos productos de nuestra tierra, son mejores. Compremos aguacates de Motril, tomates de Zafarraya, el aceite de Iznalloz, la fruta de Purullena... de origen español. Hagamos esa opción porque está en nuestras manos: es mejor, más fresco, mejor para el medio ambiente y ayudamos a nuestra gente. Ya quisieran tener los alemanes con lo que tenemos nosotros aquí con Motril o Almuñécar. Los suecos tienen mucho dinero y lo compran, pero no lo tienen. Si lo espárragos vienen de Perú, no los compremos.

–En el sur de España se está virando a la derecha poco a poco. ¿La defensa del sector primario tiene un signo político?

–Tiene el signo político de quien lo conozca y quien lo luche, nada más. Yo soy de izquierdas y socialista y llevo 30 años trabajando para la agricultura. Me indigna que ahora vayan a buscar votos determinados grupos políticos con demagogia y engañando. A los agricultores no se les puede engañar y a veces hay que decirles lo que no quieren oír.

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