La cumbre de la Comunidad Política Europea en Granada: un pueblo dentro de un Palacio de Congresos
Cumbre de la CPE
Pedro Sánchez fue el primero en llegar con antelación al horario previsto y recibir a los líderes de la CPE, para empezar el presidente Zelenski
Macron y Scholz pasan de desfilar a la llegada ante los periodistas, Sunak no se detuvo a hablar, y Meloni se paró primero con los italianos
La Cumbre Europea de Granada, en directo
Granada/El centro de Granada tenía un silencio extraño. Por momentos se parecía a lo de la pandemia. Solo se rompía por alguna conversación y sobre todo por los zumbidos de los drones, que hasta que la gente se acostumbre, más bien pensará que son un enjambre de avispas que se viene encima, amenazante. Igual o más que estos nuevos aparatos voladores, aunque sean para ayudar a que la seguridad de la cumbre. Eran las ocho y pico de la mañana y el ruido de la ciudad era un rumor ronco, de fondo. En la rotonda Rotary, la del Palacio de Congresos, se podía escuchar el trino de los pájaros. Muy extraño todo, muy distópico en el fondo. Cualquier medida es poca si lo que hay que proteger es a los líderes de toda Europa, comunitaria o no.
Un circuito de vallas conduce a los medios de comunicación a sus puestos de trabajo, en el sótano del Palacio de Congresos, que se convierte estos días en un pequeño pueblo donde el Ayuntamiento es el desk de entrada, que es donde se recogen los pool de acreditación para los periodistas, las hileras de mesas son la plaza mayor, y en una esquina, el catering gratuito es el bar. Una pequeña ciudad donde se hace tiempo hasta que la organización, como si fuera un rebaño, lleva a los informadores a la explanada del Palacio por donde, en una alfombra azul como requiere la ocasión, iban a llegar los líderes europeos a la reunión de la Comunidad Política (CPE).
Madrugador fue el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que fue el primero en llegar poco antes de las once de la mañana, cuando la previsión era que lo hiciera a partir de las 11:30, que es cuando la agenda fijaba la hora oficial de inicio de la llegada de los jefes de Estado y Gobierno europeos. Por primera vez, un español más madrugador que los europeos, ¿no?. Estaba también justificado. Se iba a reunir con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en una reunión bilateral previa al inicio de la reunión del CPE. Como presidente de Europa, entre muchas comillas, Pedro Sánchez marcaba así la agenda sobre Ucrania de la reunión. Sobre las once y diez de la mañana, fue el presidente de Ucrania quien, con camiseta militar, llegaba serio al Palacio de Congresos para hablar de la amenaza que supone Vladímir Putin para Europa.
La llegada de Sánchez casi sorprende a algunos medios. A otros no, que pugnaron codo a codo, en una lucha casi cruenta, por hacerse con un hueco en las primeras filas para poder tener un buen tiro de cámara para la atención de los dignatarios. Tan en silencio era que las luces de los coches que antecedían cada comitiva no sonaban. Tampoco hacía falta. No había nadie a quien advertir, solo agentes de Policía o Guardia Civil. Los dirigentes llegaban en el carril de sentido contrario en el Paseo del Violón y hacían la rotonda en sentido contrario. Antes, en la parada de taxis, se bajaban y caminaban hacia los periodistas.
Ahí estaba medios de todos los países. Un melting pot de acentos e idiomas, algunos reconocibles y otros menos, sobre todo los eslavos, que suenan parecido. El primero en romper la disciplina de grupo fue Pierre Dartout, el primer ministro de Mónaco, que pasó de pasar ante los periodistas. Total, habrá quien se sorprenda de que Mónaco tenga primer ministro y que el que mande no sea Alberto. Antes que él ya habían desfilado la presidenta del Parlamento, la maltesa Roberta Metsola, y el alto representante en política exterior de la UE, Josep Borrell. Hubo que esperar poco a que llegara una de las figuras más conocidas de la política europea para el público menos avezado, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.
Que el dignatario de turno se parara cerca del micrófono general era jugar a la ruleta rusa. Los principales si lo hacían, sabedores de lo que se espera de ellos, como Charles Michel. Pero realmente les costó a los primeras espadas. Por ejemplo, Giorgia Meloni, la premier italiana fue a lo suyo y se detuvo en la esquina porque en ella reconoció los micros de los medios de su país. Luego desfiló, pero se paró poco. De hecho, ni el canciller alemán ni el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, declararon algo al llegar. Cogieron y conforme llegó su coche oficial entraron por la puerta de atrás, que en este caso era la puerta principal del Palacio de Congresos, y no la habilitada de forma especial para la cumbre. Además, ambos llegaron tarde, lo cual retrasó el inicio de la cumbre hasta las 13:00 horas. Sí hizo el paseíllo el primer ministro británico Rishi Sunak, pero sin decir ni mu, y entrando abrazado a su homólogo albanés, Edi Rama.
Tanto fue así que conforme se veía el panorama, los medios abandonaban los puestos de privilegio, por los que había luchado para meterse en la sala de prensa. Se quedaba el Palacio y sus alrededores en silencio. En silencio comunitario. Las cosas importantes se hablaban de puertas adentro. También había muchos mundos en los medios. Los de aquí escribíamos más por cosas de aquí, desde el enfoque de aquí. Pero éramos los menos. "¿Entonces ha dicho que mandan antidrones a Ucrania? ¿Eso se sabía?", preguntaba Almudena Guerrero, de TVE, a un compañero. "Es que no da rueda de prensa Pedro Sánchez y Sunak porque tiene un asunto de agenda el británico", habla otro compañero. "Si no reconocemos a Kosovo, no vamos a su rueda de prensa, ¿no?", bromeaba otro. Humor de corresponsal. El lío es menudo. Todo está organizado pero en el fondo es una continua improvisación. A las cuatro hay que subir a la Alhambra y aún no se sabe cómo. "Esto lo tienen que decidir Presidencia, Consejo y Casa Real". Pues vaya.
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