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Granada/Un granadino de 65 años ha sido condenado a nueve años de prisión por distribución de numeroso material de pornografía infantil que intercambiaba a través de aplicaciones de mensajería, pero que también llegó a producir él mismo tras lograr contactar a través de Facebook con un menor de diez años en México del que consiguió grabaciones sexuales a cambio de dinero y de la compra de pequeños electrodomésticos.
La Audiencia Provincial de Granada ha acogido esta semana el juicio contra esta persona, que se ha sentado en el banquillo acusado de los delitos de distribución de pornografía infantil, inducción a la prostitución de menor de 16 años para la producción de pornografía infantil y abuso sexual virtual.
Todo ello ha sido reconocido por el acusado, que ha aceptado cumplir una pena de nueve años de prisión tras ser descubierto almacenando y distribuyendo centenares de "imágenes de menores participando en actos sexuales explícitos ante cámara", tal y como recoge el escrito de calificación definitiva de la Fiscalía, al que ha tenido acceso Europa Press. El fallo, que se dictó oralmente en la Sala, también inhabilita al acusado para el ejercicio de cualquier profesión u oficio que suponga contacto regular con menores por un plazo de 20 años.
El acusado, que en el momento de los hechos trabajaba como portero en un edificio de la ciudad de Granada, era "aficionado al consumo de pornografía de menores" y hacía uso de su teléfono móvil para mantener contacto con personas con sus mismas aficiones sexuales a través de grupos de WhatsApp, empleando para ello diversos teléfonos móviles y correos electrónicos, según narra en su escrito la Fiscalía.
Como no tenía conocimientos informáticos recurría a la ayuda técnica de una empresa de móviles, que eran donde adquiría los teléfonos y los dispositivos donde guardaba todo el material, como discos duros.
De hecho, solicitaba a los empleados de este establecimiento que le abrieran nuevas cuentas y perfiles en Facebook cuando las que tenían eran cerradas "al ser detectado el tráfico de material pornográfico" y también les pedía que transfirieran los datos desde el móvil a dispositivos de almacenamiento, lo que dio lugar a que en una ocasión detectaran las imágenes y lo pusieran en conocimiento de la Guardia Civil.
El fluido intercambio de pornografía infantil que realizaba el acusado acabó por ser descubierto a finales de 2020 dentro de una operación policial de rastreo de redes en la que estaba implicada la National Center for Missusses and Exploited Children (NCMEC), organización pública norteamericana que colabora con la Policía de este país, lo que desencadenó la investigación que permitió rastrear sus direcciones de correo eléctrico y direcciones IP, una de las cuales pertenecía a su hija, la cual desconocía el uso que le estaba dando su padre.
Los agentes registraron posteriormente la vivienda del acusado, donde se localizaron algunos dispositivos móviles, y procedieron a su arresto el 11 de noviembre de 2020 aunque tras prestar declaración quedó en libertad y aprovechó para destruir material que le inculpaba de una cuenta de correo electrónico, un móvil y un disco duro.
Pese a ello, los agentes encontraron otra cuenta en la que "había almacenado cientos de capturas de pantalla", algunas de ellas realizadas pocos días antes de su detención "captando el momento en que uno o dos menores participaban en actos sexuales explícitos ante cámara, imágenes que fueron enviadas mediante apps de mensajería".
El acusado también guardaba en la garita del edificio donde trabajaba diversos dispositivos en los que pudo comprobarse que "había recibido y a su vez enviado imágenes de menores captados en el curso de actividades pornográficas".
Pero, "no contento con el intercambio con otros usuarios de imágenes pedófilas", agrega el fiscal, el acusado "mantuvo contacto con un menor en México" de diez años a través de otro joven mediante Facebook. Las investigaciones revelaron que abonó al menor cantidades económicas, recargas de móviles y la adquisición de pequeños electrodomésticos a cambio de grabaciones pornográficas.
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