La política española da el espectáculo
Conductor de ambulancia, una opción para salir del paro
Veinte vecinos del Distrito Norte están realizando el itinerario sanitario que imparte Cruz Roja
Un maniquí adulto y dos de niños reposan en el suelo de un aula de la sede de Cruz Roja en la zona Norte. Alrededor, veinte alumnos -todos adultos, de distinto sexo y nacionalidad- atienden las explicaciones del profesor y debaten sobre casos de primeros auxilios. Son los alumnos del itinerario sanitario que la ONG imparte estos días y que dará a los participantes la formación para, por ejemplo, ser conductores de ambulancia.
Pero no sólo aprenden las nociones teóricas. La parte práctica tiene gran peso y todos escenifican una hipotética atención urgente sobre los muñecos. Desde los niveles de consciencia a la taponación de una herida abierta o la reanimación cardiopulmonar.
El formador, Jesús Baena, asegura que estos cursos "les colocan bien de cara al mercado laboral". Incluso dan formación en manejo de desfibriladores semiautomáticos, de obligada presencia en lugares con aglomeración de gente.
Además, los que hicieron el primer itinerario ya han tenido una experiencia laboral. Participaron como voluntarios en el dispositivo que Cruz Roja monta en el Corpus.
Las edades, según Baena, van desde los 19 o 20 años hasta los 40 o más. Por sexo, normalmente hay más hombres. En el itinerario actual hay sólo tres mujeres y todas son extranjeras: una senegalesa, una peruana y otra marroquí.
Uno de los participantes es Miguel, de Jun, que se quiere dedicar a la conducción de ambulancias. "Ya tengo el carné BTP y me hace falta el título para poder trabajar".
También está asistiendo al itinerario Moisés Heredia, de Molino Nuevo. Desde pequeño le ha gustado el mundo de los médicos y por eso se ha decidido a hacer el curso. "Me gusta mucho y si puedo trabajar en esto, mejor", dice.
La misma opinión la comparte Francisco Muñoz, de Cartuja, que se enteró del curso por la asociación Inserjoven. "Me gusta mucho el mundo de las ambulancias y las funerarias. Y quiero trabajar en alguno de ellos. De hecho, cuando saque el curso quiero quedarme como voluntario en Cruz Roja".
Una de las mujeres es la senegalesa Awa Seydi. Estaba en el paro y le informaron del curso en el colegio de su hijo. Y allí fue. "Es algo que te sirve siempre. Además, vengo de una familia de médicos y me gusta. Y ahora estoy madura y preparada para aprender y no me importaría trabajar en esto", relata.
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