Coordinadores Covid en Granada: Los encargados de controlar la pandemia en las aulas
Educación Granada
La inexperiencia del comienzo de curso se ha suplido a base de horas de trabajo y del compromiso de toda la comunidad educativa, desde las familias y alumnos a sanitarios
El número de teléfono móvil de Félix García, director del CPR El Pinar de Pinos del Valle, lo tiene todo el pueblo. Él es coordinador Covid del centro, la figura creada este curso escolar para asumir la responsabilidad de poner en marcha el protocolo de seguridad para mantener los centros educativos como lugares seguros ante la pandemia. Hasta él llegan los posibles casos de las familias de sus 45 escolares –repartidos entre Infantil, Primaria y primero y segundo de ESO–, los positivos detectados en el entorno de los chiquillos y los resultados de las pruebas. Su centro, El Pinar, fue uno de los dos que en Granada no pudo comenzar las clases el 10 de septiembre al haberse confinado todo el claustro. El otro fue el de Darro.
Hoy, con medio curso ya completado, García apunta que las clases comenzaron con los deberes hechos pero “le faltaba rodaje” a los protocolos elaborados desde los centros. Fue en junio cuando su centro comenzó a preparar la reapertura de las aulas. en julio Educación dio las instrucciones de cómo debían plantearse esos protocolos de seguridad, y en septiembre el sistema se puso a prueba. “Faltaban cosas elementales, algo tan básico como qué era un caso sospechoso, qué hacer en ese caso”, recuerda García.
Aquellas dudas surgieron sobre la marcha, cuando se detectó el primer caso en el claustro. El centro se cerró por cuarentena, medida que muy posiblemente hoy no se tomaría. Septiembre fue un mes complejo para este pequeño centro rural, que desde entonces “afortunadamente” vive muy tranquilo. En estos últimos meses apenas ha habido incidencia en sus aulas. Sólo se ha dado un positivo entre el alumnado. “Gracias a la previsión de la familia, no se consideró ni que hubiera contacto estrecho”.
En estos meses, pese a la escasa incidencia del Covid en Pinos del Valle, la norma se ha mantenido en el centro.“Van siempre con mascarilla, son muy formales”. Cuando se ha presentado alguna incidencia, se ha abordado “con normalidad”. “En una ciudad es impensable, pero aquí si nos llama una familia y nos dice ‘tráeme al niño’, se lo acercamos. Se colabora muy bien”, explica el director, que también reconoce que aquí no hay horarios. “Lo importante es que el trabajo salga”, apostilla.
José Luis Iglesias Herrero es profesor de Matemáticas y coordinador Covid del IES Trevenque de La Zubia, un centro con unos 750 matriculados de entre 12 y 18 años. El pasado curso tenía la función de coordinador de riesgos laborales y este año suma la función de coordinador Covid del instituto. Pese a la inexperiencia y a las lagunas en el conocimiento sobre el Covid, antes de que comenzaran las clases en el centro éste disponía de su protocolo con todas las medidas preventivas aplicadas sobre el terreno. “Fue un proceso que ocupó muchísimo tiempo”, recuerda Iglesias, que señala que el centro, como parte de la sociedad, también ha sufrido con las sucesivas oleadas de contagios. Es más, en las aulas las tendencias al aumento se percibían incluso antes de que quedaran marcadas en las gráficas oficiales. En lo que va de curso, seis trabajadores y 64 estudiantes han dado positivo, aunque el número de aislamientos por contacto estrecho ha sido muy superior.
En el engranaje dispuesto para dar solución a la incidencia de la pandemia en los centros educativos ha sido clave también la figura de la enfermera de referencia. “La comunicación con Salud ha sido muy fluida”, destaca el coordinador Covid del IES Trevenque. Con la enfermera no se han tratado únicamente los positivos detectados. También se han planteado dudas sobre cómo aplicar las normas y restricciones.
Quizá el momento más complicado ha sido en los cambios de clase y los recreos. A pesar de que se insiste, es preciso recordar a los estudiantes que no se puede estar en grupos y que es necesario llevar la mascarilla y, en el caso de comer, es preciso mantener la distancia social. Ese es el punto donde “quizá” el protocolo ha flaqueado. El cuanto a la mayoría de las modificaciones, han pasado a ser parte de la rutina y se han asimilado al día a día del centro, añade Iglesias.
Juan Medina, director del CEIP Abencerrajes de Granada capital, asumió el pasado verano el puesto de coordinador Covid de su centro, con 230 escolares de Infantil y Primaria. Meses después de dar forma al primer protocolo anticovid en su centro, el documento acumula siete versiones, casi una al mes. ¿Por qué tantos cambios? Medina explica que a cada nueva norma o instrucción desde Educación le ha seguido la pertinente modificación en el texto. Si hay que abrir las ventanas, que sea así. Si hay que entrar en el cole, que sea por esta calle. Si hay que jugar a la pelota... “Fue muy complejo”, recuerda el director que recuerda que el proceso comenzó en julio. Fueron momentos que ahora califica como “duros, difíciles”.
Lo más complejo fue, según este director, aplicar lo que se exigía en cuanto a limpieza y desinfección. “En un caso tan excepcional” como en el que se encontraban los colegios y los institutos de la provincia, Medina opina que las diferencias de criterio entre administraciones por asumir el sobrecoste de plantilla y material para la limpieza “se tenían que haber limado” con mayor suavidad. En el caso de los colegios, los gastos corrientes (lo que incluye la limpieza de las instalaciones) depende de los ayuntamientos, mientras que en Secundaria es competencia de la Junta. “La cuestión de que de quién dependen los fondos nos interesa bastante poco”, reflexiona el docente, que sí reconoce que el Ayuntamiento de Granada cumplió con su parte.
¿Y cómo valora el cumplimiento del resto del protocolo? Para Medina se han cumplido los objetivos marcados. Sí reseña que hay “déficits” en el sistema educativo que no han venido con la pandemia (ni se han solucionado en este año), son problemas que se arrastran “desde hace lustros” y que dependen “de la inversión” que se realice desde las administraciones públicas. Se trata, como siempre han expresado los docentes, de mejores infraestructuras y más medios humanos para acometer medidas como la bajada de ratio.
En el capítulo de buena conducta hay que anotar la “responsabilidad plena” de los alumnos en este curso, según indica Medina. A ellos les da un “cum laude”, al igual que a las familias, “y al profesorado, ni te cuento”. Todas las partes han comprendido que el regreso a las aulas se haría a un centro que no tiene nada que ver con el que dejaron el pasado 13 de marzo de 2020, viernes.
Se ha regresado a las aulas, a los horarios y a las tareas, adaptadas, con menos posibilidades de interacción entre grupos y centros, quizá menos actividades presenciales.Pero no todo es malo. Iglesias indica que hay “dos cosas positivas que han mejorado el centro”. Una de ellas es la limpieza, el refuerzo en por la mañana con dos personas más. La segunda, los apoyos Covid que ha recibido el centro. Se ha podido mejorar la ratio en primero y segundo de ESO y “eso se nota”.
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