"El Covid-19 es un arma biológica perfecta"
Entrevista Carmen Hidalgo | Médica en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Virgen de las Nieves
La doctora granadina, una de las referentes de enfermedades infecciosas, ha trabajado en primera línea junto a internistas y neumólogos desde el inicio de la pandemia
La experta en VIH está segura de que se encontrará cura muy pronto; por ahora "ya hay antivirales para atacarlo"
Granada/Sus compañeros la describen como "una de las referentes de enfermedades infecciosas" en la provincia. Carmen Hidalgo Tenorio (Granada, 1972) inició su carrera en la sanidad allá por 1997, cuando hizo la residencia en el servicio de Medicina Interna del Virgen de las Nieves. Seis años después, Hidalgo fue nombrada médica adjunta en la Unidad de Gestión Clínica de Enfermedades Infecciosas del hospital granadino -donde trabaja a día de hoy-. Entre sus líneas de investigación figuran el tratamiento antirretroviral en pacientes VIH; el estudio de la infección del virus del papiloma humano; y la prescripción de antibioterapia en pacientes con infecciones graves.
La doctora con más de dos décadas de experiencia ha trabajado en primera línea junto a internistas y neumólogos durante la crisis del coronavirus. "Siempre quise ser médico. De pequeña estaba en un colegio de monjas. La mentalidad judeocristiana de ayudar a los demás me dejó huella. Creía que era una forma muy interesante de estar cerca de la gente. Me gusta mucho la investigación, pero sobre todo la parte humana, la de tratar al paciente. Me sigue gustando ir al hospital incluso en condiciones malas. Mi objetivo final es el paciente", reconoce.
-Ha estado trabajando en primera línea durante la crisis. ¿Ha sido muy duro?
-Ha sido difícil, emocionante y delirante a la vez. Cuando desconoces todo (desde la enfermedad al abordaje, el tratamiento y el diagnóstico), la incertidumbre y el miedo al atender a esos pacientes es mayor. No existían conocimientos suficientes como para atenderlos en condiciones. Nuestros directivos han estado ahí apoyándonos en todo momento. Hablo en nombre de los médicos. Los enfermeros van por otro lado y los celadores igual. Han faltado recursos materiales porque no había como ha ocurrido en otras ciudades. Al principio no sabíamos cómo debíamos vestirnos o cómo atender al paciente. Sin olvidar las confusiones con las mascarillas. Nos preguntábamos cuál era mejor. Teníamos que atender a pacientes con pocos medios médicos, ya que no había muchas opciones terapéuticas. El Gobierno centralizó toda la instrucciones de los medicamentos, desde la hidroxicloroquina a los inhibidores de la proteasa. Nos llegaba todo con cuenta gotas. Ha sido un reto: a ver quién era capaz de llegar al final del coronavirus. Aquí estoy yo. Un reto también a nivel de organización.
-¿Cómo se organizaron con tanta carga asistencial y pacientes graves?
-Los servicios médicos desaparecieron. Desde el punto de vista médico, cuando llegaron los primeros pacientes nos juntamos tres servicios nucleares (el servicio de medicina interna, el servicio de neumología y la unidad de gestión clínica de enfermedades infecciosas). Decidimos que se hacía un solo equipo. Cuando alguien venía a Urgencia, llamábamos al 'busca Covid' que se encargaba de distribuir. Cuando vimos que era inabarcable el número de pacientes que teníamos, decidimos que entraran personas de otros servicios médicos. De cada uno de los servicios del hospital hubo voluntarios. Se engordaron los equipos. Nos distribuimos por plantas. Hasta la décima, que estaba dedicada a oncología. También ocupamos una del Materno Infantil y otra del Traumotológico. Incluso recibimos pacientes del Clínico. No hemos tenido problemas de camas. El antiguo Ruiz de Alda es muy quirúrgico. La dirección ha trabajado muchísimo. Había una UCI de generales y las demás de coronavirus. El grupo asistencial de coronavirus y la gente de Urgencias nos reuníamos todas las mañana a las 8:15. Estábamos totalmente coordinados. Yo atendía a diez pacientes cada día. Siempre eran los mismos.
-La incidencia del virus ahora es baja. ¿No debemos bajar la guardia a pesar de los datos positivos?
-Claro. Ahora se vive un momento fantástico, como de luna de miel. El viernes despedimos nuestro grupo de Covid asistencial, lo que significa que ya no tenemos presión asistencial. Este fin de semana había tres personas en UCI, que llevan desde abril. Ha ingresado un niño con una amigdalitis. A todos los pacientes ingresados le hacemos PCR. Le hicimos una prueba y seguramente sea un contagiador. A la enfermera se le ha mandado a casa y a la familia se le ha avisado.
-Ha habido mucha confusión con las mascarillas. ¿Mascarillas sí o no? ¿Dónde?
-Recomendamos que se las pongan. La protección no es del cien por cien. Una mascarilla higiénica o una quirúrgica disminuye la transmisibilidad casi en un 95% si las dos personas que están hablando las llevan a la vez. Merece la pena. Por eso se ha dicho que se utilice en espacios públicos. Todo el mundo que ingresa en el hospital debe llevarla. El microorganismo, según varios estudios, puede estar suspendido en el aire hasta dos o tres horas en un pasillo si alguien va al supermercado y estornuda.
-¿Qué opina sobre la teoría de que el virus ha sido inventado en un laboratorio?
-Estoy totalmente convencida de que esto está inventado. Creo que estaban trabajando en él, quizá sin malicia ninguna, y uno de los trabajadores sin querer se contagió y se lo pegó a alguien. Entre otras cosas porque el microorganismo tiene un periodo de incubación larguísima. No existe el hospedador intermedio. Ha saltado desde el murciélago o el otro microorganismo en el que se cree que ha existido en el otro bicho ha pasado directamente al humano. El resto de los coronavirus han pasado de las aves a un animal intermedio, como el cerdo, y del cerdo al humano. El huésped intermedio se cree que ha sido la pipeta. Es un arma biológica perfecta porque el periodo de incubación es prolongado, el diagnóstico difícil de realizar y hay pacientes enfermos, cuyas pruebas salen negativas. Igualmente, es una teoría sin pruebas.
-Usted ha estudiado el VIH, el lupus y el virus del papiloma humano. ¿Qué le ha sorprendido del Covid-19?
-Es como si fuera un virus yihadista. Me explico: el yihadismo es muy complicado de combatir. Si yo mañana me hago yihadista, ¿quién sabe que me estoy convirtiendo en eso? Nadie. Pego un bombazo y hago un destrozo enorme. Esto es algo parecido. La diferencia que hay con el VIH es que no tiene capacidad de integrarse dentro del dna celular, de manera que no te produce una infección latente. No puede quedarse de por vida contigo. Al igual que el VIH, cabe la posibilidad de que haya periodos de latencia. Hay un porcentaje alto de pacientes con VIH que son asintomáticos. Afortunadamente ese periodo asintomático es muy corto. Luego, el microorganismo del Covid-19 es capaz de vivir en una superficie inerte durante días y suspenderse en el aire. Otra de las características es su alta capacidad de contagiosidad. Una persona pueda contagiar a 3,5 personas de golpe. Tiene mayor grado de contagiosidad que la tuberculosis, el VIH y la hepatitis; y una gran capacidad de producir cuadros destructivos en un periodo corto de tiempo. Sólo un porcentaje pequeño de pacientes ha sufrido esto. Este virus es capaz de matarte en una semana; el VIH no. En el caso del coronavirus vamos a tener una cura. Además, ya tenemos antivirales para atacarlos.
-Muchos expertos señalan que debemos estar preparados para afrontar esta pandemia y sus réplicas durante 18 meses o más. ¿Existe un verdadero riesgo de rebrote?
-Si no adoptamos las medidas adecuadas, sí. Mira lo que ocurrió con la gripe española el siglo pasado. Se relajaron las medidas y volvió a aparecer. Una Universidad de Singapur analizó el modelo de evolución de la epidemia de España y predijo que acabaría en agosto. Nosotros vamos bien. Algunos expertos dicen que el rebrote va a aparecer coincidiendo con la gripe. Como ocurra va a ser un infierno y sería sobre diciembre o enero. Es posible. Nosotros no lo descartamos y estamos preparados. Se está haciendo acopio de material. Los protocolos están a punto y se están modificando de acuerdo a los ensayos clínicos. Nosotros somos mejores médicos y el personal también. A nivel psicológico, los sanitarios y los pacientes están regular. La mitad tiene estrés postraumático. Ha sido una situación muy dura.
-En los últimos días se habla mucho de las secuelas que deja el Covid-19. ¿Cuáles son las más comunes y cuál es el porcentaje de pacientes que las presenta?
-Se han abiertos consultas externas de medicina interna y neumología para tratar a estos pacientes. Llegan fundamentalmente muy tocados de cabeza. El estrés postraumático es común en muchos pacientes. En las personas que han estado muy graves, ingresadas en UCI, aparece la polineuropatía del paciente crítico. Es la secuela más gorda. Unos se han quedado con restricción respiratoria, debilidad muscular generalizada o atrofia. Algunos están desnutridos aunque les demos de comer y suplementos.
-¿Qué opina sobre el plan de desescalada del Gobierno?
-Las medidas se tomaron tarde. Se menospreció muchísimo la virulencia del Covid-19. Fueron demasiado prepotentes porque ya en Europa le estaban dando toques al Gobierno central. Se hablaba en las ruedas de prensa de que aquí habría un muerto. Unos 56.000 profesionales se han infectado. Uno de cada cuatro sanitarios. Yo calificaría la gestión de nefasta. No entiendo porqué se desescaló el País Vasco antes que a Andalucía, por ejemplo, cuando nuestros datos eran mejores. El mejor medio ha sido el confinamiento, pero se ha hecho tarde.
-¿Qué se sabe de la inmunidad del virus? ¿Una la tiene en cuanto padece la enfermedad? ¿Durante cuánto tiempo?
-Nos vamos a encontrar personas que no producen inmunidad. Al parecer, las personas que están en contacto con el microorganismo y tienen síntomas importantes, producen anticuerpos. Los asintomáticos también producirían anticuerpos. Los anticuerpos son neutralizantes. El tiempo no sabría decirte. Si realmente este virus muta tan poco, unas 1.000 veces menos que el VIH, hay más probabilidad de que esos anticuerpos te valgan más tiempo.
-Durante la crisis han sido auténticos héroes. A usted le aplaudieron sus vecinos al llegar a casa un día. ¿Se invertirá más presupuesto en Sanidad y se cuidará más a estos profesionales?
-No se va a hacer nada. Vamos a cobrar lo mismo de siempre. Tenemos una diferencia de sueldo devastadora. Los médicos vascos o murcianos cobran 1.500 euros más que los andaluces. Hay buenas intenciones, pero no hay dinero. A nosotros nos gustaba lo del aplauso. Es de agradecer. Pero que nos mejoren las condiciones laborales. Cuando acabó mi interinidad me contrataron mes a mes después de llevar 12 años en el Servicio Andaluz de Salud como adjunta. Había empezado en el año 97 como residente. Precariedad no, lo siguiente. Hemos vivido una precariedad absoluta.
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