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Ascenso de las temperaturas en la provincia de Granada durante el fin de semana
El regreso de Macarena Olona a Granada fue la crónica de una polémica anunciada. El anuncio de la conferencia que la exdiputada de Vox daría en el Paraninfo de la Universidad hizo saltar las alarmas de los sindicatos estudiantiles y otras organizaciones vinculadas a la izquierda que movilizaron a sus partidarios para mostrar su rechazo a la entrada de la extrema derecha en la universidad, como rezaban varias de las proclamas de estas organizaciones en redes sociales días antes de la conferencia; unas proclamas que la propia Olona utilizaba para sacar pecho y mostrar que no tenía miedo, que seguiría adelante con su ponencia y que no iba a permitir que el totalitarismo venciese.
Con estos mimbres, la hoja de ruta de lo sucedido ayer en la Facultad de Derecho estaba casi escrita. Horas antes de la llegada de la exdiputada –que se encontraba participando en la ofrenda a la Virgen de las Angustias–, la Plaza de la Universidad se llenó de manifestantes que calentaban el ambiente con gritos de “No pasará”, “Resistencia, ahora y siempre”, que eran contestados por cánticos similares por parte de los seguidores de Olona, quienes increpaban la actitud de los estudiantes. “Esto es un espacio público, igual que ellos tienen derecho a manifestarse, Olona tiene derecho a venir aquí a hablar”, decía uno de los defensores.
Uno de los momentos de mayor tensión en estos primeros compases llegó cuando la Policía tuvo que entrar –hasta entonces había permanecido fuera– para sacar, por la fuerza, a Bertrand Ndongo, exasesor de Rocío Monasterio, que finalmente, preludiando lo que haría Olona, se dio un baño de masas con el público al acabar la noche.
Pese a la crispación que se respiraba en el ambiente de la Plaza, el verdadero infierno se encontraba dentro, en la puerta del Paraninfo. Allí, varios estudiantes habían hecho una cadena humana para impedir la entrada de Olona –y la salida de los asistentes al acto, que ya estaban dentro–, provocando que sus partidarios forcejeasen para tratar de romper la cadena. Sin embargo, más allá de algunas agresiones puntuales, los dos bandos se limitaron al enfrentamiento verbal, llegando por ejemplo a cruzar gritos de “fuera fascistas de la universidad” y “fuera comunistas de la universidad”. El verdadero problema llegó con la presencia de Macarena Olona.
Sobre las 19:40 horas, la protagonista de la jornada llegó a la Plaza de la Universidad, lo que obligó a movilizar a los agentes que hasta entonces habían permanecido fuera, a entrar en el edificio para romper la cadena humana y permitir la entrada. Fue entonces cuando se produjo uno de las primeras cargas de la noche, una situación que no hizo más que avivar la llama, pues ante la contundencia de los agentes –que llegaron a sacar a varios manifestantes del cuello– el resto de activistas redoblaron su esfuerzo.
Pero finalmente la balanza se decantó hacia un lado y los policías terminaron por despejar la entrada, abrir la puerta y escoltar a Macarena al interior del Paraninfo, donde pudo iniciar su conferencia pocos minutos después de la hora fijada. Tras Olona se cerró la puerta, pero no la polémica. Los sindicatos siguieron mostrando su rechazo a la presencia de la que fuese candidata a la Junta en un espacio público, pero con el paso de los minutos, y alguna nueva carga policial, los ánimos se fueron enfriando y los manifestantes, marchándose a casa.
Mientras tanto, en el interior del Paraninfo, Olona desarrollaba su charla, centrada en la legalidad (o no) del estado de alarma. Según expuso durante las casi dos horas que duró su ponencia, lo que debía haberse aplicado era un estado de excepción y no de alarma, que además se “aplicó de manera unilateral”, según la abogada del Estado, quien reprochó al Gobierno el uso del ejercito durante los momentos iniciales de la pandemia, ya que generaron una imagen de temor, afirmó, que obligó a tomar las medidas por parte de la población, “no fue algo voluntario”, sostuvo.
Una vez terminada, Olona se dio el baño de masas que no pudo a la entrada y fueron varios los seguidores que se acercaron a hacerse una foto con ella o pedirle un autógrafo, para el recuerdo. Tras esto, la seguridad privada –la Policía había abandonado de nuevo el interior– abrió la puerta y Olona salió entre vítores, aplausos y gritos de “libertad” y “viva España”. Unos cánticos que la acompañaron hasta la salida, donde aún quedaban algunos detractores que volvieron a lanzar sus proclamas, que esta vez sin embargo quedaron eclipsadas ante los seguidores de Olona.
La Universidad de Granada (UGR) ha mostrado su “condena clara y rotunda” del comportamiento de un grupo de personas –sin especificar un bando– que “parecen no haber entendido la importancia de la palabra”, según afirmó el portavoz de la institución tras los enfrentamientos vividos en el Paraninfo. El portavoz quiso recalcar que el acto no estaba organizado por la propia Universidad, sino por personal de la misma que contaba con el permiso necesario. Es, “uno de tantos actos que se vienen realizando con total normalidad”, lo que hizo que nuevamente expresase su repulsa hacia “el comportamiento violento y antidemocrático” que va contra la libertad de expresión.
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