La reforma de Granada por Gallego Burín
Ayer y hoy
Gallego Burín denunciaba hace un siglo las inquietudes de la ciudad en la revista 'Renovación'
El que fuera alcalde de Granada con Franco, estuvo más cerca de Maura y Cambó que de Blas Infante
Granada/Se cumple el centenario de la revista Renovación que apareció a finales de 1918 y se extendió por todo el año 1919, con interesantes artículos en los que se ponía de manifiesto la preocupación por los problemas del patrimonio histórico-artístico, de la educación, la sanidad y el urbanismo, cuando su autor tenía apenas 23 años. Gallego Burín tuvo un interesante pasado de hondo granadinismo antes de ser alcalde y gobernador (1938 a 1951) bajo la dictadura de Franco.
Y no estaría mal que se conociera este espíritu de amor a su tierra como denunciaba el joven maurista Gallego Burín a través de El Noticiero Granadino y de las revistas Granada (1915) y Renovación. En su artículo titulado La Reforma de Granada (1919), se lamentaba de cómo Sevilla se estaba renovando "sin dejar de respetar su parte artística y todo cuanto de interés tradicional tiene la ciudad" y sin embargo en Granada, no solo no se reforma sino que además se derriban monumentos. Conocía Gallego Burín la obra Granada la Bella de Ángel Ganivet, al que seguía y admiraba profundamente. En una carta que le escribe Melchor Fernández Almagro en 1919 le invita a que utilice su periódico Renovación para que sea "una fuente en la seca, obscura y fría Granada". Ya en la revista ilustrada Granada, que subtitulaba "para el fomento del turismo", mostró que su preocupación por la ciudad viene de antes.
En otro artículo de Renovación se lamenta de la amenazas de demolición que sufrió el Corral del Carbón en 1918, petición de los propios obreros que buscaban trabajo; de la destrucción de la Iglesia de San Gil; de la Puerta de las Orejas, etcétera. En otro ensalza la imaginería barroca granadina; en otro nos habla del monumento a Ángel Ganivet que haría Juan Cristóbal; de las actividades del Centro Artístico, del Corpus, etcétera; consciente de la importancia de la educación, nos invita a visitar nuestros museos y bibliotecas; en otro nos habla del pavimento de las calles y el alcantarillado público; de las exposiciones de los pintores granadinos, de las necesidades urbanísticas de Granada, de la destrucción del "barrio repugnante de la Manigua" del que nacería la calle Ganivet. Nos habla, en fin, de esa Granada que tanto llevaba en el alma. Una Granada con atractivos turísticos como los que tenían otras ciudades históricas y que él conocía de los viajes pedagógicos que hacía con el profesor Domínguez Berrueta entre 1914-1919 y a los que iba también Federico García Lorca.
Son los años del regeneracionismo de Joaquín Costa; cuando Blas Infante publica su Ideal Andaluz (1915) y es considerado padre de la Patria Andaluza; sin embargo en Granada el que lidera ese sentimiento regionalista es Gallego Burín, más cercano a las teorías del regionalista catalán Cambó que a las de Blas Infante. Pero, como advierte nuestra nunca olvidada Cristina Viñes, el regionalismo de Gallego está "teñido de matices culturalistas… más en el camino de una regeneración cultural que en una definida actuación política".
Gallego Burín es más un intelectual que un político, pero para actuar en beneficio de la ciudad hay que tomar imprescindibles medidas políticas de gestión. Para las reformas urbanísticas, de las que nos habla Julio Juste en su obra La Granada de Gallego Burín (1938-1951), contó con el apoyo político de una dictadura con la que él colaboró decididamente desde que ingresa en Falange en 1937, por eso una Granada ha parado su monumento por ser del "Movimiento" y otra lo considera "el mejor alcalde del siglo".
Hoy recordamos el centenario de la revista Renovación del joven Gallego Burín, para que en Granada se mantengan el granadinismo con sentimiento, las reformas con respeto al patrimonio, el progreso cuanto antes y la renovación.
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