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Dolquine, el medicamento para el lupus y la artritis que ha desaparecido de las farmacias de Granada porque sirve para el coronavirus

Los pacientes no pueden conseguir un fármaco imprescindible para su patología desde hace semanas porque se ha retirado de la cadena de distribución

Dolquine, el medicamento para el lupus y la artritis que ha desaparecido de las farmacias de Granada porque sirve para el coronavirus

Hasta en tres ocasiones le denegaron en farmacias la compra de un fármaco que trata sus dos dolencias. Tres veces de manera presencial y otras tantas a través de recados a sus amigas que se acercaron a su farmacia de confianza y obtuvieron la misma respuesta: "llevamos semanas sin tenerlo, lo tienen los hospitales".

Se trata del Dolquine, el medicamento que trata dos enfermedades crónicas como son el lupus y la artritis reumatoide. Ángela Tenorio es granadina, padece estas dos patologías y lleva semanas sin poder conseguir su medicación porque ha salido de la cadena de distribuición de las farmacias al ser efectivo, a priori, contra el coronavirus.

Este medicamento, o más bien su complicado nombre científico -hidroxicloroquina- ha llegado incluso a los labios del presidente de EEEUU, Donald Trump, quien alabó el fármaco -vía tuit cómo no- como método salvador pese a que por ahora su uso como tratamiento contra el coronavirus se encuentra en una fase muy preliminar. Estas palabras crearon tal furor en el país que causó el desabastecimiento en pocos días. Lo que sí es cierto es que laboratorios de todo el mundo ya han arrancado tratamientos experimentales con la hidroxicloroquina contra los síntomas del Covid-19 en pacientes graves.

Bien, en Granada no ha sucedido esto, ya que el Dolquine necesita prescripción médica y su desabastecimiento en farmacias de calle no responde al motivo yanki. La causa por la que en Granada y en el resto de Andalucía los pacientes crónicos no pueden acceder a su medicación es que, apuntan los propios farmacéuticos, su cadena de producción ha sido 'requisada' por el Ministerio de Sanidad y ahora son las farmacias hospitalarias las que tienen las existencias.

Los hospitales se han quedado con toda la distribución de este fármaco, señalan, y Ángela, como otros tantos en toda España, no pueden conseguir las pastillas que evita las erupciones en piel (en el caso de la granadina) así como la rigidez de las articulaciones. Este es un caso que denuncian pacientes por todo el territorio y las asociaciones como la Federación nacional de lupus que se hacen eco de "más de 10 llamadas al día de personas de toda España que no saben qué hacer", explican.

Las farmacias de Granada por su parte tampoco conocen exactamente qué ha pasado con este medicamento ya que desde su Colegio Oficial tampoco les trasladan ninguna información sobre esta carestía. Tan solo confirman que son los hospitales los que tienen ahora el producto y a ellos no les entra en almacén.

Por su parte, la Delegación de Salud en Granada, al ser preguntada por este asunto cuya solución queda en manos de las comunidades autónomas (en este caso de la Junta), declina hacer declaraciones al respecto y señala a la Agencia Española del Medicamento, de quien tampoco se obtiene respuesta.

Mientras se aclara la comunicación institucional, muchos pacientes esperan como Ángela Tenorio que alguien les informe sobre dónde pueden conseguir este fármaco ya que ni sus médicos de familia ni los hospitales que monopolizan el fármaco se han puesto en contacto con ellos. Desde la Federación nacional de lupus informan que han emitido una carta al Ministerio de Sanidad explicando la situación y pidiendo una solución para las miles de personas afectadas en el país, en concreto las más de 100.000 personas afectadas.

Ángela continúa a la espera de que su centro de salud le envíe una caja ya que hicieron en su caso una excepción y consiguieron hacerse con una. Ha pasado ya una semana y la granadina tiene que tomar la mitad de dosis de pastillas que le quedaban para 'economizar' lo que le quedaba de caja ya que si esta mujer deja de golpe su medicación le afectará doblemente: por la parte de la artritis reaparecerá la rigidez en las manos y el dolor, mientras que por parte del lupus su piel volverá a sufrir quemazón y erupciones.

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