Don Eloy o el lenguaje de las flores

El hombre que pudo ayudar a la familia Lorca era un personaje poco común para su época, sin hijos, pero muy recordado por sus descendientes.

José García García, descendiente de tercera generación, es el actual titular de la bóveda familiar.
José García García, descendiente de tercera generación, es el actual titular de la bóveda familiar.
Lola Quero Granada

04 de septiembre 2016 - 01:00

"Era soltero, no tuvo hijos, pero el chacho Eloy era muy familiar y acudía a todos". Consuelo García, a sus 92 años, recuerda nítidamente a su tío abuelo, un hombre muy poco común para su época, que vivió siempre en Asquerosa, el antiguo anejo de Pinos Puente hoy convertido en el municipio de Valderrubio. Pero lo que esta mujer y otros descendientes de Eloy Mazuecos Rueda desconocen es que tuviera relación de amistad con la familia García Lorca y, menos aún, que los restos del poeta estén enterrados en el panteón de su familia. "En la vida hemos escuchado algo así", aseguran esta mujer y su hijo José, que figura como el actual responsable de la bóveda y el que se encarga de pagar los recibos del cementerio.

Los testimonios que apuntan a Eloy Mazuecos Rueda como un amigo del padre de Federico García Lorca, que habría colaborado en enterrar en secreto y esconder el cuerpo donde hoy está la bóveda familiar de los Mazuecos, llegan desde Casanueva, el mismo anejo de poco más de mil habitantes en el que vive José y hasta hace muy poco su madre, Consuelo.

Pese a esa vecindad, los descendientes de Mazuecos aseguran que en el pueblo nunca han oído hablar de esta teoría sobre el panteón que mandó construir su "chacho" Eloy.

Consuelo recuerda la vivienda de Valderrubio donde iba a visitar a su tío abuelo Eloy. "Era la casa de sus padres, pero él la arregló mucho. La tenía muy especial porque era muy caprichoso". Pero uno de los recuerdos más vivos que tiene de su familiar es su enorme afición por las flores, que cultivaba y tenía en un secadero de tabaco. Ella recuerda en su conversación con esta periodista que de vez en cuando recibían flores en su casa que Eloy les mandaba con el panadero.

"Mi madre y yo a veces íbamos andando desde Casanueva a Valderrubio (Asquerosa entonces) para visitar al chacho Eloy, que se ponía muy contento, nos encargaba unas tortas muy ricas y luego nos dejaba su coche de caballos para volver al pueblo", relata Consuelo, que lleva el mismo nombre de su abuela, una de los diez hermanos que tuvo Eloy Mazuecos Rueda.

Aquella larga familia proporcionó a este hombre también una gran saga de sobrinos, cuyos apellidos son, además de Mazuecos, García, Ríos, Alba, Ortega o Chinchilla, por los casamientos con personas de otras familias.

Casi todas estas ramas familiares tienen antepasados enterrados en la bóveda que Eloy Mazuecos Rueda mandó construir en los años 30 para dar sepultura a los miembros de su familia. En esta construcción funeraria de Valderrubio hay lápidas de 27 personas fallecidas a lo largo del siglo pasado.

Solo una de las losas, que casi parece camuflada, no pertenece a un miembro de la familia. Está colocada sola, a ras de suelo, en la cara posterior de la bóveda y medio tapada con viejas flores y una escoba. Según los descendientes de Mazuecos consultados, era un hombre que trabajó y vivió muchos años en casa de Eloy, que obtuvo el "permiso" para enterrar allí se cuerpo.

Consuelo teme que ahora se quiera hurgar en el lugar donde están enterrados sus antepasados y su esposo, que al ser primo hermano, también era descendiente de Mazuecos.

Ha tomado la noticia sobre los últimos testimonios con inquietud y pone distancia entre su familia y la de los García Lorca. "Yo creo que ni se conocieron", asegura Consuelo, en referencia a Federico hijo; aunque desconoce la relación que podría unir a su tío abuelo con el padre del poeta, que al igual que Eloy Mazuecos, era uno de los propietarios de tierras de la zona. "Es una lástima lo que hicieron con ese hombre (el fusilamiento de Lorca), pero entonces había muchos odios y rencillas; algo que no tiene que volver a ocurrir nunca", concluye esta mujer nacida en 1924 y que a su edad conserva una gran memoria. Ni siquiera titubea y sonríe al ver la vieja foto de su tío abuelo con la edad en que ella debió de conocerlo.

Su hijo José no es sólo el titular de los recibos de la bóveda del cementerio, también se encarga de mantener y organizar el espacio funerario cuando hay algún fallecido en la familia que hay que enterrar allí.

No obstante, asegura que cualquier decisión sobre aquella construcción del cementerio corresponde a todos los familiares con antepasados directos enterrados.

La única lápida de alguien ajeno a la familia es de un antiguo empleado de Eloy Mazuecos.

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