Emasagra detecta en Granada fugas y fraudes de agua suficientes para llenar 400 piscinas olímpicas
control de escapes de agua
El agua recuperada en el pasado ejercicio por la empresa suministradora llegó a los 1,4 hectómetros cúbicos
La gestión del agua se antoja como un elemento clave sobre todo en momentos en los que los episodios de escasez –por la falta de precipitaciones– parecen amenazar de forma periódica a los granadinos. Por ello, los datos sobre agua no registrada y agua recuperada se revelan como necesarios para entender la necesidad de controlar cuestiones como las fugas o pérdidas de agua o los presuntos fraudes en los contadores.
En el Informe de Desarrollo Sostenible de la empresa Emasagra –que recoge el balance del año 2018 y se publicó recientemente– se apunta que el pasado ejercicio “logramos reducir un 11% el índice de agua no registrada”.
Captadores de sonido para detectar escapes
“En el año 2018 se han ejecutado inversiones que contribuyen en gran medida a la renovación y conservación de las infraestructuras de abastecimiento”, señala Emasagra sobre las actuaciones realizadas para controlar el circuito del agua. Además, indica que ha aumentado “la medición en sectores cada vez más pequeños que nos permitan detectar y localizar averías en reducidos períodos de tiempo y actuar sobre la red de forma telecontrolada”. “Disponemos de equipos prelocalizadores -tecnología avanzada- con captadores de sonido que detectan el ruido de la fuga del agua y van conectados a un registrador que los transmite hasta el centro de telemando y telecontrol que la empresa tiene en la Estación de Tratamiento de Agua Potable de Lancha del Genil, en funcionamiento 24 horas durante los 365 días del año”, indica la suministradora.
Esta agua no registrada (ANR) se define, según la Asociación Española de Abastecimiento de Aguas y Saneamiento (AEAS) como “la diferencia entre el volumen de agua suministrada al sistema y el volumen de agua registrada en los contadores de los usuarios”: la diferencia entre lo que Emasagra ofrece a sus usuarios y lo que finalmente cobra. Por eso, el descenso de esta tasa se apunta como un dato positivo en este balance.
“El Agua No Registrada es el indicador en el que persevera Emasagra para reducir las pérdidas de agua que existen en los miles de kilómetros de red que gestiona la compañía en la capital y en catorce municipios del Área Metropolitana”, indica la suministradora.
La AEAS abunda en la definición al apostillar que la ANR “engloba los consumos autorizados no medidos, los consumos no autorizados (fraudes), los errores de medida y las pérdidas físicas de la red de abastecimiento”. Un dato más, también ofrecido por la Asociación: “en España el valor medio de este indicador ronda actualmente el 25%”. Emasagra añade que “el factor más destacable que provoca pérdidas en la red son roturas y filtraciones. Bien sean causadas por terceros, algunas generadas espontáneamente dado que las tuberías están sometidas a presión variable, y otras por el envejecimiento de las instalaciones”.
En cuanto a la información que incluye el informe anual de Emasagra, se indica que el porcentaje de reducción de ese índice, un 11%. En 2017 la cantidad de agua no recuperada –servida pero que no se llegó a cobrar– fue de 367.559 metros cúbicos.
Esa es la magnitud, en cifras, del agua que se ‘escapa’ al control de Emasagra y de la que hay constancia. Otro dato significativo que aparece en el Informe Anual referido a 2018 de la empresa suministradora es el agua “recuperada”. El volumen total de esta agua asciende a 1,4 hectómetros cúbicos. Este dato, indica el propio informe “equivale al volumen necesario para llenar unas 400 piscinas olímpicas”.
Esta agua recuperada es parte de la labor de la inspección de Emasagra. En el último informe anual del que se habla del trabajo de los inspectores de la empresa suministradora –2017– se indicó que había aumentado el número de “anomalías” detectadas por los operarios. Estas anomalías podían ser fugas o incidencias en instalaciones que carecían de contrato. En 2016, según la memoria de ese año, fueron 650 los casos que afloraron. En 2017, ejercicio del que también se ofrecieron cifras más concretas de estas actuaciones, se llegó a las 731 anomalías.
Sobre el tipo de irregularidades que encuentran los inspectores, en anteriores informe se señaló la existencia de acometidas ilegales, rotura o inutilización de los contadores e incluso los enganches directos.
Desde Emasagra se indica que se han aplicado “medidas” para atajar las pérdidas. Además de inversión y “renovación de las infraestructuras” se aplica tecnología para la detección de escapes. Asimismo, desde la suministradora se realizan “campañas de detección del fraude durante todo el año”.
A esto se suma, indica Emasagra, la “renovación continuada y redimensionamiento de nuestros contadores para que la edad media de nuestros equipos de medición sea adecuada y aumentar su precisión”.
Emasagra opera en Granada desde 1982. El Ayuntamiento de Granada posee el 51% de sus acciones y el resto pertenecen a Hidralia, que a su vez está participada por Suez (80%) y Unicaja Banco (20%). En 2018 suministró agua a 221.926 clientes repartidos en quince municipios. El total de agua suministrada en ese ejercicio fue de 37,3 millones de metros cúbicos y sus ingresos, según el informe anual, fueron de 47,8 millones de euros.
El agua que sirve Emasagra procede del sistema Canales-Quéntar. En 2018 se tomaron 14.671 muestras y se controlaron 52.094 parámetros de calidad. Según se indica en el mencionado informe, “no hemos registrado ningún incumplimiento de los parámetros de calidad del agua”.
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