Escrito en los huesos
Las nuevas instalaciones del Laboratorio de Antropología permiten dar un "salto cualitativo" en estos estudios
Alberga en su osteoteca una de las colecciones de esqueletos más amplias del mundo
Granada/En 1972 un tiernísimo Miguel Botella, junto a Manuel García Sánchez y con el apoyo de Miguel Guirao, sembró lo que hoy es el laboratorio de identificación humana a partir de huesos más completo de Europa, con una colección de esqueletos de 5.000 individuos. Es una de las muestras más amplias del mundo, absolutamente inédita en España. Ya en detalle, la colección de restos infantiles, formada por 500 esqueletos, es la mayor a nivel internacional. Aquel proyecto del 72 partió de la inquietud de Botella, que ya en aquella época hacía excavaciones. "Cuando uno mira para atrás da hasta vértigo", relata el investigador, hoy director del Laboratorio de Antropología.
Los huesos comenzaron a llegar en los 70, y a llenar los primeros estantes de lo que hoy es una impresionante osteoteca, la biblioteca de huesos de la Facultad de Medicina. Sobre la marcha se ideó un sistema de catalogación y archivo. "Se comenzó de una manera muy artesanal", reconoció el profesor Botella. La tarea de gestión vino sobrevenida a la de investigación. Años después, en 2013, el Laboratorio de Antropología fue cerrado por falta de seguridad, higiene y de espacio. Un problema mayúsculo para uno de los departamentos referentes a nivel mundial en la investigación en el campo de la ciencia forense. Aquel capítulo se cerró con la reapertura del Laboratorio en la antigua Facultad de Medicina de la Universidad de Granada -donde se ubicaba en los sótanos- y el posterior estreno de la nueva Facultad en el Parque Tecnológico de la Salud (PTS). En septiembre de 2015 todo estaba preparado en el Laboratorio para la mudanza, un proceso delicadísimo que llevó quince días sólo en el traslado del material, más el trabajo previo de planificación y el posterior -aún inconcluso, faltan por colocar más de 3.000 volúmenes que están guardados- de organización. "No eran cajas con libros", reseña el director académico del laboratorio. Cada una de las cajas atesoraba huesos, datados, analizados, estudiados y catalogados en su mayoría. Fue uno de los últimos departamentos en trasladarse de la Avenida de Madrid al nuevo edificio del PTS y, hoy, Miguel Botella reconoce que "el problema vendrá cuando se colapse". Reconoció que le llegan solicitudes de museos para que Medicina sea depositaria de sus colecciones. "Y les decimos que no". En la visita institucional realizada ayer por la rectora de la UGR, Pilar Aranda, Botella aprovechó para exponer algunas necesidades de su área. Espacio, espacio y más espacio.
En su nueva casa, el departamento ocupa más de 500 metros cuadrados. Por un lado, en la cuarta planta de la Torre A, los laboratorios, la zona donde se realizan los TAC a los restos óseos y por donde pasan unos 150 investigadores de una veintena de países cada curso. "Hemos recibido hasta 300 solicitudes para hacer el máster" de Antropología Forense, relata Botella, que reconoce que la inmensa mayoría se quedan fuera, "Sólo tenemos 66 plazas, y son muchas. De hecho, vamos a bajar".
En la misma torre, pero varias plantas por debajo, se localiza la osteoteca, una biblioteca en la que los tomos son cajas de huesos. Alrededor de una mesa se apiñan siete jovencísimos investigadores. Inspeccionan fémures que sacan de una caja de cartón. "Son restos que se encontraron en la Cuesta del Hospicio en 2009", relata uno de ellos, cientos de restos de lo que fue un cementerio musulmán.
"Aquí tenemos 5.000 esqueletos, unos más completos que otros. y aparte vienen restos de excavaciones que están temporalmente" para su estudio, indica Botella. Lo más antiguo es un trozo de hueso temporal "chiquitito" de unos 300.000 años. También se conservan algunos dientes de neandertal. El grueso de la colección de Medicina va desde el Neolítico hasta la época actual. Sobre el lugar de origen de los restos, la mayoría proceden de Andalucía. "Todo está en proceso de catalogación", indica el investigador sobre un trabajo que comenzó hace un año.
La labor que se desarrolla en la osteoteca se completa con lo que se realiza en la cuarta planta. Allí es donde los restos se someten a modernísimas técnicas de estudio para descifrar quiénes eran, cómo vivían y de qué murieron. En la pantalla de uno de los ordenadores del laboratorio se muestra la imagen tridimensional de un niño momia egipcio. Con apenas 8 años fue amortajado con una máscara que es vista con absoluta nitidez en la pantalla gracias al TAC al que se sometió el cuerpo. "Aquí tenemos el único lector de tomografías, a excepción de los hospitales, dedicado a la reconstrucción en tres dimensiones" de los restos que se analizan en el departamento, indica Botella. Cuentan con 50.000 TAC, procedentes de centros sanitarios, para trabajar en sus investigaciones. "Los médicos usan los TAC para 'desvestir' el cuerpo. Se traspasa la piel, los músculos, los huesos... hasta llegar a lo que les interesa. Un tumor, por ejemplo. Nosotros hacemos el camino inverso. Tenemos el TAC y de ahí añadimos 'capas', lo reconstruimos, hasta saber cómo era ese individuo", explica el profesor.
En su área son capaces de "averiguar la edad exacta y el sexo de un sujeto a partir de un simple fragmento de hueso", explicó Botella, en referencia al banco de pubis que atesora el Laboratorio.
Sobre la puesta de largo de las instalaciones en la nueva Facultad de Medicina, Botella explicó que "llevamos año y medio trabajando y todavía falta por terminar alguna cosa, pero es verdad que con esta ampliación la Antropología Física ha dado un salto cualitativo muy importante y hoy somos un centro de referencia". Botella insistió en agradecer el apoyo dado por la rectora de la Universidad a su área. "Todavía habría que hacer alguna obra y reestructurar algún espacio", reconoció el investigador. Aranda asumió la demanda al tiempo que destacó el camino ya trazado. "Es cierto que se ha mejorado muchísimo en las instalaciones y con el tiempo se irá avanzando. Es muy importante que los investigadores tengan espacio para investigar", reconoció la rectora.
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