“En la Escuela de Salud Pública no ha habido nunca un control que no sea de Sevilla”
Entrevista Blanca Fernández Capel | Gerente de la Escuela de Salud Pública
La popular afronta en el sillón de dirección el primer gran cambio al que se enfrenta su institución, aún bajo un clima de incertidumbre
Blanca Fernández Capel se sienta en la mesa de su despacho para recibir preguntas. No hay asomo de preocupación, hay casi impaciencia. Ante ella un pequeño montón de folios de apuntes a mano. La gerente de la Escuela de Salud Pública ha hecho los deberes en un momento en el que las dudas sobre el fondo y la forma del futuro más inmediato de la institución que dirige bajan neblinosas a la superficie. La popular atesora décadas de experiencia en la política y las exhibe con contundencia. No sabe si verá las luces de la nueva fusión sanitaria de Granada como gerente, de lo que está segura es de que la forma del nuevo paraguas llamado Instituto Andaluz de Salud despejará los malos augurios sobre una injerencia ‘sevillana’ en las instituciones de Granada.
–Pregunta obligada. ¿Qué va a ser de la Escuela de Salud Pública una vez se consiga la fusión que ha planteado el grupo popular en el Parlamento andaluz?
–Estamos en un área de normalidad, se trata de una reforma de tipo administrativo. Es una Proposición de Ley que entra dentro de la normalidad de la regulación de los organismos tal como pasó en la legislatura anterior cuando se hizo una estrategia también de refundición de algunos organismos. La AXA, Progreso y Salud y Iavante quedaron bajo el nombre de Fundación Progreso y Salud. Y la Escuela tiene ahora la mejor de las posiciones.
–¿Se mantendrá entonces tal y como está?
–Se va a mantener nuestra identidad y quiero resaltar que en casos como en el de la Empresa Pública de Suelo de Andalucía (EPSA) se incorporó a la Consejería y siguió teniendo su nombre. Nosotros vamos a tener un organismo que recoja nuestra propia identidad como es la innovación, la formación, el desarrollo o la consultoría porque de lo que se trata es de hacer una reforma administrativa que recoja las peculiaridades de todos los organismos bajo un mismo paraguas.
–¿En qué consiste esa reforma en lo que concierne a Granada?
–En la Consejería está la Secretaría General de Investigación, ésta pasaría a ser un ente superior que tendría dos sedes, la Fundación Progreso y Salud y la Escuela de Salud Pública. A veces se dice que se pierde la identidad porque se depende de Sevilla, pero ¿de dónde ha dependido la Escuela siempre?
–¿Usted seguirá siendo la gerente?
–Pues no lo sé, cuando eso pase a lo mejor me he jubilado.
–¿Habrá una gerencia de la Escuela de Salud Pública en Granada?
–La Escuela se va a mantener en su sitio y no va a cambiar de sede ni de nada. Que haya un gerente o siete, vendrá cuando se hayan hecho todos los cambios a largo plazo. Probablemente se mantenga una estructura más o menos similar pero lo único que sucederá es que se dará cierta homogeneidad a los trabajadores que tienen distintas situaciones y características. Esto les conllevará una mejora porque tendrán una seguridad que ahora mismo no tienen.
–La toma de decisiones entonces seguirá en este despacho.
–Eso se hará en esta casa y con el organismo pertinente. Ahora mismo pertenecemos a un Consejo de Administración presidido por la viceconsejería, imagino que pueda tener alguna modificación pero las decisiones de trabajo se tomarán en la propia Escuela, no tiene ningún sentido pensar que vaya a cambiar.
–¿La Escuela de Salud Pública es uno de esos “chiringuitos” con los que dijo su partido que iba a acabar en Andalucía?
–Si fuera un chiringuito no habríamos pasado de 5.048.000 euros de transferencia de la Junta para mantener la Escuela a los 9.000.226 euros que hay para 2019 desde que yo llegué en mayo. En unos meses hemos casi duplicado el presupuesto. En 2019 hemos subido el 39% del presupuesto que había. Además en mayo había un decreto del gobierno anterior que quitaba a la Escuela el registro de cáncer de Granada que tiene 35 años y en noviembre se ha convertido en el registro de toda Andalucía y con sede en Granada. No se está quitando nada a la Escuela.
–Esta tarde –por ayer– el parlamentario andaluz del grupo popular se reunirá con el comité de empresa ¿es por tranquilidad de los trabajadores?
–No, los trabajadores están muy tranquilos porque saben que les conviene que haya una homogeneidad en su situación. Otra cosa es que se quiera hacer otro tipo de ruido, pero es un ruido interesado, oportunismo político. Y quien está haciendo más ruido es quien tuvo la oportunidad de portarse bien con la Escuela y se portó francamente mal.
–Después lo sucedido en el Parque de las Ciencias, que ha sido muy controvertido, de lo que la ciudadanía acaba hablando es de que todo lo que funciona en Granada, al final se lo llevan a Sevilla.
–Aquí no ha habido nunca un control que no sea de Sevilla. La Escuela siempre ha dependido de Sevilla y siempre ha tenido la dependencia de ser un ente propio de la Junta de Andalucía.
–¿Y va a gozar de la misma autonomía como hasta ahora?
–Será la misma autonomía aunque en lugar de ser dentro de la Secretaría de Investigación, ésta se convierte en el Instituto Andaluz de Salud.
–¿Los objetivos de la Escuela serán los mismos?
–Va a recoger todo el objeto social, así que no me vendan eso. ¿Cuándo ha tenido la Escuela autonomía? Los gerentes los ha nombrado siempre Sevilla y también ha presidido el Consejo de Administración. Es así por ley. Nunca jamás ha dejado de depender de la Junta, quien está hablando por crear ruido sabe que no está diciendo la verdad.
–El docente, investigador y ex gerente de la Escuela, Joan Carles March, dice que no está en contra de una fusión aunque sí teme una pérdida de identidad de la EASP.
–Él habla a título privado porque no representa a la Escuela. En todos los cursos que organice la Escuela, por ejemplo, seguirá apareciendo su nombre y ahora mismo todo lo que tengo firmado es como Escuela Andaluza de Salud Pública. Que no me busquen fiestas.
–Sobre los trabajadores, en la Proposición de Ley se contemplaba la creación de dos cuerpos de funcionariado. ¿Exactamente a dónde irán y qué funciones tendrán?
–Eso tendrá que verse. Lo que sí se hará es homogeneizar a los trabajadores porque aquí no tenemos personal de tipo funcionarial.
–¿Los trabajadores podrían pasar a ser cuerpo funcionario?
–Imagino que pasarían a ser una especie de carrera administrativa con una protección que ahora mismo no tienen, ni nunca la han tenido. Pasarían a ser administración pública en algún aspecto, eso tienen que tratarlo con los sindicatos.
–¿De llevarse a cabo la fusión las relaciones con la Universidad de Granada se mantendrán?
–Sí, todas las relaciones que nosotros tenemos firmadas seguirán, vamos a mantener siempre nuestra identidad.
–Los granadinos pueden estar tranquilos por lo que dice.
–Es que la Escuela ni se cierra ni se va de Granada ni pierde sus características. Al contrario, se va a ganar mucho y quien diga lo contrario está fabulando. Toda la vida se ha dependido de Sevilla, no es porque haya venido yo.
–En la historia de la Escuela hay grandes hitos que más que progresistas fueron transgresores, como el famoso Programa Experimental de Prescripción de Estupefacientes de Andalucía que sigue prescribiendo heroína a los toxicómanos, obra de Joan Carles March. ¿Hoy día sería posible que se llevasen a cabo trabajos en esta línea?
–Eso es agua pasada. En este momento el proyecto de la heroína depende de la Secretaría General Sociosanitaria. Las investigaciones tienen que tener un origen, una razón de ser y una documentación científica avalada. Si aquí viene una investigación razonable es difícil que se desarrolle porque no hay laboratorios ni asistencia. El proyecto de la heroína salió de aquí pero desarrolló en el SAS. Tendrían que traerme el proyecto y ver si es viable pero lo que no puede hacerse es que salga de aquí y se desarrolle fuera. Además esos son proyectos muy de prensa, como se dice, porque quien lo desarrollan es gente de fuera.
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