Fentanilo, el miedo a una droga que va con receta
Drogadicción
Menos del 1% de casos atendidos por los servicios públicos de drogodependencia corresponden a esta sustancia, usada principalmente para aliviar el dolor
Profesionales sanitarios y judiciales consideran que la provincia, y el resto de país, están alejados de la imagen que llega desde Estados Unidos
En paro, hombre, con familia propia y con estudios primarios, así es el perfil del adicto en Granada

Su historia comienza en los años 60 del pasado siglo en Bélgica, pero su fama ha explotado en Estados Unidos en la última década y especialmente tras la irrupción del coronavirus. Hablamos del fentanilo, un analgésico cien veces más potente que la morfina (y 50 que la heroína) que, pese a su uso originalmente médico, ha derivado al mercado negro convirtiéndose en una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos. En España, y más concretamente en Granada, su uso sigue muy ligado al ámbito médico, de ahí que según los datos facilitados desde el Centro Provincial de Drogodependencia (CPD), perteneciente a la Diputación, el perfil de personas que tratan provenga casi en su totalidad del ámbito sanitario.
El CPD ha ayudado a once personas para tratar su adicción al fentanilo (ni siquiera el 1% del total de casos anuales, puntualiza el centro), a los que habría que sumar otros 21 casos de opioides de prescripción médica. En total, apenas una treintena de casos en toda la provincia vinculados con las drogas derivadas del uso sanitario, una cifra igualmente residual, lo que lleva al centro provincial a rebajar el temor a que el fentanilo se extienda como ya ha hecho en Estados Unidos.
Según explica a este periódico Blanca Molina, directora del CPD, los casos de desintoxicación que se tratan en el centro proceden o bien porque el tratamiento de fentanilo, establecido por un médico o anestesista que realiza un seguimiento del mismo, ha terminado; o bien porque, porque la dosis ha dejado de hacer efecto ya que el organismo ha desarrollado tolerancia y ha sido necesario aumentarla para conseguir el mismo efecto, lo que hace necesario una intervención, que en este caso se realizaría desde el centro gestionado por la Diputación, para una desintoxicación segura. De una forma u otra, insiste Molina, es difícil encontrar casos que se alejen del tema sanitario.
Esta dificultad de encontrar casos fuera del ámbito sanitario queda aún más patente si se observa en detalle el perfil de los casos que acuden al CPD. Así, la edad media de los adictos al fentanilo en Granada es de 44 años, siendo más pronunciada en mujeres (64) que en hombres (45). También en relación a la edad, desde el centro granadino destacan que un 45,4% de los casos corresponde a personas pensionistas o jubiladas, frente a un 36,6% de trabajadores, lo que circunscribe al adicto a esta sustancia en un tipo de persona muy concreta.
Al mismo tiempo, algo más de la mitad, un 54%, de los casos tratados viven con su propia familia, mientras que un 36% vive solo y un 9% aún reside con su familia de origen. En lo que respecta al nivel educativo, según los datos facilitados por el CPD, el 54% tiene estudios medios frente a un 27% que tiene la enseñanza obligatoria y un 18% con estudios superiores.
De cara a impedir su extensión fuera de los cauces estrictamente sanitarios, la Consejería de Salud impulsó un procedimiento de actuación en pacientes con adicciones a opioides de prescripción médica con el objetivo de abordar el tratamiento a estas personas y reducir los casos de adicciones. Este plan de acción está dirigido a enfermos que, tras una prescripción médica para combatir el dolor, han desarrollado un patrón de abuso o dependencia del fármaco, lo que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos.
Además, esta situación puede derivar en consumo de opioides ilegales (heroína o fentanilo de origen ilícito) con diversas consecuencias negativas. De hecho, en Granada, hay una pequeña parte, un 18%, de los casos tratados por el CPD que presentan también adicción a otras sustancias o que presentan problemas de salud mental.
"No hay una epidemia como en Estados Unidos"
"España, Andalucía y Granada están mucho mejor preparadas para enfrentar el fentanilo que Estados Unidos y Canadá". Quien habla es Joan Carles March, profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública, el cual se muestra tajante a la hora de considerar que este opioide sea realmente un problema para la sanidad de nuestro país. De ahí que no dude al afirmar que "no hay evidencia de que exista una epidemia de fentanilo como Estados Unidos".
Y fía su seguridad al control que se realiza a este medicamento, del que reconoce sus cualidades a la hora de aliviar el dolor de ciertas enfermedades, por parte de los servicios sanitarios, un control que, explica March, no se realizó en su momento en Estados Unidos, lo que llevó a generalizar su uso, derivando en un crecimiento de esta sustancia en el mercado negro dando lugar a las ya conocidas imágenes de los adictos que proyectan las televisiones, estadounidenses y nacionales, algo que censura March asegurando que lo único que consiguen es estigmatizar esta sustancia.
March considera que el consumo ilegal de fentanilo en España, y por extensión en Granada, es "prácticamente residual" (aunque puntualiza la existencia de algunos estudios que sugieren que la situación real es diferente a la que actualmente se conoce), y que la única manera de que este opioide entre al mercado negro es o bien mediante el robo del mismo en los hospitales, algo que ve casi imposible dado el control que existe del mismo; o por la fabricación ilegal del mismo, lo cual tampoco considera que sea común en España.
Más allá de los controles sanitarios, March considera que existe un segundo control que impide que se produzca esa epidemia: la conciencia social surgida tras la que sí fue la gran epidemia en España, la de la heroína en los años 80, una situación que hizo que el país "sea más consciente" de los riesgos de consumir estas sustancias.
No se puede hablar de tráfico
No solo el Centro Provincial de Drogodependencia se empeña en mandar un mensaje tranquilizador a la ciudadanía, también lo hacen desde el ámbito jurídico. Así, fuentes de la Fiscalía consultadas por este periódico explican que, pese a las noticias recientes de los primeros casos de tráfico de fentanilo detectados en Marbella y Estepona (de momento no se ha detectado ninguno en Granada) no existe un tráfico como tal, pues estos casos constituyen elementos aislados y de pequeñas cantidades, en contradicción a los rasgos tradicionales que representan, por ejemplo, la marihuana o cannabis, donde se mueven grandes cantidades y su consumo está extendido por varios puntos y no en dos ciudades como en el caso de la Costa del Sol.
De hecho, el Grupo I de Estupefacientes de la Comisaría Provincial de Policía Nacional de Málaga ya matizaba que, por el momento, no consta que haya grandes redes dedicadas al tráfico de fentanilo en esta provincia. Si bien, aseguraban haber recibido directrices desde la Dirección General sobre cómo actuar y qué precauciones tomar en caso de encontrar fentanilo.
Una situación similar a la de la Costa del Sol ocurrió a finales del pasado año, cuando la Policía Nacional interceptó ocho comprimidos de fentanilo en posesión de un vendedor de cocaína, de 34 años, en la Línea de La Concepción (Cádiz). En este caso, el presunto responsable de un delito contra la salud pública transportaba la droga a viviendas particulares y fiestas donde reclamaban sus servicios a través de redes sociales, pues él mismo publicaba a través de estas plataformas "ofertas" de los estupefacientes que vendía y daba a conocer los horarios en los que estaba disponible para distribuirlos en su vehículo particular.
El fentanilo, en datos
La última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España, Edades 2022, un sondeo que elabora cada dos años el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, desvela que la prevalencia del consumo de analgésicos opioides entre la población de 15 a 64 años ha experimentado un leve incremento, pasando del 15,2 al 15,8% entre quienes los han tomado alguna vez en la vida, con o sin receta, y del 3,6 al 4% entre quienes lo han usado en los últimos 30 días.
Es muy preocupante el caso del fentanilo, cuyo incremento ha sido muy notable. El estudio indica que el consumo esporádico ha subido del 1,9% en 2018 al 14% en 2022, convirtiéndose en el tercer opioide más utilizado, por detrás de la codeína (59,9%) y el tramadol (46%) y por delante de la morfina, que ha bajado del 14,7 al 6,9%.
A partir de estos datos, Joan Carles March concluye que el consumo de fentanilo es minoritario entre la población española: aproximadamente el 2% de la población española entre 15 y 64 años lo habría consumido alguna vez en la vida (pues el 14% que lo consume esporádicamente, explica el profesor, se extrae del 15,8% que lo ha tomado alguna vez en su vida). No obstante, sí se ha producido un ligero aumento en su prescripción, pues según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, en los últimos 10 años el consumo de fentanilo ha pasado de un promedio de 1,8 personas que han recibido una dosis diaria por cada 1.000 habitantes a las 2,8 de 2021.
Por su parte, de acuerdo con las cifras publicadas por el Observatorio Andaluz sobre Drogas y Adicciones, en 2019 se registraron 16 muertes por sobredosis de opioides en la comunidad autónoma, de las cuales sólo una fue por fentanilo. Salud recalca, igualmente, que el Plan Nacional sobre Drogas recoge que en 2018 sólo el 0,1% de las personas que acudieron a tratamiento por consumo de drogas en Andalucía lo hicieron por opioides sintético.
Durante 2022, los profesionales médicos del Servicio Andaluz de Salud prescribieron opioides a 47.362 pacientes, un 8,8% más que en 2018. Si bien, gracias a la implantación del procedimiento de visado de receta del fentanilo de liberación inmediata en julio del 2021, el consumo de estos medicamentos ha disminuido su crecimiento.
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