Férreo control en las Cajas: visto bueno antes y después de gastar

Las entidades bancarias granadinas deben someter a consulta de los organismos superiores los gastos de representación

La irrupción de la trama de las tarjetas opacas de Caja Madrid ha levantado ampollas en la sociedad. Cuando se le pregunta a las entidades financieras de la ciudad sobre este hecho, se muestran cautas y, en un ejercicio de transparencia, aseguran que este sistema de pago no está actualmente vigente entre sus directivos. Desde que en el año 2010 la reestructuración del sistema financiero en España llevó a las cajas a plantear la fusión de varias firmas en una sola se perdió la autonomía en muchas de ellas.

Este es el caso de Caja Granada que inició su integración en el Banco Mare Nostrum junto a Caja Murcia, Sa Nostra y Caixa Penedés (esta última finalmente se apartó de dicha operación). A partir de entonces todas las decisiones son dictadas desde Madrid, la potestad es "cero", advierten. En ese contexto, según expresan fuentes de la empresa "ningún" consejero de BMN dispone de tarjetas de representación.

La firma bancaria aborda las necesidades de los consejeros, directivos y empleados a través de un departamento centralizado que se llama 'Gestión de desplazamiento' que da cobertura también al resto de marcas asociadas (Caja Murcia y Sa Nostra).

De este modo el sistema de gestión es común. Por ejemplo, en el caso de que un directivo de Granada tenga una reunión en la capital de España, el personal de 'Gestión de desplazamiento' organiza el viaje y, en función de la hora, el medio de transporte más adecuado. A la hora de ejercer un pago, este se ejecuta dentro del presupuesto de la entidad, "previa autorización y exposición de motivos".

Si se trata de una comida con un número importante de comensales, se detalla la cantidad de los mismos y una vez autorizada se abona la cuantía contra factura. A posteriori, la auditoría que lleva a cabo BMN engloba también esa serie de conceptos. Con este método, el banco busca la aplicación de estándares de "claridad y transparencia" a la vez que se ejerce "un control y se optimizan recursos". Tras la fusión, Caja Granada ha pasado a ser una fundación, presidida por Antonio Jara, que tiene como única actividad el mantenimiento de la Obra Social de la entidad.

En el mismo sentido se expresa la otra gran entidad financiera de la ciudad: Caja Rural. Desde la caja explican que no existen tarjetas de protocolo para atender gastos. Todo el dinero que se emplee en representación debe justificarse con factura pero, previamente, también debe tener el visto bueno del comité de dirección que tendrá que dirimir la conveniencia o no de que se incluya una partida para el gasto analizado en cuestión. Una vez que el evento se haya producido habrá que justificar también todos los gastos que se han llevado a cabo. Es el caso, por ejemplo, de un conferenciante que viene a dar una ponencia a la Caja y se tiene que alojar en la ciudad.

En los gastos más cotidianos, véase, que un trabajador tenga que coger un taxi para desplazarse a algún punto concreto a trabajar, serán los jefes inmediatos quienes autoricen la operación. Posteriormente, y previa presentación de factura, al trabajador se le abonará la cuantía que ha gastado.

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