A Granada. Homenaje del Ave María

ayer y hoy

EL locutor Luis del Olmo puso voz al poeta avemariano Benítez Carrasco en una sala de la Caja Rural completamente abarrotada

¡Lo que hubiera dado el Padre Manjón por estar allí sentado!

A Granada. Homenaje del Ave María
A Granada. Homenaje del Ave María / José Luis Delgado
José Luis Delgado

29 de mayo 2017 - 02:35

Granada/La Fundación Patronato Avemariano de Granada, que a través de sus centros docentes guarda con celo el espíritu que desde 1889 creara el fundador Andrés Manjón, ofreció un concierto recital a beneficio del Fondo Solidario de las Escuelas del Ave María, con la intervención de tres artistas de prestigio: el veterano locutor Luis del Olmo, el pianista de Priego de Córdoba Antonio López y el barítono zamorano Luis Santana. ¡Lo que hubiera dado el padre Manjón por estar allí sentado! ¡Lo que hubiera dado su buena madre Sebastiana por ver después de más de un siglo la imponente huella de la obra de su hijo Andrés! ¡Lo que hubiera dado el maestro José Montero por oír el himno avemariano que él mismo compuso en la espléndida voz del barítono Luis Santanana coreado por cientos de voces emocionadas que cerraron un acto homenaje que será difícil olvidar. ¡Lo que hubiera dado aquél niño del Albaicín, alumno del Ave María, que acabó poeta, Manuel Benítez Carrasco, cuyos poemas cobraron vida en la familiar voz del maestro de locutores Luis del Olmo!

Un Patronato agradecido que mantiene con actos elegantes y solidarios un talante docente basado en valores, en sentido de la responsabilidad, respetando la pluralidad y con la meta puesta en la búsqueda de un mundo más justo y solidario, como muy bien fue destacado en la elocuente presentación con la que el presidente señor Atienza Rivero abrió el acto en el auditorio ofrecido por la Caja Rural y al que asistió Granada entera por estar allí representándola el alcalde señor Cuenca Rodríguez.

Con 14 alumnos del barrio del Sacromonte empezó su escuela don Andrés allá por 1889; a los tres meses ya tenía 120. Necesitaba urgentemente colaboradores y hasta tuvo que recurrir para que le echara una mano en la clase de párvulos al "maestro" gitano Enrique Amaya Heredia. Poco ganaba el maestro; ya se conoce el refrán "tienes más hambre que un maestro-escuela". Interesaba a don Andrés hacer maestros: "Hagamos maestros, que sin ellos no hay escuela", repetía con frecuencia y así lo dejó escrito en su diario cuyos párrafos terminaban siempre con la expresión ¡Ave María! A los seis años de la fundación, en 1895, ya aparecieron 5 alumnas que querían ser maestras. Fue la primera aquella joven de 17 años de nombre Magdalena Martín; Magdalena La Santica, como la llamaba el arzobispo Medina Olmos. Ahí estuvieron los primeros pasos de esta magna obra solidaria con los más necesitados que hoy se siente orgullosa de sus humildes orígenes sacromontanos. Hoy el Ave María extiende su radio desde su Casa Madre, Las Vistillas, La Quinta, San Isidro, Albolote, Varadero, Esparraguera, san Cristóbal, Residencia, Escuela Hogar, Colonias, Escuela de Idiomas, Aula de la Naturaleza, Club Deportivo, Grupo de Amistad y no sé cuantas actividades más. ¡Cuánto daría don Andrés por darse hoy un orgulloso paseo en su burra Morena desde la cuesta Chapiz a la Avenida Cervantes! Si levantara la cabeza y hubiera podido oír los elogios a su obra allí ofrecidos, los cantos marianos del barítono Santana entonando con impecable voz el Ave María de Caccini; los entrañables poemas que Benítez Carrasco dedicó a las Escuelas recordando su niñez y hasta el nombre de sus maestros: "…estoy prendiendo en la chaqueta de don Ramón/ un muñeco de papel/ un alado fantochón/…borriquito caliente/ que lleva la carga/ y no lo siente…/ Don Ramón no se da cuenta…/ porque cuando ve a doña Águeda/ don Ramón no es don Ramón… y es que aquella doña Águeda / como maestra es buena/ y como mujer… mejor!". ¡Cuánto daría el maestro Ayala por haber podido acompañar con su infantil banda de cornetas y tambores el himno avemariano con que se cerró el brillante acto! Así hacen Granada los granadinos, recordando y homenajeando lo nuestro. ¡Enhorabuena, Ave María!

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