Granada y Mariparda
A los curiosos nombres de Pegarrecio, Niños luchando, Brujones, Mano de Hierro, Niño del Royo, Reñidero, Tallacarne... se suma una desaparecida calle Mariparda, hoy Marqués de Gerona

NADIE sabe quién es Mariparda pero hubo en Granada una céntrica calle que así se llamaba. La lectura de la clásica obra de Julio Belza nos iluminó bastante y resulta simpático acudir a ella de vez en cuando. Esos nombres de Pegarrecio, Niños luchando, Brujones, Placeta de la Miga, Buen Rostro, Mano de Hierro, Niño del Royo, Poco Trigo, Reñidero, Buensuceso, La Tiña, Pingarrón, etc, nos llaman la atención y no siempre sabemos su origen, ni falta que nos hace.
Fue el granadino Luis Morell y Terry (1861-1940) el primero que dio una completa reseña histórica de Granada a través de sus calles en una obra titulada De la vecindad de Granada entre los años 1800 a 1935, muchas de las cuales ya han desaparecido, aunque a cambio el callejero se ha enriquecido tan considerablemente que ya resulta inabarcable hasta para los taxistas más profesionales. No sé, por cierto, si don Luis Morell tiene en Granada alguna calle a él dedicada.
Igual que a veces evocamos la memoria de ilustres personajes muy "céntricos", lo hacemos hoy con una calle igualmente céntrica en su día aunque ya desaparecida a raíz de la alineación, ensanche y prolongación de la Plaza de las Pasiegas, curioso nombre referido a las mujeres llegadas del Valle del Pas, situada ante la fachada principal de la Catedral. Esta plaza, llamada antes de las Flores, apareció a raíz de la demolición de los Colegios de San Miguel y de Santa Catalina en los siglos XVII y XVIII. Todavía existe allí la llamada calle Colegio Catalino.
Justo enfrente de la magnífica portada de Alonso Cano estaba la calle Mariparda, nombre curioso que se nos antoja relacionado con el color del pelo al igual que lo son los nombres Maricastaña o Marimorena, aunque los significados son confusos. Los tiempos de Maricastaña hacen referencia a la antigüedad, y decimos que "se armó la Marimorena" cuando el jolgorio y la zapatiesta están servidos.
Sin embargo hay otra curiosa versión. La portada principal de la Catedral encierra en su tondo central la escena de la Encarnación, obra del escultor Risueño, a cuya advocación está dedicada la seo granadina. Hay quien relaciona este acto misterioso de la encarnación del Verbo Divino en el vientre de María con el nombre de la calle de enfrente que en su origen haría alusión a la Virgen María bien parida, "Maríaparida", Mariparda. Pero… vaya usted a saber.
No conocemos la calaña de los vecinos de esa callejuela pero sí sabemos que la denominación "pardo", "parda" no nos inspira nada bueno. Se dice "ir de picos pardos" cuando se persigue a alguna moza ligerita salerosa que de tanto exhibirse en las esquinas y paseos, acababa con el pico de su manto pardo y descolorido por el sol. Se habla de "gramática parda" cuando la ciencia que se acumula no es muy de fiar. Se dice ser un "pardillo" cuando se tiene la misma escasa formación que aquellos pastores que pasaban su vida con las ovejas pardas; o es bobalicón y fácil de engañar como al inocente pájaro pardillo. La fama de la casamentera Mariparda la da el refranero popular: "De los casamientos que Mariparda hace, a unos pesa y a otros place". Y la moderna expresión "liarla parda" tampoco inspira nada bueno.
El hecho es que la muy céntrica calle Mariparda frente a la Catedral era un tortuoso callejón que terminaba en la muralla y fue modificado en 1868, como lo hicieron los también cercanos callejones llamados del Perro y Tintín. No deja de ser curioso que el aventurero reportero Tintín del ilustrador belga Hergé se acompañara del perro (Milú). Ya en Granada a Tintín y al Perro los teníamos unidos junto a la calle Mariparda. Hoy la conocemos como calle Marqués de Gerona, personaje del que hablaremos en la hora nona.
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