El declive de la A-92 ferroviaria
Trenes de Media Distancia
Se cumple un año del corte del tramo Osuna-Pedrera, que obliga a los usuarios de la Granada-Sevilla a transbordar en autobús dos veces pese a que la variante se acabó en abril
Sevilla · Granada/Cuando uno viaja por esa A-92 ferroviaria que deberían ser los corredores de tren de Media Distancia (MD) entre Sevilla y Málaga y Sevilla y Granada –de hecho, estuvieron ahí antes que la autovía que vertebra Andalucía de Este a Oeste– tiene la sensación de que lo hace por un lugar remoto, una ruta de esas que obligan a hacer escalas y cargar maletas: en coche, en tren, en autobús y vuelta a empezar.
El servicio arrastra problemas desde que en 2015 la obra del AVE a Granada y un complejo soterramiento en la histórica estación de Antequera cortaron la línea a partir de Antequera-Santa Ana, donde ya había y hay que coger autobuses para seguir hacia Andalucía Oriental. La crecida del río Blanco, el 21 de octubre de 2018, destruyó el puente por el que la línea convencional de tren salvaba el cauce entre las localidades sevillanas de Osuna y Pedrera, en Aguadulce, y abrió una nueva brecha e hizo obligatorio un nuevo transbordo en autobús.
En los días de visitas de políticos a las zonas embarradas, se anunció que para restablecer el servicio más rápido la Junta iba a ceder parte de una plataforma (el Eje Ferroviario Transversal para un AVE andaluz que se descartó) y que la variante estaría para la siguiente primavera gracias a la colaboración entre dos administraciones que entonces eran del mismo color político. Adif desmontó las viejas vías y la variante se terminó en abril.
Seis meses después, los trenes no han circulado por un problema jurídico o un cambio de criterio sobre la cesión al Estado. Sólo con la polémica en los periódicos, parece que se agiliza. Pero hoy se cumple ya un año de que el recorrido en tren por la Campiña Sur sevillana hacia Málaga, Granada y Almería es una "gymkhana", como ha reconocido algún revisor ante el desconcierto y las dudas de los viajeros, que cada vez son menos, aunque no haya datos oficiales.
Desde que se cortó el tramo Osuna-Pedrera han sido transbordados más de 6.000 trenes, según Renfe. El tiempo de recorrido sólo en la provincia de Sevilla se ha incrementado en más de media hora. La alternativa en transporte público son las empresas autobuses o el Avant, el tren que circula por la línea de Alta Velocidad aunque no es AVE, pasando por Córdoba, que no sirve si el destino es una estación intermedia y según qué economías.
En el viaje de Sevilla a Granada, los precios van de los 31,20 del MD a los 58 del Avant, que llega en 2:39 horas, casi la mitad de tiempo. A Málaga cuesta 24,95 euros en MD y dura tres horas y 17 minutos. En Avant, 46,70 euros y se hace en una hora y 55.
Desde Sevilla, por esta ruta sólo se puede viajar en tren sin escalas por MD hasta Osuna. "Defiende tu tren. Por un ferrocarril público y social. Plataforma de usuarios del tren", reza una pancarta colocada en esa estación donde esperan a cada tren dos autobuses para seguir el trayecto.
Varias plataformas ciudadanas de la comarca de la Campiña Sur sevillana se están movilizando por el deterioro constante de este servicio. Temen que sea la antesala de su progresiva eliminación. El Gobierno ya ha anunciado que cuando funcionen los nuevos Avant a Granada, a final de año, suprimirá el MD a Granada y sólo mantendrá los MD a Málaga. Habrá menos frecuencia de trenes en Marchena, Osuna y Pedrera.
También preocupa que se traduzca en menos mantenimiento e inversión en una línea en la que, un año antes de que se cayera el puente en Aguadulce, ya registró un accidente en Arahal tras otra riada.
En este primer transbordo del tren al autobús que hay que hacer en Osuna, y donde comienza la gymkhana en dirección Granada y Málaga, se da tiempo a los viajeros para que bajen del tren, sin que queden rezagados. Hay que colocar las maletas en la bodega y ascender a los vehículos, más pulcros que algunos vagones.
Según algunas fuentes, Renfe se está gastando unos 8.000 euros diarios en el dispositivo. En las estaciones suele haber uno o dos autobuses. A veces es uno grande y un microbús, en función de los billetes vendidos.
Parece poca cosa un trayecto en bus de Osuna a Pedrera. Pero hay que pasar por Gilena, la Macael sevillana con su paisaje de canteras como bocados a la sierra, y el acceso y salida de Pedrera se hace por un tramo de carretera, la A-8326 de la Junta, deteriorado. Hay desnivel y el firme está agrietado. Un cartel que se colocó hace tres meses advierte de que se trata de un tramo en mal estado y hay que reducir la velocidad a 70 kilómetros.
También hay que pasar por un estrecho puente, acotado en uno de los flancos por conos de señalización, que están ahí desde que se produjo un accidente de tráfico, hace meses. No caben dos vehículos de gran tonelaje a la vez. El día del viaje que se relata en esta información, un camión tuvo que esperar al otro lado de la pasarela, tras hacer señales a la conductora del bus, para darle prioridad.
El trayecto es de casi media hora. A diferencia de Osuna, donde la estación está a las afueras, en Pedrera los autobuses paran, tras maniobrar con dificultad, en el centro del pueblo, junto a una glorieta. Es la zona en la que se concentran tiendas, bares, bancos....
Los viajeros cruzan por donde pueden hacia o desde la estación, donde hay otra pancarta: "Por un servicio de tren digno. Pedrera en Defensa de su estación". Este pueblo sabe lo que es luchar por su tren. A finales de los 90, cuando se planteó suprimir paradas para agilizar los tiempos hasta Málaga, llegaron a cortar las vías. Fue entonces, cuando se firmó el acuerdo con la Junta para que el corredor fuera de Obligación de Servicio Público, suprimida ahora para la conexión a Granada.
Una vez en Santa Ana, una estación en medio de la nada, los viajeros que siguen hasta Granada se montan en uno de los autobuses para llegar a Andaluces. Uno o dos, dependiendo de la demanda.
El viaje se hace por autovía tranquilo, aunque los cerca de veinte minutos que se tarda en abandonar la A-384 se hacen largos. En la A-92 da tiempo a seguir el recorrido del AVE por donde también debería ir el viajero de ese autobús en su tren convencional. Después de 3 horas y 51 minutos se llega a la ya de por sí saturada plaza de la Estación de Granada.
El que vaya a Almería aún tiene un rato más de viaje, hasta llegar incluso a las siete horas. Primero, en tren hasta el apeadero de Huércal-Viator, donde de nuevo los pasajeros tendrán que coger un nuevo autobús para completar el camino hasta la Estación de Almería, apenas 10 kilómetros más, por las obras de integración de las vías del AVE en la capital vecina.
Renfe asegura que los horarios se han ajustado al autobús. Pero usuarios habituales del trayecto señalan que son más frecuentes los retrasos. El lunes 7 de octubre, el tren procedente de Málaga que debía llegar a Santa Justa a las 19:35, lo hizo a las 20:00. Bastantes viajeros fueron a reclamar la devolución del 25%, como recoge el compromiso de puntualidad de Renfe para MD y retrasos de 15 a 30 minutos.
Tras el transbordo en bus, hubo que esperar a que llegara el tren en la estación de Osuna, donde el sol hacía casi inhabitable la dársena y en el interior no había asientos suficientes. Algunos viajeros mostraban su preocupación por la conexión que debían hacer en Dos Hermanas, hacia Cádiz, o, como una enfermera que salía de su trabajo en el hospital de Osuna, su malestar por la espera tras la jornada laboral. Mientras, se sigue confrontando en los despachos.
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