Granada, la ciudad que ha vivido de espaldas a su río
Municipal
El Ayuntamiento presentará en unos días a los fondos Next Generation el proyecto para renaturalizar el cauce por 4,2 millones de euros
El gobierno local se comprometió con los ecologistas y su realización está en el acuerdo firmado con Unidas Podemos para negociar los presupuestos
Granada es una ciudad con ríos pero no los aprovecha precisamente. El Darro sólo tiene una zona descubierta a los pies de la Alhambra y el Genil, en su cauce urbano, está hormigonado y apenas se vislumbra en momentos de sequía o se aprovecha por parte de la población, también como recurso turístico. Granada ha vivido de espaldas a su principal río. Y no es algo de ahora sino que viene de lejos, por lo que no han sido pocos los intentos de recuperar el Genil, ninguno con éxito hasta ahora.
Pero parece que ahora ha llegado la oportunidad de hacerlo y se dan dos motivos que pueden convertir este nuevo intento en realidad: los fondos Next Generation para tener una financiación externa del proyecto en una ciudad con limitación presupuestaria para acometer nuevos proyectos y la incursión de este compromiso de naturalización en el acuerdo con Unidas Podemos para la negociación del presupuesto. Además, el propio alcalde se comprometió hace unas semanas a hacerlo realidad con los ecologistas, que llevan años reclamando la intervención.
El proyecto, aprobado en Junta de Gobierno Local, incluye una intervención en las riberas de 1.450 metros lineales, desde Puente Verde hasta el cruce del Camino de Ronda con Alejandro Otero.
Dos momentos clave en la transformación del río
Si es verdad que no todas las actuaciones propuestas han sido realizables. Los ecologistas, en un informe de 2019 sobre el plan de renaturalización del río Genil, advertían ya que "en los últimos años se han presentado ideas en la ciudad realmente carentes de toda responsabilidad y basadas en la caza de una anuencia popular desinformada, las cuales, por otra parte, parecen no haber convencido a los granadinos". "No es posible desarrollar algunas propuestas por mucho que se acompañen de sustantivos como “rehabilitación” o “restauración”, o adjetivos como “integral” o “ecológica”, que realmente se incluyen como pueril justificación de actuaciones pésimamente enfocadas, advertía Ecologistas en Acción en el documento.
En los procesos urbanizadores de la ciudad hubo dos momentos clave en la transformación del río Genil. A mediados del siglo XX se llevaron a cabo las obras de encauzamiento del río, que dieron lugar al canal encajado entre paredes de hasta 9 metros de altura que conocemos hoy día. Además, en el año 1989 se construyó la presa de Canales, que regula el caudal del Genil, que pasó a tener un régimen artificial condicionado por el embalsamiento de agua para riego y para la prevención de avenidas en las épocas de lluvias y deshielo y el desembalse durante la temporada de riego. Desde entonces el río lleva agua en verano para poder regar cuando probablemente, de forma natural, se llegaría prácticamente a secar, y que muchos meses lleva menos agua de la que debería, respondiendo en todo caso a un patrón de caudales prefijado y ajeno totalmente al natural.
El otro momento de alteración drástica del río Genil llegó en 1995 con el Mundial de Esquí en Sierra Nevada y cuando se acometen las obras que dejan el río como hoy se conoce, con el revestimiento de la solera de hormigón armado y la construcción del canal de aguas bravas.
Con todo esto se llegó al actual canal inerte sin vida que el movimiento ecologista de Granada quiere recuperar y que estaría más cerca.
Genil vivo: laterales transitables, vegetación y adiós a las compuertas
El nuevo proyecto se llama Genil Vivo y se presentará el próximo día 16 a la convocatorias de fondos Next Generation para la renaturalización fluvial de los ríos que sea compatible con la adaptación frente a riesgos de inundación aumentando la biodiversidad. El proyecto total supone una inversión de 4,2 millones de euros y se opta a una subvención de 4 millones. El resto sería aportación municipal, que está coordinada con Economía para poder hacerle frente.
Pero no significaría, según el Ayuntamiento, que si no llega esta financiación se guarde el proyecto. "Si hay un empuje de Europa mejor, pero es un proyecto de ciudad que se asume como propio y que habrá que financiar", para lo que se contaría también con presupuesto de la CHG, Emasagra y municipal, aunque lo idóneo sería la subvención europea, que llega al 95% del total.
Según ha informado hoy el concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Fernández Madrid, lo que se pretende es "generar una infraestructura verde en un río que está hormigonado y lo que vamos a intentar en sus laterales es hacer que sea transitable, con vegetación de ribera, y que sirva para ocio y disfrute de los ciudadanos". También se hará un canal de agua bajas de siete metros de extensión, gracias al que se mantendrá el régimen regulado del río, y se crearán dos senderos transitables laterales que en forma de zigzag sobre el que se implantarán especies vegetales de ribera adaptadas a las características del río.
También se van a eliminar las compuertas del río, que contribuyen a que los regantes sigan utilizando el riego y evitar los peligros de inundación. Para que puedan desaparecer "se generará una infraestructura en V en el fondo para que circule el caudal con potencia". Se ha consultado con Emasagra y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para el proyecto y se han identificado zonas donde se puede aliviar agua para que no haya inundaciones con esa eliminación de las compuertas.
Características del río
El Genil es un río mediterráneo muy transformado. Décadas atrás se pretendió hacer de él un Sena, por lo que se transformó a una gran llanura aluvial. Y los ecologistas advierten también de que, como también se pretendía, este río en Granada no es navegable: "nunca lo fue, y tan solo admitiría alguna pequeña embarcación de tipo deportivo-recreativo bajo unas condiciones de caudal que no es posible mantener durante todo el año, y cuyo mantenimiento, de impulsarlo estacionalmente, tendría un muy elevado coste económico". El mantenimiento de un calado constante que permita la navegación genera la acumulación de suciedad, los procesos de pudrición y de generación de malos olores y la explosión de mosquitos. Ese modelo es totalmente incompatible con el río Genil. Es sencillamente imposible conseguir un escenario fluvial de ese tipo manteniendo unas condiciones razonables de calidad de las aguas y salubridad. De
hecho, estas circunstancias se pueden observar ya en cierta medida en la actualidad en el tramo de salida de la ciudad, aguas abajo, donde la represa de almacenamiento para la captación de la acequia de riego existente, permanece durante el verano levantada, almacenando el agua.
Debe admitirse definitivamente que restaurar un río como el Genil no es lograr que circule agua por su cauce con un caudal constante, sino que es más bien conseguir que recupere su dinámica o “personalidad” natural de crecidas y estiajes, bajo las condiciones controladas que en cualquier caso impone la regulación por parte de la presa de Canales, situada aguas arriba, recogían los ecologistas en su informe.
La solera, el gran problema
El principal problema que consideran los ecologistas que hay que eliminar es la solera de hormigón. Habría que partir de la situación actual de encauzamiento de 25 metros de ancho y muros de 9 metros de altura, una estructura encauzada formada a mediados del siglo pasado que no puede tocarse. No así la solera de hormigón, que sí ven prescindible y que sería la principal actuación junto a otras de recuperación ambiental.
Sobre esto, el concejal de Urbanismo, ha dicho que hay una parte de solera que no puede eliminarse y que tampoco se puede poner tierra porque se la lleva el agua y hay que poner un material que tenga capacidad de sujetar el firme que se le de al río. Con todo, ha dicho que mantienen y mantendrán reuniones con los ecologistas sobre el proyecto.
El plan de los ecologistas pasa porque el cauce del río disponga nuevamente en sus orillas de unas franjas mínimas de vegetación de ribera. También mejorar la función de corredor fluvial del río, de forma que tanto la corriente de agua como las orillas incrementen la conexión de los hábitats situados aguas arriba y aguas abajo del tramo que atraviesa la ciudad, y por tanto, las comunidades de flora y fauna tanto acuática como terrestre.
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