Granada es ya el destino con mayor presión turística de toda España
El porcentaje de viajeros medio anuales sobre la población residente alcanza ya el 11,7%, frente a la media del 7,4
El 55% de los visitantes se aloja en viviendas
Granada/Presión turística: ratio de viajeros en relación con la población residente y la superficie urbana de un determinado destino. Exceltur, el 'lobby' para la excelencia turística española, establece en su último informe un indicador que pone en relación el número de turistas medios anuales con la población residente de las 15 principales ciudades turísticas españolas. Y la conclusión es que Granada, con una presión turística diaria del 11,7%, es el destino urbano más masificado de toda España, superando incluso los datos de Barcelona (11,1%), la capital donde se están viviendo los episodios más evidentes de turismofobia.
El nivel de presión que sufre Granada está muy por encima de la media de los grandes destinos nacionales, donde el porcentaje de turistas sobre la población es del 7,4%. Esta ratio se ha elaborado a partir de los datos de la Encuesta de Ocupación Hotelera del Instituto Nacional de Estadística, pero también con la información de las principales plataformas P2P (peertopeer) que se dedican a la comercialización de viviendas de uso turístico, regladas o no. La presión de Granada supera en 4,3 puntos la media de los destinos, dejando muy atrás a los otros tres destinos turísticos andaluces incluidos en el estudio: Málaga, que cuenta con una presión turística del 8%; Sevilla, que está por debajo de la media con un 7,1%; y Córdoba, que apenas registra una presión turística diaria del 3,7%.
También se sitúa Granada por encima de los principales destinos urbanos nacionales. No solo registra mayor presión que Barcelona, sino que supera las medias de Madrid (4,6%), Palma de Mallorca (8,1%) y Valencia (6%).
El problema deriva, según el estudio de Exceltur, del boom que han experimentado en los últimos años las nuevas formas de alojamiento en vivienda. El organismo determina que Granada recibe cada día una media de 27.376 viajeros, de los que 12.298 se alojan en establecimientos reglados y 15.078 eligen viviendas ofertadas en las plataformas P2P. Esto significa que el 55,1% de los turistas que llegan a Granada, que llenan las calles y sus principales puntos turísticos, se decantan ya por las viviendas que agencias y particulares comercializan a través de portales como Airbnb. El 44,9% restante sí opta todavía por el alojamiento tradicional, el que ofrecen hoteles de todas las estrellas, hostales y albergues.
Aunque la presión se haya elevado como consecuencia del avance de los pisos turísticos, en este caso Granada no es el destino que registra mayor desequilibrio entre los clientes de hoteles y de viviendas. Mucho más evidente es el caso de Málaga, por ejemplo. Aunque su presión es bastante inferior a la de Granada, la carga turística está mucho más relacionada con las viviendas que con los hoteles, ya que el 75,5% de los turistas que visitan el destino cada día elige este tipo de alojamiento.
El informe de Exceltur indica que el peso de estas viviendas en la estructura turística del destino también es superior en ciudades como Alicante (67,8%), San Sebastián (66,7%), Palma de Mallorca (65,8%), Las Palmas de Gran Canaria (60,6%), Sevilla (60,5%) y Valencia (60,3%).
El estudio señala en este sentido que "el principal factor determinante del aumento de la presión turística en las ciudades españolas es la conversión de viviendas en alojamiento turístico", advirtiendo de que "las ciudades donde se ha producido una mayor contestación social al turismo son aquellas con un porcentaje importante" de este tipo de viviendas.
Eso explica el hecho de que, aunque en términos numéricos Granada sea la ciudad sometida a mayor presión, no sea un destino en el que se ha desarrollado la 'turismofobia' que sí viene produciéndose en los últimos años en capitales como Barcelona, que ha hecho tristemente famoso el lema "tourist go home".
El presidente de la Federación Provincial de Empresas de Hostelería y Turismo de Granada, Trinitario Betoret, explica que el dato de presión turística que aporta el informe de Exceltur no es traducible, al menos en el caso de la capital, a situaciones de tensión entre los ciudadanos y los viajeros. "En Granada la presión turística, los flujos de viajeros, se llevan mucho mejor que en otras ciudades, donde sí que hay problemas de convivencia", indica Betoret, apuntando que "en la capital no existe esa disyuntiva" ni ese rechazo al viajero.
Con todo, desde la Federación de Hostelería se sigue trabajando para que esto siga siendo así, presionando par que se habiliten mecanismos de control de los alojamientos responsables del boom turístico que se ha experimentado en los últimos años. "Estamos trabajando para que lo que es legal, sea legal, y para que lo ilegal se persiga, se sancione y, llegado el caso, se cierre", subraya el presidente de los empresarios turísticos, que recuerda que la "presión" a la que se ve sometido un destino como Granada solo se relajará si se controlan este tipo de viviendas de uso turístico.
La propia Federación puso en marcha hace cuatro años la Mesa contra la Competencia Desleal, una oficina técnica en la que participan todas las administraciones y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para intentar avanzar en el control de los nuevos alojamientos que siguen operando de forma irregular. El pasado martes, además, el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía llegaron a un acuerdo para colaborar en la inspección de este tipo de viviendas, habitando nuevas herramientas -dentro de las competencias municipales, que son limitadas- para ejercer una mayor actividad 'fiscalizadora' de este nuevo negocio.
En cualquier caso, ante un fenómeno que supera lo local y lo regional, tanto los empresarios como las administraciones piden al Gobierno central que se involucre y cree un marco normativo unitario que sirva para hacer frente a los alojamientos alternativos ilegales de forma global. Porque el problema, como apuntaron los empresarios, ya no es solo turístico, sino que tiene implicaciones en la propia configuración de las ciudades, en la calidad de vida de los barrios y en la 'supervivencia' del centro como lugar residencial no exclusivo para los viajeros.
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