Cuando Granada fue una isla entre el Mediterráneo y el Atlántico
UGR
Un grupo internacional de científicos, entre los que está el investigador de la UGR Francisco Javier Rodríguez Tovar, estudia los efectos del cierre del estrecho de Gibraltar hace millones de años
Un grupo de científicos a bordo del buque americano Joides Resolution participaron desde el 11 de diciembre hasta el 9 de febrero en la Expedición 401 del International Ocean Discovery Program (Programa Internacional para el Descubrimiento de los Océanos), que persigue conocer la evolución tectónica y cierre progresivo del estrecho de Gibraltar y el impacto que esto ha supuesto en el mar Mediterráneo, en la circulación marina con el Atlántico y en el clima global.
En la actualidad, el intercambio de agua marina entre el Mediterráneo y el Atlántico se produce exclusivamente a través del estrecho de Gibraltar. Hace unos 8 millones de años, sin embargo, había dos estrechos y un archipiélago de islas. Por un lado un pasillo sur y otro otro estrecho en lo que ahora es la cuenca del Guadalquivir, explica el profesor de la Universidad de Granada (UGR) Francisco Javier Rodríguez Tovar. Este investigador, catedrático de Paleontología fue seleccionado para participar en este proyecto debido a su especialización en el estudio de las trazas fósiles, “las huellas que dejan los organismos en los sedimentos”, disciplina denominada icnología. Del análisis de las trazas logradas en este proyecto se puede determinar qué, cómo y cuándo ocurrió entre hace 8 y 5 millones de años.
La misión científica del programa internacional de descubrimiento de los Océanos, desarrollada bajo el nombre IMMAGE (Investigating Miocene Mediterranean-Atlantic Gateway Exchange, Investigación del intercambio mediterráneo-atlántico del Mioceno), ha reunido en el buque oceanográfico a 27 científicos de todo el mundo con el objetivo de investigar la evolución del estrecho de Gibraltar y los estrechos subbético y rifeño desde hace 8 millones de años.
Durante los dos meses de navegación, el programa ha realizado una serie de sondeos en el mar profundo a ambos lados del estrecho de Gibraltar, uno frente a la costa de Portugal, otro a la altura de Cádiz y el tercero en el mar de Alborán, frente a Marbella. Además, en los próximos años se realizarán dos sondeos en lo que fueron los antiguos estrechos hoy enterrados por varios cientos de metros de sedimentos, uno de ellos en la cuenca del Guadalquivir, al oeste de Sevilla y otro en la cuenca sur-rifeña, al norte de Marruecos. La segunda parte de este gran proyecto anfibio ha sido ya financiada por el Programa Internacional de Perforación Científica Continental (ICDP).
Ambas conexiones se fueron cerrando paulatinamente debido a la elevación tectónica de la cordillera Bética en Andalucía y de la cordillera del Rif en Marruecos. “Hubo un momento, hace entre 5,5 y 6 millones de años, en el que el estrecho se cerró. No había intercambio de agua” entre los dos mares.
El agua aportada anualmente por los principales ríos que vierten al Mediterráneo no era suficiente para compensar el agua que se perdía por evaporación, por lo que el nivel del agua comenzó entonces a descender hasta llegar a unos 1.500 metros por debajo del nivel actual. Paralelamente, la salinidad fue subiendo, alcanzándose salinidades superiores a las que existen hoy en el mar Muerto. “Los yesos de Sorbas se produjeron por la desecación parcial del mar”, explica el investigador de la UGR.
Eso afectó a la dinámica de las guas y a la vida en la zona, que experimentó una crisis sin precedentes. El resultado final fue el depósito de una gran capa de sal de más de 2 kilómetros de espesor que se encuentra hoy enterrada por cientos de metros de sedimentos y una capa de agua de 3.000 metros en lo más profundo de la cuenca Balear, así como en la cuenca argelina y en el Mediterráneo oriental, un evento que se conoce como la Crisis de salinidad del Mediterráneo.
“El objetivo es conocer qué paso antes del cierre, durante y después”, añade Rodríguez Tobar. Ese proceso introdujo cambios en las corrientes e incluso en el clima de hace millones de años.
La crisis de Salinidad del Mediterráneo terminó hace 5,3 millones de años, cuando el nivel del agua en la zona Atlántica subió por encima de Gibraltar e inundó de forma repentina todo el Mediterráneo, evento conocido como la Inundación Pliocena. En las investigaciones que lleva a cabo este investigador de la UGR se analizarán los registros extraídos en los sondeos realizados en esta expedición, “testigos de sondeos que nunca se habían obtenido en el mar de Alborán”, destaca el profesor.
El próximo mes de julio los científicos participantes en la expedición se reunirán en la ciudad alemana de Bremen para muestrear el repositorio de sondeos. Cada uno de los especialistas realizará su investigación y posteriormente habrá una puesta en común que lanzará conclusiones sobre aquel evento. “Es un estudio de largo recorrido pero por la calidad del sedimento en los primeros resultados se ve que se va a logar información inédita, muchos resultados”, se felicita Rodríguez Tovar, que fue seleccionado entre científicos de todo el mundo para este proyecto por sus aportaciones a la icnología. Coliderada por las doctoras Rachel Flecher (Universidad de Bristol, Reino Unido) y Emmanuelle Ducassou (Universidad de Burdeos, Francia), la expedición integra a expertos procedentes de más de 15 países.
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