Un estudio hecho en Granada confirma el potencial preventivo de la dieta mediterránea frente a algunos cánceres
Ciencia
Los resultados refuerzan la idea de que las recomendaciones nutricionales deben tener en cuenta patrones generales más que alimentos individuales
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Tres estudios internacionales liderados por investigadores de la Escuela Andaluza de Salud Pública, con sede en Granada, han confirmado el potencial preventivo de la dieta mediterránea frente al cáncer de próstata, mama y colon-recto.
Las investigaciones se enmarcan en el proyecto EPIC (Estudio Prospectivo Europeo sobre Nutrición y Cáncer), que coordina la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y que se desarrolla en diez países europeos, entre ellos España.
Su objetivo es investigar la relación entre dieta, estado nutricional, estilos de vida, factores ambientales e incidencia de diferentes tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas.
Los tres trabajos los ha desarrollado un equipo de investigadores Miguel Rodríguez Barranco y María José Sánchez, de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y del Área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), junto a otros centros EPIC-España.
Los resultados refuerzan la idea de que las recomendaciones nutricionales deben tener en cuenta patrones generales de dieta más que alimentos individuales, y confirman que adoptar hábitos dietéticos que se alejan del patrón de dieta occidental en favor de una dieta mediterránea podría reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata, mama y colon-recto.
Las participantes en el estudio con una alta adherencia al patrón de dieta occidental mostraron en los tres estudios publicados el doble de riesgo de desarrollar un cáncer de próstata agresivo, un 37 % más de riesgo de padecer un cáncer de mama y un 53 % más de riesgo de tener cáncer colon-recto.
Por otro lado, los participantes con adherencias altas al patrón de dieta mediterránea presentaron un 16 % menos de riesgo de desarrollar un tumor maligno en el colon y recto que aquellos con adherencias bajas.
"Creemos que el aumento de la disponibilidad de alimentos procesados en las últimas décadas, junto con la menor disponibilidad de tiempo para la cocina tradicional, podría haber modificado la dieta de los individuos que presentaban una alta adherencia a dieta mediterránea al inicio del estudio, en la década de los años 90", ha explicado la investigadora Adela Castelló.
Este dato ha provocado que el factor protector de la dieta sea inferior al de estudios anteriores.
La investigadora de la EASP y coordinadora del estudio, María José Sánchez, ha añadido que se están actualizando los datos de dieta y otros estilos de vida de los participantes, lo que permitirá explorar esta hipótesis en futuros trabajos.
El proyecto EPIC-España, nacido hace más de 30 años, reclutó en España a más de 41.000 personas sanas, a las que se ha realizado seguimiento y sobre las que se ha recogido datos antropométricos, sociodemográficos, de actividad física, dieta, consumo de alcohol y tabaco, etcétera.
Esta información se ha cruzado con la de diferentes registros de cáncer de población a lo largo de los años para analizar, como en este caso, la relación entre alimentación y cáncer.
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