Granadinas y cordobesas en el arte

El gusto del artista por las escenas orientalizantes y de ambiente gitano le llevaron a buscar modelos en Andalucía, que se conviertiron en obras que aclaman la belleza de nuestras mujeresMañana se cumple el cincuenta aniversario de la muerte de Anglada Camarasa, el pintor catalán que inmortalizó la belleza de granadinas y cordobesas, como ya hizo Julio Romero de Torres

1. Córdoba Judía (1913) de Julio Romero de Torres. 2. Granadina de Anglada Camarasa. 3. María Teresa López 'La Piconera' 4. Monumento a la mujer cordobesa en la Plaza de Colón. /Fotos: J. L. Delgado
1. Córdoba Judía (1913) de Julio Romero de Torres. 2. Granadina de Anglada Camarasa. 3. María Teresa López 'La Piconera' 4. Monumento a la mujer cordobesa en la Plaza de Colón. /Fotos: J. L. Delgado

Se cuentan por docenas los pintores que han encontrado preciosas modelos de granadinas y cordobesas para inmortalizarlas como obras de arte. Uno de ellos, tal vez menos conocido por no ser precisamente andaluz, es el catalán Hermenegildo Anglada Camarasa, del cual se cumple mañana el 50 aniversario de su muerte en Mallorca.

En la Diputación de Barcelona se conserva un óleo de casi dos metros de altura que lleva por título Granadina, pintado en 1914. Preciosa obra que representa a una guapa y sensual mujer morena envuelta en un colorista mantón de Manila de llamativo estampado floral. De similares características es su otra obra titulada Gitana cordobesa. No escatima el pintor piropos con su pincel ni colores con su paleta para aclamar la belleza de nuestras mujeres. Justo es dedicarle este modesto recuerdo.

Anglada Camarasa fue uno los muchos artistas que sufrió exilio; se marchó a Francia entre 1936 a 1947, pero a cambio tuvo oportunidad de codearse con los representantes de la últimas corrientes pictóricas del momento. Su gusto por escenas orientalizantes y de ambiente gitano le llevó a buscar modelos en Andalucía. El final de su vida lo pasó retirado en Pollença donde murió el 7 de julio de 1959, pintando casi exclusivamente paisajes mallorquines y bodegones de flores y frutas.

Con el mismo título de Granadina nos dejó también una obra de casi las mismas proporciones el pintor granadino José María López Mezquita. Un precioso óleo que recoge a una bella paisana de blanco inmaculado sentada en su carmen rodeada de flores, yedras y macetas de aspidistra.

Tal vez quedan ya pocos granadinos que recuerden que López Mezquita, junto al otro José María (Rodríguez Acosta), fuera uno de los más representativos pintores granadinos de las primeras décadas del siglo XX. Y hubo muchos más. Yo no sé si este capítulo de nuestra historia del arte se le está enseñando a nuestros jóvenes. Pero López Mezquita llegó a ser académico de San Fernando en Madrid, de las Academias de Lisboa, Amberes y Cuba; y hasta le hizo un retrato al rey Alfonso XIII.

LA MORENA DE LA COPLA

Pero no se quedan atrás los cordobeses, porque la proverbial belleza de sus mujeres quedó bien patente en la obra de Julio Romero de Torres, al que se le asocia como pintor de la mujer morena cordobesa. Los mundos del arte y de la copla española se unen para valorar la imagen idealizada de la mujer andaluza con los ejemplos más representativos recogidos en la canción de Agustín Lara Granada, en la que compara la ciudad con esa "mujer que conserva el embrujo de los ojos moros"; y en la letra del maestro Jofré cuando escribió aquello de "pintó a la mujer morena, con los ojos de misterio y el alma llena de pena", refiriéndose a las cordobesas de Romero de Torres.

Fue su modelo aquella María Teresa López, la "Chiquita piconera", tan criticada y calumniada, la que figuró tantos años en los antiguos billetes de 100 pesetas; guapa como ella sola. O era esa otra Dolores Castro "Dora" la que sirvió para ilustrar la etiqueta del anís La Cordobesa. O las cordobesas que compusieron el Poema de Córdoba que hoy exhibe el Museo de Julio Romero de Torres. Visita, por cierto, de obligado cumplimiento.

El monumento a la belleza de la mujer cordobesa que José Manuel Belmonte Cortés levantó en la Plaza de Colón de aquella preciosa ciudad es otro grandioso homenaje; sin querer olvidar el que el pueblo de Armilla levantó a la mujer; vaya para ellos y para Anglada Camarasa en el cincuenta aniversario de su muerte nuestro recuerdo; obras de arte tan bellas dedicadas a estas maravillas de la naturaleza que son las mujeres debían ayudarnos a saberlas querer, valorar y respetar bastante más.

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