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LOS ROSTROS DEL I+D+I
EN Europa hay una tarta de casi 77.000 millones de euros destinada a la investigación. Los científicos, empresas e instituciones de todos los países aspiran a conseguir una porción, a ser posible grande, dado que los recursos económicos internos han escaseado mucho en los últimos años. Este programa europeo con nombre de producto químico, H2020 (Horizonte 2020), está en el punto de mira de la Universidad de Granada, que ante las importantes dificultades económicas que atraviesa, está activando a sus investigadores para aspirar a cuantas convocatorias sean posibles.
"Hay mucha gente en la UGR que puede optar con garantías, pero hasta ahora ni se lo habían planteado porque suelen estar muy ocupados y esto requiere un gran esfuerzo extra", explica el director de Gestión de la Oficina de Proyectos Internacionales de la Universidad, José Antonio Carrillo. Cursos, asesoría, apoyo de técnicos que buscan convocatorias y saben redactar proyectos... Los investigadores de la UGR van a ser reclutados a base de motivación, herramientas y ayuda para sacar mejor partido a su trabajo. Esa oficina contará este año con seis personas más, que rastrearán talento en la UGR y oportunidades para obtener fondos.
¿Qué es el Horizonte 2020?
La Unión Europea pone en marcha una serie de planes plurianuales para financiar e incentivar la investigación y la innovación. Se llaman Programa Marco y ya han finalizado siete ediciones. La actual, que se desarrollará desde 2014 a 2020, ha sido bautizada con ese nombre apocalíptico que hace referencia al año de finalización. También se diferencia de los programas anteriores en el mayor esfuerzo económico, pues ha pasado de 55.000 millones a casi 77.000 millones de euros. Es la gran fuente de recursos para la investigación en estos momentos. La UGR obtuvo del anterior Programa Marco 17,9 millones de euros a través de 66 proyectos seleccionados. En el año y medio transcurrido del nuevo H2020, ya ha conseguido fondos para 24 proyectos por valor de 5,8 millones de euros. El objetivo es, al menos, duplicar la financiación del período anterior.
En el H2020 se incluyen multitud de ayudas diferentes cuyas convocatorias se van sucediendo, desde la ciencia básica hasta su aplicación al mercado. También hay ayudas para iniciativas más individuales y otras para grandes proyectos consorciados en los que colaboran instituciones, investigadores y países diferentes.
Uno de los objetivos estratégicos del H2020 es la búsqueda de la excelencia en la ciencia, de modo que la UE pueda mejorar su posicionamiento en el mundo científico de cara a ese horizonte de la próxima década. Para ello se mantienen una serie de ayudas que se llaman Marie Curie, para apoyar el desarrollo de actividades de formación, movilidad, cualificación o construcción de infraestructuras de investigación. A Granada han llegado varias ayudas de este tipo, como la de la Noche de los Investigadores.
En el H2020 ha sobresalido el refuerzo de la dotación al Consejo Europeo de Investigación (ERC), un órgano formado en exclusiva por investigadores, que tiene autonomía e independencia para decidir sobre las convocatorias, las evaluaciones... Es decir, que selecciona los proyectos de investigadores excelentes para apoyarlos en trabajos que han de ser muy novedosos, mediante financiación a largo plazo.
Hay varias modalidades de ayudas con dotaciones diferentes, en función del perfil del investigador principal: Starting Grants, Consolidator Grants o Advanced Grants.
La primera categoría, que es la más básica de las tres, ya supone un espaldarazo espectacular para el investigador que la obtiene, para su grupo y para la institución en la que trabaja. Recibe 1,5 millones de euros destinados a desarrollar su proyecto en 5 años y con esos fondos puede contratar a personal o comprar los equipos necesarios.
La Universidad de Granada ha conseguido en su historia dos Starting Grants. La primera, obtenida por el físico Daniel Rodríguez Rubiales en 2011, ya está en su fase final (era del anterior Programa Marco de la UE); y la segunda acaba de ser adjudicada a Araceli González Campaña, una joven química que está en su primer año de contrato Ramón y Cajal en la UGR.
"Dicen que la gente no pide ayudas, pero hay que disponer de las circunstancias que te lo permitan. Tenemos horas de docencia, le dedicamos tiempo a los estudiantes a cargo y hay que tener una estabilidad laboral y no tener la presión de ser tan productivos durante el tiempo de preparación", explica Araceli González, que hace hincapié en la complejidad del proyecto a presentar, con una idea novedosa que ya haya dado algunos frutos: "Esto no se puede delegar, tienes que presentar lo mejor que seas capaz de hacer tú".
La reducción de fondos destinados a investigación en cada país ha hecho que todos los científicos y gestores miren a Europa, lo que ha aumentado la competitividad. El responsable de la Oficina de Proyectos Internacionales de la UGR asegura que la tasa de éxito en las convocatorias europeas de ayudas ha descendido de un 20 a un 10%. Por eso el objetivo es presentar más proyectos y que éstos estén mejor preparados.
La Universidad de Granada se ha fijado como objetivo el refuerzo de las peticiones al ERC. Para ello hay un trabajo de detectar quiénes son los investigadores con más posibilidades e ideas propicias, incentivar a los cajales (los que tienen contratos Ramón y Cajal) y poder optar no solo a las Starting Grants, si no también a las otras modalidades superiores. Las Consolidator Grants son para ayudar a que los investigadores cuyo título de doctor tenga entre 7 y 12 años de antigüedad puedan consolidar un grupo de investigación liderado por ellos. Tienen 2 millones de euros de financiación y 5 años de duración.
Las Advanced Grants son para investigadores senior con al menos 10 años de experiencia y están dotadas con cantidades entre los 2,5 y los 3,5 millones de euros. Éstas son las más complicadas. Daniel Rodríguez, que está terminando su Starting Grant, explica que le gustaría poder optar a una Advanced dentro de 4 o 5 años, no ahora, porque "para pedirlo hay que hacerlo con garantías". Para acceder a esto ya no solo tienen que ser buenos y garantizar el futuro impacto de sus proyectos en la sociedad, también necesitan una estructura organizativa y de gestión importantes como aval.
Los problemas generalizados que expresan los investigadores a la hora de presentar proyectos tienen que ver con la logística y la burocracia. Araceli González, por ejemplo, que ha obtenido la mayor aportación económica para la UGR en los últimos años, trabaja en una mesita de medio metro junto a un puerta. Pero lo toma con normalidad y se toma con humor las estrecheces de todo su grupo, al que debe el apoyo para haber presentado su trabajo en Europa. Pero sí espera que se acelere la búsqueda de un espacio para desarrollar su proyecto. De hecho, ha pedido que se retrase todo lo posible el inicio a la espera de que entre el Vicerrectorado y el Decanato encuentren un hueco en la Facultad de Ciencias que le permita contratar a gente e instalar equipos con los que trabajar.
Mientras preparaba su proyecto, la joven química asistió a varias charlas para motivar y explicar cómo pedir las ayudas ERC. Una de ellas la impartió precisamente Daniel Rodríguez, que en ese momento era el único de la UGR que lo había conseguido. Después ha hablado con él también para constatar lo que ya ha empezado a experimentar, que es la carga de burocracia que este tipo de ayudas conlleva. "Tenemos que apartar un poco la investigación para ser gestores", dice Araceli González, aunque quien lo ha sufrido ya durante algunos años es el profesor Rodríguez, que ha tenido que aprender hasta a sacar concurso públicos para la compra de material. Sostiene que "lo peor no es redactar los proyectos, si no la justificación, los informes y todo lo que viene después".
Otra tarea es la relación con los proveedores, complicada por las dificultades de la Universidad para pagar a tiempo, debido a la deuda atrasada de la Junta de Andalucía. El dinero que obtienen estos investigadores es para ellos y sus trabajos, pero se ingresa en las arcas de la institución en la que trabajan y los pagos a sus suministradores se hacen por la vía normal de cualquier proveedor de la UGR. Cuando sus trabajos dependen de la llegada de material de países donde suelen cobrar antes del mes, los investigadores tienen incluso dificultades para conseguir que les sigan surtiendo.
Cuando la nueva rectora, Pilar Aranda, y su vicerrector de Investigación, Enrique Herrera, llamaron a este científico para darle su apoyo y conocer sus necesidades, Rodríguez no reclamó despacho propio, ni siquiera sacar de las mazmorras de la Facultad su laboratorio, que es el más puntero de España en la materia. Pidió que pagaran a sus proveedores facturas pendientes.
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