La Huertecilla de Cónchar, un restaurante al que gusta volver

Cuando se conoce a Francisco Morales y a su mujer Antonia Jiménez, a nadie le extraña que todo comenzara con un puesto de helados que abrieron en la terraza de su casa. Ponen tanto cariño y buen humor en cada cosa que hacen que a los helados les siguieron refrescos y cervezas que había que acompañar con una tapa. Así que Francisco dejó su camión, Antonia se metió en la cocina y el negocio fue creciendo hasta convertirse en un gran restaurante, La Huertecilla de Cónchar. Un negocio que a día de hoy tiene zona de bar con buenas tapas, dos comedores interiores ambos con chimenea y una estupenda terraza con preciosas vistas.
Es un negocio familiar donde también trabajan los hijos mayores de este matrimonio, Francisco Javier y Jesús. El pequeño, Jaime, estudia Ingeniería. Encarni es una de las cocineras.
La comida es casera y muy buena y el trato, cariñoso y familiar. En esta época del año los naranjos, limoneros y mandarinos alegran el paisaje con los colores preciosos de sus frutos. Contrastan con el blanco del Pico del Caballo, la verdad es que en no tantos lugares del mundo pueden recogerse mandarinas, mientras la nieve brilla casi al alcance de la mano.
Cónchar, muy cerca de Granada pertenece ya al valle de Lecrín y la dulzura del clima permite que los cítricos sean generosos. Las verduras y frutas que se sirven en el restaurante vienen directamente de la huerta de la casa. También los aguacates.
Merece la pena hacer una ruta de senderismo por este pueblo. Conocer el mirador del Baño, cruzar el Río Dúrcal, llegar a los Baños de Urquizar y deleitarse con la belleza de la cascada del Arroyo del Alcázar. Desde la Atalaya de Cónchar, a 785 metros de altitud se divisa una espléndida panorámica del Valle de Lecrín. Si continuamos bajando llegamos a la Rambla de Cijancos, donde puede verse el nacimiento del Arroyo del Alcázar. Un largo paseo que puede durar incluso 4 horas si quiere verse todo y que merece terminar reponiendo fuerzas en la Huertecilla. Bien con el menú de la casa, que por 9 Euros es muy generoso y cambia constantemente o eligiendo cualquier opción de la carta.
Para esta época del año yo recomendaría la olla de hinojos o de col y el arroz caldoso, platos calentitos, sanos, de toda la vida y muy nuestros. La calabaza con chorizo también es muy rica para compartir, tiene un color que da optimismo. El remojón de Cónchar con tomate seco y naranja es un buen entrante, original y diferente a los remojones de otras zonas de Andalucía. Las croquetas son buenas. De postre es obligado probar los Danielillos, una especie de hojaldrina típica del pueblo que se puede acompañar con licor de hierbas. El obrador está muy cerca de La Huertecilla y todas las calles cercanas huelen deliciosamente a masa y azúcar. Los Danielillos son perfectos para comer o regalar en Navidad. También recomiendo las peras al tinto. Por cierto, los amantes del mosto que tomen nota porque el domingo 3 de enero es la fiesta del mosto de Cónchar. Se celebra a partir de las doce de la mañana.
Uno de los clientes a los que se recuerda con más cariño es a Enrique Morente. Vino con su hija Estrella, comieron bacalao con tomate en los toneles que hay en la puerta, sin ni siquiera sentarse y conquistaron a todos con su sencillez y buen trato. Los días de diario, la Huertecilla es tranquila, pero en fin de semana y días de fiesta es recomendable reservar. Desayunar aquí contemplando las vistas es una excelente manera de empezar el día. Están en redes sociales.
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